La preocupación por la inseguridad abarca a la gran mayoría de CABA y el Gran Buenos Aires. Nueve de cada diez habitantes del AMBA consideran que es un problema grave, mientras que casi un 60% tiene un nivel de confianza bajo en la Policía.
Se trata de un estudio perteneciente a la serie "Ciencias Sociales en tiempo real", elaborado en conjunto por la Escuela IDAES y el Programa Pascal-Lectura Mundi de la UNSAM, que se conoció a fines de junio. El estudio relevó a 1.000 personas en la Ciudad de Buenos Aires y el conurbano bonaerense y las indagó sobre cinco ejes del problema: percepciones de la inseguridad, victimización, confianza en las fuerzas policiales, violencia institucional y pena de muerte.
"En Argentina la inseguridad se ha consolidado como problema público central y como sección fija y estable en la agenda política, pública y mediática. El tema se ubica dentro de los problemas más importantes que preocupan a las ciudadanas y los ciudadanos argentinos en los últimos 20 años", advirtió en informe.
Efectivamente, todos los indicadores son preocupantes. En cuanto a la percepción de la inseguridad, un 92% considera que es un problema "grave" (27%) o "muy grave" (65%). El número es peor en las mujeres: solo un 20% dice sentirse segura caminando sola en la calle, contra un 30% de los varones. Además, un 66% de los habitantes de CABA estima que la inseguridad aumentó en relación al año previo, cifra que sube al 73% en el Gran Buenos Aires.
Por otra parte, un 49% aseguró que él mismo o una persona de su hogar fue víctima de algún delito en el último año. Aquí la diferencia geográfica se percibe, ya que la cifra asciende al 53% para el GBA, mientras que baja al 32% para la Ciudad de Buenos Aires.
La imagen de la Policía
Los resultados sobre violencia institucional también son demasiado altos. Un 15% afirma haber sido víctima de violencia o malos tratos por parte de las fuerzas policiales, aunque el número sube al 19% entre los varones, al 20% entre quienes solo tienen la primaria completa y al 21% entre jóvenes de 16 a 29 años. "El perfil de las víctimas más frecuentes coincide con lo que han venido marcando los estudios en la temática: lxs jóvenes, varones, de menor nivel educativo poseen una victimización relativa más frecuente", señala el informe.
En ese contexto, no sorprende que la evaluación sobre las fuerzas de seguridad sea negativa. Un 58% afirma que "no confía" en la Policía y un 53% cree que la institución tiene un nivel bajo o muy bajo de profesionalidad. Aun así, las diferencias entre CABA y el Gran Buenos Aires son significativas. En la Ciudad, un 59% considera que el desempeño policial es bueno o muy bueno, mientras que en el conurbano esa cifra es de solo el 39%.
La aceptación de la pena de muerte en Argentina
El dato más sorprendente, sin embargo, es que un 75% está a favor de la pena de muerte. El detalle es aún peor: un 41% cree que la pena de muerte debería regir solo para ciertos delitos, mientras que un 31% cree que debería regir "de forma plena". Solo un 25% no está a favor de la pena capital.
Además, llamativamente, la aceptación de la pena de muerte decrece con la edad. En la franja etaria de 50 años o más, está a favor el 69%, mientras que en la franja de 30 a 49 años ese porcentaje es del 75% y en los jóvenes de 16 a 29 años asciende al 81%. Es decir solo uno de cada cuatro jóvenes está en contra de la pena capital.
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Joaquín Zajac, sociólogo investigador de la UNSAM y el Conicet e integrante del equipo que realizó la encuesta, admite en diálogo con El Destape que este dato que el que más sorprendió a los investigadores ya que estudios de hace unos diez años atrás mostraban que "antes no había una punitividad tan alta en la sociedad (en relación a la pena de muerte) sino una exigencia extendida de respuestas policiales".
También señala que no llegaron a una conclusión fuerte de por qué aumentó tanto en el último tiempo, aunque arriesga preliminarmente que la suba de esta postura entre los jóvenes puede tener que ver con que "son los más expuestos a la violencia y con el crecimiento ideológicos de partidos conservadores y discursos de odio, que calaron especialmente en sectores juveniles".
Los índices de inseguridad en Argentina
Zajac precisa que, al ser la primera vez que se realiza esta encuesta, no tienen datos concretos que constaten un empeoramiento de la percepción sobre la inseguridad en el último tiempo. También aclara que no necesariamente hay correlación entre un aumento real de los delitos y una suba de la percepción sobre inseguridad.
Por ejemplo, dice, desde 1983 subieron los índices de delincuencia, pero la percepción de la inseguridad solo aumentó en la segunda mitad de los noventa. O, al contrario, tras las marchas de Juan Carlos Blumberg la importancia de la inseguridad creció en la agenda sin un aumento paralelo de los delitos.
Como solución, Zajac explica que en el equipo del Núcleo de Estudios sobre Violencia abogan por "una política multiagencial" que vaya más allá de la Policía per sé. "Se puede atacar a los eslabones más débiles de los mercados ilegales con una intervención policial en la calle, pero es como parar la lluvia con las manos. Hay que ir a la fuente e investigar a los grandes actores", afirma.
En ese sentido, sostiene que lo que impulsan es "un modelo de conducción política de las fuerzas de seguridad, donde intervengan otros organismos del Estado, como en los casos de violencia de género, consumo de drogas o delitos complejos".