En el último medio siglo, las vacunas evitaron 154 millones de muertes

Según un trabajo que se publicó en The Lancet, además promovieron un descenso del 40% en la mortalidad infantil mundial 

29 de enero, 2025 | 00.05

En 1974, el año en que se descubrió el fósil de Lucy, que cambiaría nuestra visión sobre la evolución humana, la Organización Mundial de la Salud (OMS), a pedido de sus miembros, lanzó un Programa Ampliado de Inmunización (PAI) para que todos los países, independientemente de su nivel de ingresos, pudieran acceder a las vacunas que les permitirían prevenir 14 infecciones. Ocupado con la crisis del petróleo y la dimisión de Richard Nixon tras el escándalo de Watergate, el mundo seguramente habrá prestado poca atención a esta noticia; sin embargo, medio siglo más tarde el balance de esta iniciativa arroja resultados extraordinarios. 

De acuerdo con el análisis de un grupo internacional liderado por Andrew Shattock, del Instituto de Medicina Tropical y Salud Pública de Basilea, y colegas, que se publicó en The Lancet (https://www.thelancet.com/action/showPdf?pii=S0140-6736%2824%2900850-X), las vacunas fueron la intervención de salud pública más importante de los últimos 50 años. Usando un conjunto de modelos matemáticos y estadísticos para cuantificar el impacto de este programa desde sus comienzos, ellos estimaron que evitó 154 millones muertes, incluidas 146 millones en menores de cinco años. Por cada muerte evitada, se ganaron en promedio 66 años de salud plena, sin las secuelas que dejan estas enfermedades. También calculan que promovió un 40% de disminución de la mortalidad infantil mundial (un número que en África alcanza el 52%). Es decir, que un chico de menos de 10 años tiene un 40% más de probabilidades de sobrevivir hasta su próximo cumpleaños en comparación con un escenario hipotético sin vacunas.

(GENTILEZA AÍDA STERIN PRYNC)

Solo “la antisarampionosa salvó 94 millones de vidas –escribe Tara Haelle en un artículo especial de Nature con motivo de los 50 años de vacunación ampliada (https://media.nature.com/original/magazine-assets/d41586-024-03412-3/d41586-024-03412-3.pdf)–. La inmunización es la intervención más equitativa que existe, alcanza a todos en todo el mundo. Incluso aquellos que no tienen acceso al teléfono o al inodoro se las arreglan para hacer vacunar a sus hijos (…) Por cada dólar invertido en inmunización, se obtienen 54 de beneficio, y liberan tiempo y esfuerzo para dedicarlos a otras enfermedades. Desde el punto de vista del costo-beneficio, es la mejor inversión y la puerta de entrada al sistema de salud”.

“El poder de las vacunas en la prevención de la enfermedad, la discapacidad y la muerte comienza a revelarse con la primera: la antivariólica (que además le proveyó al idioma la palabra ‘vacuna’) –destaca Mirta Roses, infectóloga, epidemióloga y ex directora de la Organización Panamericana de la Salud, el organismo de salud pública más antiguo del mundo–. Se estima que la llegada de los conquistadores a América causó alrededor de seis millones de muertes en los primeros 300 años. La Real Expedición Filantrópica Balmis-Salvany de 1803-1806, encomendada por Carlos IV para llevar la vacuna a las colonias del Nuevo Mundo, llegó a Buenos Aires en 1805 y Saturnino Segurola fue encargado de administrarla a la población. Hoy esa enfermedad se erradicó del planeta gracias a la inmunización universal”.

Retrato de Edward Jenner

Se trata sin duda de un logro sin igual. Desarrollada por Jenner en 1796, debió pasar más de un siglo y medio para que los sanitaristas decidieran lanzarse a la erradicación total. En 1967, la OMS inició una década de campañas intensivas y monitoreo de la enfermedad. En 1977 se registró el último caso en Somalía. Pero aunque se intentó replicar este éxito con otras, esa meta fue esquiva. Desde que se estableció el programa para erradicar la polio, los casos disminuyeron un 99%, pero el 1% que queda lleva décadas sin poder eliminarse, cuenta Haelle. 

Con los años, los programas de la OMS, Unicef, fundaciones y colaboraciones público-privadas fueron ampliando la cobertura de inmunización, lo que permitió reducir un 70% las muertes por enfermedades prevenibles en chicos de países de menores ingresos.

(GENTILEZA AÍDA STERIN PRYNC)

En los últimos 40 años surgieron vacunas que nos protegen de más de 20 agentes infecciosos, algunos de los cuales son incluso responsables de causar cáncer [como el virus del papiloma humano o HPV] –dice Roses–. No solo protegen a quien las recibe, sino que reducen la circulación del agente infeccioso en la comunidad. Por eso, la vacunación es un gesto de amor”. 

La última gran proeza en materia de vacunas fue la desarrollada en tiempo récord para controlar la pandemia de SARS-CoV-2, cuya primera dosis se aplicó exactamente a los once meses de que se diera a conocer la secuencia del virus.

“Desde la vacuna contra la viruela de Edward Jenner (1796) hasta el desarrollo de la primera vacuna por ingeniería genética contra la hepatitis (aprobada en 1986), pasaron 190 años. Y desde esta última hasta las nuevas plataformas de ARNm aprobadas para Covid-19 (en 2021) pasaron 35 –subraya Aída Sterin Prync, docente y consultora de biotecnología–. Esto ilustra uno de los impactos de los desarrollos biotecnológicos, la velocidad de desarrollo, de respuesta ante nuevos antígenos para proteger a la población contra nuevas epidemias”.

Pero además de prevenir patologías infecciosas, ahora las vacunas basadas en nuevas plataformas están revolucionando el tratamiento de enfermedades y abriendo puertas a avances médicos sin precedente, detalla Sterin Prync. “Tecnologías como las vacunas de ARN mensajero (ARNm), las vectorizadas [que utilizan un virus o bacteria atenuado para transportar antígenos y estimular la respuesta inmunitaria] y las basadas en proteínas recombinantes [producidas en el laboratorio] permiten un diseño más rápido, específico y seguro”, agrega. 

(GENTILEZA AÍDA STERIN PRYNC)

De acuerdo con la especialista, las vacunas de ARNm, como las desarrolladas contra el Covid-19, demostraron que es posible diseñarlas y fabricarlas en semanas, una ventaja crucial frente a emergencias sanitarias globales. Las plataformas modernas pueden ajustarse para abordar variantes de virus o incluso enfermedades específicas de manera mucho más precisa. Incluso, estas tecnologías ya no solo se limitan a infecciones virales, sino que también se exploran para tratar el cáncer, enfermedades autoinmunes y alergias. Al requerir menos pasos en comparación con las tradicionales, podrían facilitar el acceso a la inmunización especialmente a países con infraestructura limitada. Y al no utilizar el patógeno completo, se reduce el riesgo de efectos secundarios graves asociados con infecciones inadvertidas. “Estas nuevas tecnologías no solo están cambiando la forma en que enfrentamos las pandemias, sino que también representan una oportunidad para transformar la medicina preventiva y terapéutica”, destaca Sterin Prync.

Y concluye Mirta Roses: “¡No dejemos que las vacunas sean víctimas de su éxito! No permitamos que  se imponga la idea de que ‘lo que no se ve, no existe’ cuando, en realidad, no vemos esas enfermedades si logramos sostener  buenas coberturas , aceptación y cumplimiento del calendario. No retrocedamos ni rechacemos nuestro escudo protector”.