Sonambulismo: lo que ocurre cuando la mente está inconsciente pero el cuerpo en movimiento

Este trastorno del sueño es más común en niños que en adultos y puede tener consecuencias graves en el comportamiento psicosocial de quién lo padece.

08 de septiembre, 2022 | 11.26

El sonambulismo es un trastorno del sueño que se clasifica como una parasomnia, es decir, una experiencia física o sensorial desagradable, que se presenta durante el sueño, con el sueño o al despertar del sueño. En diálogo con la Agencia de noticias científicas de la UNQ, Malen Moyano, becaria del Conicet en el Laboratorio de sueño y de memoria del Instituto Tecnológico de Buenos Aires, lo explica así: “El sueño en humanos se caracteriza por la ocurrencia cíclica de sueño de Movimiento Oculares Rápidos (MOR) y de sueño no-MOR. El sueño no MOR incluye el Sueño de Ondas Lentas (SOL) correspondiente a las etapas 3 y 4 y las etapas de sueño más ligeras 1 y 2. Particularmente el sonambulismo es una parasomnia del sueño No-MOR, que ocurre predominantemente en la primera mitad de la noche, durante el Sueño de Ondas Lentas”. 

¿Qué pasa en el cerebro de un sonámbulo?

A pesar de que se sabe bastante de las manifestaciones de este trastorno del sueño, y de que se estudia hace mucho tiempo, todavía no se conocen exactamente sus causas ni qué está ocurriendo en el cerebro de quienes lo padecen. Según los especialistas, cuando las personas duermen se bloquean las áreas motoras del cerebro y se estimulan aquellas en las que suceden los sueños. Pero en el sonámbulo no ocurre esa restricción de los movimientos: se mueve como si estuviera despierto, pero ‘piensa’ como alguien que está dormido. Además, responde con sus movimientos al contenido de los sueños y no a situaciones de su realidad externa; esto hace que sus actos, la mayoría de las veces, puedan ser incoherentes. 

Según detalla Moyano, se han propuesto algunas teorías al respecto; una de ellas plantea al sonambulismo como un trastorno del arousal o de activación cerebral, así el sonámbulo se encontraría entre un estado de activación completa y un estado de sueño No-MOR. Es decir, no estaría completamente despierto ni completamente dormido. “Esto implica la existencia de una activación leve de áreas prefrontales, cuando deberían estar inactivas. Sin embargo, aún no se conoce por qué se producen estas alteraciones”, dice la especialista.

En el imaginario popular, el sonámbulo deambula con los ojos cerrados y los brazos extendidos, pero en realidad la persona tiene los ojos abiertos y actúa como si estuviera despierta. En la gran mayoría de los casos esto ocurre por breves períodos donde el individuo realiza acciones cortas o pequeñas y vuelve al sueño normal inmediatamente, por lo que pasan desapercibidas. Pero este trastorno, que se incrementa en la infancia y suele disminuir en la edad adulta, “puede durar hasta más de 30 minutos”.

Los estudios indican que estas personas suelen ser inofensivas para los demás, pero pueden frecuentemente hacerse daño a sí mismas por no medir las consecuencias de sus actos. En esa línea, una persona sonámbula se puede levantar y caminar o realizar actividades complejas como mover muebles, ir al baño, al igual que vestirse y desvestirse. Algunas, incluso, conducen un vehículo mientras están dormidas. 

Cómo ayudarlos

Existe la creencia de que no se debe despertar a los sonámbulos porque es peligroso para ellos. Pero ¿qué pasa si se los despierta? “La realidad es que, si los despertamos, probablemente cueste hacerlo dado que se encuentran en sueño profundo y, por lo tanto, al despertarse se sentirían confusos, desorientados y asustados, lo cual puede desencadenar comportamientos de huida o agresivos”, asegura Moyano. Y agrega: “Lo más importante es crear un entorno seguro para quien sufre el episodio. Si se trata de un niño, por ejemplo, se deben evitar que duerman en camas elevadas del piso, si tenemos escaleras será necesario colocar barreras, para así prevenir accidentes”.

¿Cómo tratar este trastorno? La especialista dice que no existe ningún tratamiento farmacológico, dado que suele desaparecer con el inicio de la adolescencia. “Se recomienda consultar al pediatra en el caso de los niños, si el niño sonámbulo se encuentra somnoliento durante el día o si este trastorno interfiere en su vida cotidiana”. En el caso de los adultos, dada la poca prevalencia que tiene el sonambulismo en esta población, requiere la consulta con un especialista en sueño.

La investigadora explica que, ”si se tiene en cuenta que no hay un fármaco para este trastorno, en general los tratamientos apuntan a promover la seguridad del sonámbulo e identificar y eliminar posibles causas”. Para lo cual, será necesario analizar qué factores pueden estar provocando el sonambulismo. “Muchas veces, con solo mejorar la higiene de sueño se puede solucionar el problema, ya que existen más probabilidades de presentar sonambulismo cuando la calidad del sueño está siendo afectada por factores internos y externos”, concluye Moyano. 

En concreto, este estado intermedio de la razón, muchas veces inmerso en la connotación mágica que a lo largo de la historia caracterizó a todo lo relacionado con el sueño, debe ser desterrado de muchas creencias populares que le reservan un matiz sobrenatural, profético, mágico e incluso diabólico. Porque el sonambulismo no tiene nada de extraordinario ni sobrenatural: con el cerebro dormido y el cuerpo actuando, el sonámbulo volverá a la cama. Y lo que pase después, será otro día.

Con información de la Agencia de Noticias Científicas