La celebración de la Navidad, que conmemora el nacimiento de Jesucristo, se arraigó como una tradición cultural más allá de su significado religioso. A pesar de su origen cristiano, esta festividad es acogida por personas de diversas creencias, convirtiéndose en un momento especial para reunirse con seres queridos.
Sin dudas, la fecha se transformó en un momento emotivo para gran parte del mundo y en el país no es la excepción. Su origen es lejano, pero vale la pena repasarlo.
La incertidumbre del nacimiento de Jesús
Los Evangelios de Mateo y Lucas relatan el nacimiento de Jesús en un pesebre de Belén, anunciado por un ángel. Sin embargo, la fecha exacta de este evento no se especifica en los textos, dejando esta cuestión en la ambigüedad.
En el contexto romano, varias festividades coincidían a finales de diciembre, incluyendo celebraciones de diversas religiones como la antigua romana, judía, persa y nórdica, todas vinculadas al solsticio de invierno. El emperador Constantino, al legalizar el cristianismo, eligió el 25 de diciembre para la conmemoración del nacimiento de Jesús, superponiendo así prácticas cristianas a festividades paganas.
Asimismo, el término "Navidad" proviene del latín "nativitas," que significa nacimiento, marcando la intención de esta superposición como un intento de atraer a los paganos romanos hacia la nueva religión.
Sol Invictus: La deidad solar
El 25 de diciembre también era una fecha importante para los romanos que celebraban el culto al Sol Invictus, asociado al nacimiento del dios Apolo. Aunque el emperador Constantino honraba esta deidad, el cristianismo eventualmente catalogó este culto como pagano.
Saturnales: Un rito pagano en el solsticio de invierno
Antes del cristianismo, las Saturnales eran festividades paganas que se celebraban entre el 17 y el 23 de diciembre, coincidiendo con el solsticio de invierno. Durante esta época, los romanos intercambiaban regalos, compartían banquetes y los esclavos gozaban de ciertas libertades.
La elección de la fecha por el Papa Julio I
El emperador Constantino, con el respaldo del papa Julio I, estableció oficialmente el 25 de diciembre como la fecha de la Navidad en el Imperio Romano. Aunque la creencia popular sitúa el nacimiento de Jesús en primavera, la Iglesia Católica optó por esta fecha en un intento de integrar las festividades existentes y facilitar la conversión de los paganos al cristianismo.
A pesar de las controversias sobre la fecha precisa del nacimiento de Jesús, la Navidad se convirtió en una celebración global que fusiona elementos religiosos y tradiciones paganas, recordándonos la riqueza de la diversidad cultural en esta festividad tan especial.