Joanna Walsh o los relatos que están detrás de las palabras

18 de abril, 2022 | 14.35

(Por Eva Marabotto) Al igual que “Vértigo'', su anterior colección de relatos, Joanna Walsh centra las historias que componen su último libro traducido al español “Mundos del fin de la palabra” en el lenguaje, por eso busca ensanchar los límites de su literatura para explorar las alternativas, las ventajas y las imposibilidades de la comunicación entre las personas, desde un registro por momentos surrealista y de mucho humor.

En su sitio personal, la británica Joanna Walsh se presenta como cuentista, artista visual, estudiante de doctorado, novelista, periodista y activista feminista en las redes sociales, en las que creó el perfil “read_women definido por la crítica como "un grito de guerra por la igualdad de trato de las escritoras". “Empecé a escribir porque había cosas en mi vida que no podía afrontar de otra forma que no fuera escribiendo”, confesó la autora tras la salida de su novela “Hotel”.

De reciente publicación, el sello Ediciones Periférica tradujo al español "Mundos del fin de la palabra", un texto que en su lengua original se publicó en 2017 y es uno de los siete libros de la autora nacida en 1970, en Reino Unido, distinguida en UK con la beca en Literatura Arts Foundation Fellowship. Los otros títulos son “Break.up”, “Fractals”, “Grow a Pair” , “Hotel”, “Vértigo” y el trabajo digital “Seed”.

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Como en toda su obra, la autora recurre en “Mundos del fin de la palabra” al absurdo y el surrealismo para describir el mundo que rodea a sus personajes. Cierto que hay algo dramático en una relación que se acaba por la imposibilidad de comunicación entre dos seres, o de triste en una mujer que espera que su amor la vaya a buscar a la estación de Berlín sin plantearse que quizás jamás llegará, o de alienante en esas dos secretarias que trabajan casi en espejo, pero el tono general con el que la autora aborda cada uno de los temas es humorístico, aunque no exento de cierta crueldad.

“Siempre envuelta en una atmósfera cómica, la realidad en los relatos de Walsh es poco fiable. La autora se recrea oponiendo realismo y fantasía, autobiografía y ficción, explora lo absurdo de estos límites, su indistinción. Sus narraciones, inteligentes y llenas de autoparodia, capturan el desorden existencial del escritor, pero también el de cualquiera que encuentre la vida real extraña y, en ocasiones, bastante irreal”, analizó la escritora Joanna Kavenna, en The Guardian.

Curiosamente, Walsh elige poner en escena la incomunicación y la disolución del lenguaje a través de relatos breves, a los que también llama “postales”, con una estructura de monólogo interior en primera persona. Así es como, si las narradoras de “Vértigo” se enfrentaban a los mandatos de género como el cuidado, la maternidad y la empatía desde el extrañamiento, las de “Mundos del fin de la palabra” están más cerca de la desesperación por sus impedimentos para comunicarse.

“Escribí muchas de las historias de Mundos… al mismo tiempo que las de ´Vértigo´. El interés por el lenguaje está presente en ´Vértigo´, al igual que el humor (me encanta cuando los lectores me dicen que lo encuentran divertido), al igual que los temas de supervivencia dentro de las relaciones y otros sistemas humanos están presentes en ´Mundos´. Es cuestión de llegar a las mismas ideas desde diferentes ángulos”, describió la autora tras la aparición de su segundo volumen de relatos.

Pero estas situaciones particulares dan cuenta además de un fenómeno que afecta a la sociedad del mundo distópico que elige narrar Walsh. “La comunicación se pasó de moda hacia la misma época que dejamos de hablarnos. Apenas si notamos cómo el silencio comenzó a causar furor”, cuenta la narradora de “Mundos del fin de la palabra”, el relato que le da nombre al libro, en el cual la gente ha dejado de intercambiar palabras y se entiende por señas o interjecciones.

En cambio en “Viajar ligera de equipaje” la voz narrativa decide adoptar un tono protocolar, como si quisiese subvertir el lenguaje e ironizar sobre ciertas comunicaciones formales: “Le escribo antes de nuestro encuentro con el objetivo de poner en su conocimiento la evolución de su envío”, advierte al comienzo y luego se despide “Sin otro particular, etc”.

Esta centralidad que tiene la lengua en la obra de Walsh se ve potenciada por la traducción que hace Vanesa García Cazorla, que es capaz de mantener los juegos de palabras, los dobles sentidos, las frases cortas y potentes y añadir nuevos sentidos con la llegada al español. De esta manera el título original “Worlds from the Word’s End” adquiere significados múltiples al transformarse en “Mundos del fin de la palabra”.

Pero no todo es reflexión sobre el lenguaje ya que la prosa de Walsh pone en cuestión el tema de la identidad con el desdoblamiento de los personajes como en “La gorda y yo: Joanna Walsh”, el paralelismo y simetría de “Dos secretarías” o la ambigüedad sobre su condición: “Hoy ellos están resplandecientes. Eso si no es demasiado sensiblero llamarlos ´ellos´, ya que ellos no son lo que parecen, solo aparentan ser ´ellos´ pero son ´esto´”, reflexiona la narradora en el primer relato “Dos”.

Al mismo tiempo, la ironía y la acidez de la mirada que la autora tiene sobre el mundo literario se traslucen en las reflexiones de los cuentos “Seres lectores” en el que parodia el esnobismo de ciertos consumidores de literatura: “Tu yo lector no lee como tú sino como un lector ideal. Poco lo distrae. Cuando imitas el aplomo de tu yo lector, el libro se te subleva, se te escapa de los dedos con un jolgorio de páginas”, y luego “Solo después de unas cuantas copas de vino (cerveza o whisky), ambos admitiréis que, a fin de cuentas, quizás en realidad no os gusten tanto los libros”. Por su parte, en “Hábitos de lectura” la autora diseña el mapa de las relaciones de sus personajes en función de sus hábitos y sus preferencias de lectura.

A su modo, cada uno de los relatos construye el universo hiperrealista e irónico en el que viven los personajes de Joanna Walsh. “Los cuentos a menudo se consideran empresas separadas, pero considero todos mis escritos como trabajos con los mismos temas, que se desarrollan y cambian a medida que avanza la escritura. Cada una de estas historias funciona como una unidad independiente, pero al mismo tiempo, tiene mucho sentido que todas compartan una colección”, argumentó la autora tras la publicación del volumen donde desnuda los mundos que hay después de las palabras.

Con información de Télam