Para Elizabeth Jelin, la vida académica y la personal no son asunto separado y eso se cristaliza en los homenajes que le hacen los investigadores más jóvenes integrantes de sus equipos de trabajo cuando le agradecen su impulso para defender un camino profesional o una agenda de temas pero también en las decisiones que cuenta que fue tomando en su familia para equiparar tareas.
Feminista y defensora de la idea de desfamiliarizar los cuidados, la socióloga es un nombre clave en la investigación sobre desigualdad social en América Latina y sobre ese camino y la lucha de los feminismos se dispuso a hablar en esta conversación con Télam.
-T: ¿Hay avances en materia de cuidados en los entramados familiares de los últimos años?
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-E.J.: En la investigación "Revertir la mirada", estudié la legislación de familia en Suecia que es igualitaria. El Código de 1972 que admiramos establece guarderías universales desde los 45 días y licencias de materpaternidad: hay un año de licencia y pueden elegir si toman 6 meses uno u otro. Sin embargo en 2005 lo que encontré es que el 85% de los días de licencia los tomaron las mujeres. A su vez, el personal que trabaja en guarderías, más del 90% son mujeres que trabajan part-time con salarios bastante bajos, las distancias salariales en Suecia eran en ese momento muy grandes. Lo que han hecho es trasladar las tareas de cuidado en la casa al cuidado en guarderías. En Noruega y en Suecia tuvieron que instaurar el mes obligatorio de varones tomándose licencia de paternidad en función de la certeza de que los chicos necesitan más contacto con sus padres varones, entonces en este momento hay un mes por año que la licencia la tiene el varón y no la puede delegar. Esto demuestra que hay elementos muy cristalizadas. Si el hombre toma la licencia por paternidad va a disminuir 1000 pesos por mes, si la mujer que gana 500 la toma, va a disminuir 50 entonces mejor que la tome la mujer. Rossana Rosanda, una feminista italiana decía que las mujeres tienen el poder domestico y que les cuesta mucho ceder ese poder, también. No todo viene del otro lado.
-T: ¿Recordás un momento en el que te definiste como feminista?
-E.J.: Diría que fue bastante paulatino. En los años 60 hice en Monterrey, México, mi investigación de tesis doctoral sobre hombres, en aquella época si eras mujer tenías que estar estudiando fecundidad. Si una se salía de eso ya no estudiaba mujeres. En los 70 ya fue diferente, vivía en Nueva York, donde ya el nuevo feminismo fue más una practica personal que una ideología, tenía un matrimonio en el que tratábamos de repartir tareas. Como le ofrecían siempre trabajo a él, si no había trabajo para los dos no aceptábamos.
Enseñaba en Nueva York y mi hijo nació un 1 de junio, justo cuando terminaban las clases. El director del Departamento de la Universidad dio por supuesto que me tomaba licencia el cuatrimestre y se equivocó. En los 70 teníamos una red de investigadoras feminista pero el activismo, más allá del mundo académico, fue en la transición democrática. Al día siguiente que murió Alfonsín publicamos con Marian Feijoo un artículo que se llamaba "Las mujeres piden más" donde hacíamos la cuenta de cuántas mujeres había en el gabinete. En el 87 organizamos un un boicot a una conferencia de Clacso donde había casi todos hombres.
-T: ¿Cómo ves esta efervescencia de los feminismos?
-E.J.: Es efervescencia, la pregunta es cómo va a decantar. Lo que más me llama la atención es la efervescencia de las más jóvenes, que están cambiando las reglas de la convivencia cotidiana inter transgénero. Hablo de quienes están en la vanguardia y están viviendo un mundo fluido distinto. Pero no todos, en algunos lugares hay una rigidez total. En términos de relaciones de género, hace 50 años el tema de la desigualdad y la tipificación de roles de hombres y mujeres en el mundo familiar ya lo estábamos denunciando: patriarcado, invisibilidad del trabajo doméstico. En trabajos más recientes, como el que hicimos con Verónica Esquivel y Eleonor Faur, investigamos sobre la lógica del cuidado infantil. Valeria trabaja el uso del tiempo y cuando mirás el uso de varones y mujeres en familias con chicos, las mujeres tienen toda la carga que te puedas imaginar como hace 50 años. En la pandemia se profundizaron las cargas y las desigualdades en las mujeres. Aún en el mundo científico y en los países centrales los estudios están mostrando que, durante la pandemia y con la gente en sus casas, los hombres aumentaron los artículos que mandan para publicar, las mujeres los disminuyeron. Lo más grave es que en el pedido de subsidios de investigación los de mujeres se estaban acercando a los de hombres y durante la pandemia disminuyeron. Feminismo, luchas por la igualdad, demandas en todos lados sobre sistemas nacionales de cuidados, desfamiliarizar el cuidado pero hasta ahora los resultados son muy precarios.
Con información de Télam