Diego Geddes: "La escritura es mi manera honesta de pensar las cosas"

08 de diciembre, 2023 | 10.43

Con una indagación en el duelo, la paternidad y el periodismo pero también con el ojo puesto en los matices de la música, los libros, la escritura y el día a día en cierta crisis personal de los 40, el periodista y escritor Diego Geddes llevó el newsletter "Diario de la procastinación", que publica hace cinco años todas las semanas, a "Esto lo puedo estar inventado", un libro que articula esos textos hasta consolidar una voz.

Geddes nació en Bahía Blanca en 1980. Es periodista y actualmente es editor en A24.com y columnista de libros en La Once Diez y en Radio con Vos. Participó de la antología "Nuevas Narrativas. Historias Breves 3" y publicó el libro infantil "Lucio en la Ciudad".

"Empecé a escribir el newsletter en octubre de 2018, no llevo la cuenta precisa pero ya son 5 años, y salvo cuando me voy de vacaciones lo escribo siempre, sin falta. Deben ser unos 250 envíos desde que empecé", cuenta sobre cómo, semana tras semana, "Diario de la procastinación", se convirtió en una lectura obligada para sus subscriptores.

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Definido como "un cuaderno de apuntes sobre la vida cotidiana, un disparador de temas de la realidad y una mirada sobre los consumos culturales actuales. Y, sobre todo, un ejercicio terapéutico para combatir la procrastinación", el newsletter llegó al formato libro hace algunas semanas. "Esto lo puedo estar inventado", publicado por La Crujía, reúne esas "entradas" pero con una articulación más pensada y con textos incluidos en la edición con miras a alimentar cierta unidad de sentido.

Télam: ¿En qué medida crees que el ejercicio de escribir todas las semanas modificó u orientó tu escritura?

Diego Geddes: Escribí muchos años en un diario, con lo cual la constancia y el oficio de escribir para un cierre (diario o semanal) ya lo tenía. Escribir un newsletter me ordenó un poco las ideas, me hizo hacerlo un poco más en serie sobre algunos temas, y me sirvió para darle continuidad a algunas cosas que no sabía que me interesaban. Era (y todavía es) un ejercicio de escritura, con todo lo que eso implica: de esos borradores que se publicaban salían cosas que después me daba cuenta que me gustaban.

T.: Abordás la paternidad en tus textos desde antes de que se "pusiera de moda". ¿Por qué crees que ocupa ese lugar en lo que hacés? ¿Cómo ha ido mutando esto a medida que tus hijos fueron creciendo?

D.G.: Bueno, es una experiencia trascendental y la escritura me ayudó y me ayuda a pensar en eso que me estaba pasando. No es que me lo puse como objetivo, no me puse a escribir para contar lo cotidiano. Incluso al principio hablaba más de la enfermedad de mi mamá y de su muerte, aunque eso también tenía una conexión con la paternidad. Me parece que la escritura es mi manera de pensar las cosas, y también diría que es mi manera honesta de pensar las cosas. Ahí creo que se produjo un efecto interesante: contar la paternidad de una manera honesta, con todo lo bueno y todo lo malo, con humor y también siendo yo un observador de lo que pasaba a mi alrededor.

Télam: "Las ideas son buenas y la verdad es imposible", resume Matías Bauso en la contratapa. ¿Cómo funciona esa idea como motor de escritura?

D. G.: La frase viene de una idea que recorre todo el libro, y que está relacionada con la escritura. En particular, habla de una idea para escribir otro libro, mientras escribo este mismo que está siendo publicado, y esa idea es sencilla: un libro que sea un glosario de todas las personas que pasaron por mi vida. La idea es buena (o en todo caso en ese momento me parecía buena, ahora me parece discutible), pero el acto de la escritura misma modifica esa "verdad", es apenas un punto de partida que después se va distorsionando, ficcionando hacia otra cosa que ya no tiene verdad (y tampoco importa la verdad).

Télam: ¿Cuando supiste que la articulación de los textos que enviabas en el newsletter podían tener entidad de libro?

D.G.: Lo primero que hice fue copiar y pegar todos los textos que había publicado entre 2018 y 2021. Los imprimí y fue sacando referencias temporales, cosas que quedaban muy descolgadas, y entre todo eso que quedó me parecía que había un arco narrativo, una unidad más o menos coherente de varios temas a la vez: el duelo, la paternidad, el periodismo, la adultez, la música, los libros, la escritura, cierta crisis personal de los 40. Y también toda una observación de la ciudad y de las costumbres que siempre me interesó. Había varios textos sobre esos temas que de algún modo se conectaban. Y en el medio del caos me sirvió mucho leer el Diario del Dinero, de Rosario Bléfari, que está escrito como un diario tradicional pero las fechas están desordenadas, "como si el viento hubiera entrado por la ventana y se hubieran volado las páginas" (creo que algo así dice al comienzo). Ese recurso me gustó y me liberó de tener que hacer algo más cronológico. Después, agregué varios textos nuevos, cositas en el medio que me parecía que quedaban bien y que yo quería sumar, no quería que fueran únicamente textos que ya habían sido publicados. El resultado es creo que es mucho más que la suma de las partes.

Con información de Télam