Karina La Princesita se mostró conmovida en una reciente aparición televisiva, al relatar los obstáculos que su madre, Mónica Cuello, ha debido sortear a lo largo de su vida. La cantante había convocado a su allegada para ser parte de una de sus performances en Showmatch: La Academia, en el ritmo de salsa en trío, y de ese modo le cumplió un sueño a su progenitora.
“Hoy soy agradecida porque de chica fui muy desagradecida. Mi mamá laburaba de limpieza y atendía un negocio para tratar de pagar un alquiler y a ella solo le alcanzaba para una pieza chiquita y a mí me daba vergüenza y nunca le decía a nadie que vivía ahí. Ahora, de grande, subiría fotos de ese lugar para decirle ‘gracias mamá’”, expresó la intérprete de Con La Misma Moneda después de haber bailado junto con su madre el track Puro Veneno de Nathy Peluso.
MÁS INFO
“Vamos a usar este momento para que quede este hermoso recuerdo y como agradecimiento a ella por todo lo que hizo, y también porque siempre quiso ser artista y nunca pudo porque empezó a trabajar a los cinco años. Así que me parece que es un gran regalo estar acá y priorizamos eso”, sumó la artista.
Relato en primera persona
Hace algunos meses, en el ciclo Los Ángeles de la Mañana, la madre de La Princesita puso voz a su historia y relató con lujo de detalles los traumáticos sucesos que ha vivido y superado. “Quiero contar mi historia de violencia sufrida para que nadie pase por lo mismo”, comenzó Cuello y continuó: “El papá de Karina me apuntaba con un revólver en la cabeza delante de los chicos y decía ‘la mato o no la mato'”.
En el mismo reportaje, Mónica reveló que casi no estuvo de novia con el padre de sus hijos, porque en aquel momento vivía en la calle. “El marido de mi tía me vio con él, en la primera cita, y como él tenía barba, pensó que era un señor grande. Entonces me echaron. Fui a lo de mi mamá después, pero terminé durmiendo una semana en la calle”, relató la madre de Karina en diálogo con Ángel de Brito y continuó: “Entonces por eso, yo decidí muy pocas cosas en mi vida. Nada fue planificado, las cosas pasaban. Por eso yo le digo a mi nena, y a todos mis hijos, que no tienen que quemar etapas, no quiero que se pierdan de vivir cosas importantes. Yo de chiquita vivía en una casa que no era la mía y tenía que trabajar: a los 11 empecé en una panadería, después en una librería”.