Impacto en el tango por el truco secreto de Carlos Gardel

Quién fue el colaborador musical "oculto" que tenía la tarea de traducir al pentagrama las melodías creadas por el destacado cantor de tango.

28 de enero, 2025 | 19.54

La historia Carlos Gardel está llena de personalidades destacadas del tango como Alfredo Lepera, José Razzano o Enrique Santos Discépolo, pero también hay un destacado colaborador musical que fue clave en el éxito que alcanzó en Estados Unidos y pocos conocen. Como el Zorzal Criollo no sabía escribir música, esa tarea recaía en un director de orquesta que traducía al pentagrama las melodías creadas por el histórico cantor.

Para la segunda película que Carlos Gardel estaba por filmar en Paríspara la empresa productora Paramount, se necesitaba un guionista con mucha urgencia. Allí surgió el nombre de Alfredo Le Pera, quien se sumó rápidamente al equipo de trabajo. Además, hubo otros colaboradores en esas presentaciones en Francia como Mario Battistella y Horacio Pettorossi. 

Más tarde, ya instalados en Nueva York, el dueto Carlos Gardel - Alfredo Le Pera se encargó de crear todas las canciones de las películas, creaciones que los catapultó a la fama mundial. Ambos potenciaron sus capacidades creativas y crearon una veintena de canciones que siguen vigentes y siguen en el repertorio de solistas y orquestas de todo el mundo en la actualidad.

"Mi Buenos Aires querido", "Por una cabeza", "El día que me quieras", "Cuesta abajo", "Soledad" y "Volver" son algunas de las piezas más destacadas y recordadas del dúo. Y si bien al comienzo de su carrera Carlos Gardel creó música para numerosas letras, la última etapa de su vida se reveló como un compositor sobresaliente. Pero como no sabía escribir música, esa tarea recaía en su colaborador musical. Fue Terig Tucci quien traducía al pentagrama las melodías creadas por el Morocho del Abasto.

Aunque Gardel no tenía esa educación musical, compensaba todo con su talento innato y una percepción melódica que sus colaboradores admiraban. Como bien cita Walter Santoro, de la Fundación Internacional Carlos Gardel, el propio cantor lo reconocía en sus cartas: “No entiendo mucho de notas ni de técnica, pero tarareando aquí y sugiriendo allá, compongo con la ayuda de alguien que toque el piano”. 

El truco de Carlos Gardel con su colaborador para componer tangos

“En mi caso, cuando tengo que componer un tango o un vals, la primera cosa que hago es compenetrarme bien de la situación, de los motivos que dan impulso a la acción, y de ellos procuro sacar el grado de sentimiento o de alegría que debe inspirar la canción”, aseguraba Gardel en sus escritos, donde también detalló: “Sin pensar en las palabras, comienzo a tararear a media voz hasta que doy con la melodía apropiada para la ocasión”. 

Llamo entonces a mi simpático compañero y amigo Alfredo Le Pera y con su ayuda y la del pianista, inmediatamente compongo la melodía definitiva, como también la letra. A veces, eso nos demanda una o dos horas, y en algunas ocasiones la falta de inspiración nos obliga a suspender el trabajo para reiniciarlo al día siguiente”, completaba el cantor, sobre su labor artística.

Carlos Gardel y Alfredo Lepera formaron una de las duplas más famosas de la historia de la música argentina.

 
Mientras que Terig Tucci estuviera presente para transcribir al papel las melodías de Gardel no había problema, pero si se le ocurría alguna melodía y no estaba el músico, eso se perdía. “Anoche, después de acostarme, se me ocurrió una idea para una linda melodía de tango. La canté y volví a cantarla veinte veces para que se grabara en mi mente... y hasta lo desperté a Le Pera para cantársela y para que me ayudara a recordarla cuando vos llegaras...”, le relataba al músico que pocos conocen. 

Para evitar ese inconveniente, Terig Tucci inventó un sistema anotación que ayudaría a Gardel a retener la música que le llegaba a su voz. El Zorzal tenía una costumbre de buscar en las teclas del piano las notas de su canción, un fragmento, generalmente tres o cuatro compases. Al encontrarlas colocaba en ellas pedazos de papel, dispuestos por orden alfabético. 

Por ejemplo: comenzaba con la primera nota de la melodía y le ponía la letra A, a la segunda la letra B, a la tercera la C y así sucesivamente. Para determinar la duración de las notas maquinó un sistema con números: una semicorchea llevaba debajo de la letra el número 1, una corchea el número 2, una negra el 3 y una blanca el 4.

Gardel comprendió el sistema y a partir de entonces, todas las mañanas, al llegar a la casa del cantor, Tucci encontraba el piano “empapelado” con alguna melodía que se le había ocurrido la noche anterior y que ya se le había olvidado. Sin embargo, se podía refrescar gracias al nuevo truco. Sobre el final del film “El día que me quieras”, Gardel canta el tango “Volver”, una canción que precisamente compuesto a través de este curioso sistema de anotación musical.