Descubren que una especie de abeja tropical poco conocida desarrolló un diente extra que le permite comer carne y un intestino más similar al los buitres que al de otras abejas. Especialistas estiman que el insecto evolucionó de esta manera debido a la intensa competencia por el néctar que se produce en los trópicos, más específicamente en las selvas de Costa Rica.
Los científicos descubrieron una especie de abeja sin aguijón que desarrolló la capacidad de comer carne, algo poco usual y que, presumen, lo alcanzó por la intensa competencia por el néctar. Además, tienen un intestino más parecido al de los buitres que al de otras abejas. Doug Yanega es entomólogo de la Universidad de California en Riverside y explicó que se trata de la única especie del mundo que evolucionó para "utilizar fuentes de alimentos no producidas por plantas", a lo que considera un cambio "notable" en sus hábitos alimenticios.
"A diferencia de los humanos, cuyas entrañas cambian con cada comida, la mayoría de las especies de abejas han retenido estas mismas bacterias durante aproximadamente 80 millones de años de evolución", explicó Jessica Maccaro, estudiante de doctorado en entomología de la misma institución que Yanega. Al notar este cambio en la alimentación, los especialistas quisieron si esas bacterias intestinales de las abejas buitres diferían de las de una abeja vegetariana típica.
Según un estudio publicado por el equipo de la Universidad de California en Riverside que fue publicado por la revista mBio de la Sociedad Estadounidense de Microbiólogos, las diferencias que descubrieron fueron sustanciales. Para rastrear los cambios, los investigadores se trasladaron hasta Costa Rica, de donde son originarias este tipo de abejas, para instalar cebos de trozos frescos de pollo. Con estos cebos pudieron atraer a las abejas buitre y otras especies que se alimentan de carne para obtener proteínas en forma oportunista.
Usualmente, las abejas sin aguijón tienen cestas en sus patas traseras para recolectar polen, pero en el caso de las abejas carroñeras esas mismas estructuras las usaron para recolectar el cebo. Los especialistas también estudiaron otras abejas sin aguijón que se alimentan tanto de carne y flores como otras solo de polen. "El microbioma de la abeja buitre está enriquecido en bacterias amantes de los ácidos, que son bacterias nuevas que sus parientes no tienen", explicó Quinn McFrederick, entomóloga y parte del estudio.
El temor por lo que pueden generar las abejas buitres
"Aunque no pueden picar, no todos están indefensos y muchas especies son completamente desagradables", contó Yanega. "Varían desde especies que son genuinamente inocuas hasta muchas que pican, hasta unas pocas que producen secreciones que causan ampollas en sus mandíbulas, lo que hace que la piel estalle en llagas dolorosas". Por su parte, otro integrante del estudio remarcó lo particular de que una abeja "pueda comer cadáveres" y que los humanos podrían enfermarse por todos los microbios en la carne que compiten entre sí y liberan toxinas que pueden ser muy dañinas para las personas.