Médicos y científicos de China publicaron un artículo en la prestigiosa revista Nature donde cuentan cómo curaron por primera vez a un paciente que tenía diabetes tipo 2 a través de una terapia celular. El método que utilizaron consistió en reconstruir el tejido de los islotes pancreáticos, encargados de controlar los niveles de glucosa en sangre, para que la persona pueda producir su propia insulina.
El estudio comenzó en 2021 y en menos de tres meses, le retiraron la insulina de forma completa. A su vez, los medicamentos antidiabéticos orales (acarbosa y metformina) se redujeron desde la semana 44 y se suspendieron al poco tiempo. A pesar que se trata de un caso particular que deberá probarse en otras personas, se da un paso hacia adelante en el campo de la medicina regenerativa, donde los especialistas buscan que sea el propio cuerpo el que restaure los tejidos y órganos dañados.
“Es un trabajo fabuloso que tiene resultados impresionantes y muy estimulantes porque aborda una problemática vieja y expandida como es la diabetes, que aqueja a millones de personas en todo el mundo y todavía no hay una manera de abordarla que sea definitiva. Son ese tipo de enfermedades crónicas con las cuales las personas tienen que estar sometidas a un tratamiento muy estricto que va desde la administración de insulina hasta los cambios en la alimentación y en la actividad física”, señala Andrés Orqueda, investigador del Conicet y la Universidad Nacional de Moreno, en diálogo con la Agencia de Noticias Científicas de la Universidad Nacional de Quilmes.
El hombre de 59 años tenía diabetes tipo 2 hace más de dos décadas y había desarrollado una insuficiencia renal conocida como nefropatía diabética terminal, donde el riñón no tenía un funcionamiento normal y tenía complicaciones para eliminar del cuerpo los excesos de líquido. Aunque en 2017 se había trasplantado el riñón, dos años después ya tenía controles de glucemia deficientes. Por eso, en 2021 aceptó realizar un tratamiento celular.
“El paciente corría un gran riesgo de sufrir complicaciones graves por diabetes. Pero comenzamos con la terapia celular y los exámenes de seguimiento mostraron que la función de los islotes pancreáticos se restauró efectivamente”, dijo Yin Hao, investigador principal del Hospital Changzheng de Shanghai.
Una apuesta al futuro
La terapia celular empleada por los especialistas chinos consistió en utilizar células mononucleares de sangre periférica del propio paciente y transformarlas en “células semillas” para que reconstruyeran el tejido de los islotes pancreáticos en un entorno artificial. Las células mononucleares son células madre que tienen la capacidad de transformarse en diferentes tipos de células del organismo y participan en los procesos de regeneración y reparación de los tejidos. Por su parte, la sangre periférica es aquella que circula por todo el cuerpo.
“En este trabajo exploran un tipo derivado de células madre que a su vez derivan de células del mismo paciente y tienen resultados concretos porque demuestran que se restauran los valores de la glucemia a valores normales en un ensayo clínico”, resalta Orqueda. En esta línea, el investigador del Conicet agrega: “Las células madre pluripotentes se enfrentan con varias dificultades en la experimentación porque pueden generar teratomas, que es un tipo de tumor determinado. Sin embargo, los autores trabajaron con unas células que se llaman pluripotentes endodérmicas y evitaron los efectos secundarios. Por lo tanto, marcan el camino para continuar trabajando en investigación con células madre y refinar esas herramientas para desarrollar terapias mucho más precisas”.
Debido a las preocupaciones de hipoglucemia (que se produce cuando el nivel de azúcar en la sangre es demasiado bajo como para que continúen las funciones corporales) tras el trasplante de riñón, el paciente se sometió a un trasplante con células del páncreas denominadas islotes que provenían del propio cuerpo del paciente y, por ese motivo, su sistema inmune no las rechazó.
Si bien el tratamiento tuvo algunos efectos adversos como pérdida de apetito y de peso durante algunas semanas, los resultados fueron más que positivos: los requerimientos de insulina se redujeron de forma paulatina hasta quitarlos antes de la semana 12, y los medicamentos antidiabéticos orales se limitaron desde la semana 44 hasta suspenderlos de forma definitiva entre dos y tres meses después.
Cifras que alertan
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la diabetes afecta a más de 420 millones de personas y es una de las 10 causas principales de muerte en el mundo. Aunque existen dos tipos de diabetes (la tipo 1 es una afección crónica en la que el páncreas produce poca o ninguna insulina por sí mismo y la tipo 2 se da cuando el cuerpo se vuelve resistente o no genera suficiente insulina), el 90 por ciento de los casos corresponden al tipo 2.
Los datos estremecen ya que el número de pacientes pasó de 100 millones en 1980 a más de 500 millones en 2021 y se espera que supere los 630 millones 2030. La Federación Internacional de Diabetes estima que se producen cuatro millones de muertes al año por esta causa. En la actualidad, el 75 por ciento de las personas diabéticas vive en los países de renta baja y media.
La diabetes puede causar ceguera, insuficiencia renal, infarto, accidente cerebrovascular y amputación de los miembros inferiores. En este sentido, la alimentación saludable, el ejercicio físico regular, el mantenimiento de un peso normal y el no consumo de tabaco previenen la diabetes de tipo 2 o retrasan su aparición.
Los síntomas de esta enfermedad son: sensación de mucha sed, necesidad de orinar con más frecuencia de lo habitual, visión borrosa, cansancio y perder peso sin querer. Pese a que los indicios pueden ocurrir repentinamente en la diabetes tipo 1, en la diabetes tipo 2 pueden ser leves y tardar muchos años en notarse.
Con información de la Agencia de Noticias Científicas.