En los últimos tres años, se registró un boom del enoturismo en todo el país, impulsado sobre todo por el Fondo para el Desarrollo del Enoturismo que lanzó el Gobierno nacional. Ya son 380 bodegas -casi el doble que en 2020- de dieciséis provincias las que abrieron sus puertas al turismo en la Argentina, de las cuales 147 presentaron proyectos que habían sido beneficiados en el marco de la iniciativa oficial.
Cada proyecto recibió aportes no reembolsables de 2 millones de pesos en promedio, para invertir en infraestructura, tecnología y servicios que mejoren o amplíen su oferta turística. Con financiamiento del Ministerio de Economía de la Nación, la ejecución del Fondo de Desarrollo del Enoturismo está a cargo del Ministerio de Turismo y Deportes de la Nación y la Corporación Vitivinícola Argentina (COVIAR).
“A lo largo de estos cuatro años, se ejecutaron diversas acciones vinculadas al desarrollo y el fortalecimiento del enoturismo en el marco del Plan Argentina Tierra de Vinos, que presentó programas de capacitaciones, asistencias técnicas e iniciativas de promoción, entre otros proyectos, El turismo promueve la complementariedad productiva con la industria agroalimentaria y genera una sinergia virtuosa”, señaló Sergio Castro, a cargo del área de Planificación y Desarrollo del Ministerio de Turismo y Deportes de la Nación.
“Estas acciones se enmarcan en la búsqueda de mejorar la calidad de la oferta del turismo receptivo, que viene creciendo de la mano de la visita de turistas extranjeros y nacionales atraídos por la oferta de servicios de las bodegas y la calidad del vino argentino. Este programa es consecuencia de todo ese trabajo”, subrayó.
Qué es el Fondo para el Desarrollo del Enoturismo y por qué es importante
El Fondo busca generar herramientas para el fomento y desarrollo del sector en su conjunto y de los emprendimientos enoturísticos, actuales o por venir, que incentiven con sus acciones y actividades la optimización de recursos humanos, capacitaciones y soportes tecnológicos.
Enmarcado en una fuerte impronta federal, este financiamiento fue creado para bodegas elaboradoras de vino con apertura turística y sin apertura al turismo, productores de uvas de pequeña y mediana extensión que tengan desarrollado o quieran desarrollar el enoturismo, debidamente inscriptos en el Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV).
A partir de la exitosa implementación de la primera etapa, se anunció el lanzamiento de una segunda convocatoria, por otros 300 millones de pesos. Reuniones de capacitación para los interesados en acceder a este llamado fueron realizadas en varias ciudades con actividad vitivinícola de Mendoza y San Juan, con numerosa participación de empresarios y emprendedores del sector.
Las obras encaradas por las firmas beneficiadas con los Aportes No Rembolsables van desde la ampliación de un restaurant para recibir a los turistas hasta el equipamiento de una tienda de vinos para ofrecer la producción propia a los visitantes. Otros ejemplos son la creación de una zona de fogones para extender el horario de atención hasta el atardecer o la instalación de una pérgola que proteja del sol a quienes almuerzan al aire libre en la bodega.