Casabindo, uno de los asentamientos más antiguos del país, en la puna jujeña, desarrollará a mediados de agosto los festejos en honor a la Virgen de la Asunción y su tradicional e incruento Toreo de la Vincha, que atrae a miles a visitantes, quienes este año podrán disfrutar de nuevos circuitos con los que se busca posicionar al poblado como destino turístico, informó hoy el Ministerio de Cultura y Turismo de Jujuy.
Durante la jornada central de la fiesta patronal, el 15 próximo, entre los pobladores de la zona y valientes turistas surgen improvisados toreros que intentan, según marca la tradición, arrebatar una vincha con monedas de plata de la cabeza del toro, para ofrecérsela a la "mamita de los cerros", en un toreo sin derramamiento de sangre.
El paraje en que se realiza esta festividad popular devenida en atractivo turístico, este año se avanzan no sólo con los preparativos para las honras a la Virgen de la Asunción, sino también en nuevas de propuestas turísticas, anunció esa cartera.
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Se trata de tres circuitos de guiado, diseñados para posicionar a Casabindo, en el marco de un Proyecto de Formación de Nuevos Servicios y Experiencias de Turismo Rural Comunitario, en el que se trabaja junto a la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Jujuy.
Circuito Histórico se denomina de una de las propuestas, que invitará a los visitantes a recorrer el pueblo, conocer la iglesia en su conjunto, la plaza de toros y la torre de una antigua capilla en el lugar, entre otros sitios de valor.
Otra es el circuito de "Arte Rupestre y Surcos Grabados", de complejidad baja y que dura una hora, por los alrededores del pueblo para disfrutar de su singular paisaje puneño y conocer pinturas y surcos tallados por los Incas.
El tercer guiado será por el circuito arqueológico "Quebrada de Potrero", de complejidad media y prácticamente de una jornada de duración, mediante una caminata de casi cinco horas, más otras tres en vehículo.
La redacción de los guiones históricos y arqueológicos de los circuitos estuvieron a cargo de los arqueólogos Maria Tejerina y Martin Basso, quienes además capacitan en la práctica de los guiados a miembros de la comunidad.
Al pueblo, a 3.377 metros de altitud, cada año llegan miles de visitantes del país y del extranjero para participar de la celebración, tras recorrer desde el sur la ruta nacional 9 hasta Abra Pampa, y luego la ruta provincial 11 unos 50 kilómetros hacia el suroeste, por camino de tierra.
La fiesta patronal se presenta como una de las más significativa de la Puna jujeña, y al realizarse en el mes de la Pachamama se convierte en un escenario donde se mezclan manifestaciones católicas, corpachadas, baile de cuartos y la particular danza de los samilantes promesantes -guardianes de la Virgen- que visten con plumas de suris y danzan al son de erkes.
Se trata de actividades que manifiesta el sincretismo entre las creencias católicas y la cultura de los kollas.
Con información de Télam