Las voces de la resistencia que ya no calla en Jujuy: así fue la represión, desde adentro

"El puneño es callado, pero cuando lucha por sus derechos no teme entregar la vida", enfatiza Amancay, docente que reside en Tilcara. Cuatro historias de personas que formaron parte del grito colectivo jujeño para decir basta.

24 de junio, 2023 | 00.13

Desde hace varias semanas Jujuy se encuentra atravesando un proceso social y político tan complejo como doloroso. Las imágenes y los relatos que llegan desde las diferentes localidades evidencian la fuerza y la voluntad de un pueblo que se ha levantado pacíficamente, después de varios años de miedo y disciplinamiento, ante la injusticia de una reforma constitucional ilegítima y antidemocrática a la orden del gobierno radical de Gerardo Morales. Los reclamos, inicialmente encabezados por docentes, trabajadores estatales, y pueblos originarios, se extendieron hasta alcanzar una masividad contundente que se pudo ver en las Marchas de las Antorchas y el Malón de la Paz, pero también en los cortes de ruta y la movilización a la legislatura provincial.

La respuesta oficial ha sido la represión policial, la violación de los derechos humanos y la construcción mediático discursiva de un enemigo interno tendiente a justificar las fatídicas jornadas de violencia.  Las cifras son elocuentes: 170 heridos, uno de extrema gravedad llamado Nelson Mamaní, quien recibió un fuerte impacto en la cabeza y fue intervenido quirúrgicamente; por lo menos 69 detenidos en el penal de Alto Comedero, incluso personas con discapacidad, acusados por un combo de delitos, incomunicados y violentados por los agentes locales -que luego fueron liberados con el correr de los días-; listas de desaparecidos tras los episodios de represión; personas que perdieron la vista por balazos en sus ojos, uno de ellos llamado Mijael Lian Lamas de solo 17 años.

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“Lo ahogaron en el agua, le hicieron el submarino”

Nemecia vive en San Salvador de Jujuy y fue una de las víctimas de la represión policial.  El testimonio de su vivencia logró romper el cerco mediático que protege al gobierno de Morales y visibilizarse por la crueldad que reviste. La vecina norteña relató que el último martes sus hijos, un chico autista de 21 años y otro de 18 con una discapacidad motriz, fueron golpeados hasta sangrar por las fuerzas de seguridad, detenidos, subidos violentamente a una camioneta que los llevo hasta Alto Comedero, y allí torturados. Lo paradójico es que los jóvenes no habían participado de ninguna manifestación ni se encontraban cerca de los focos de conflicto, que en esa jornada se encontraban en las proximidades de la legislatura provincial. Simplemente habían salido de su hogar para ir a buscar un poco de coca para coquear.

Como otras cientos de personas de la provincia, Nemecia pasó varias horas, incluso durante la noche, esperando la liberación de sus hijos. La violencia no se detuvo ni en esos momentos ya que fue increpada por las autoridades del centro de detención para que demostrara la constancia de discapacidad de su hijo. “Mi hijo está con problemas psicológicos graves porque lo torturaron, le pusieron una bolsa negra en la cabeza, lo ahogaron en el agua, le hicieron el submarino y lo hicieron firmar papeles. Le robaron el celular porque tenía pruebas suficientes para demostrar que él decía la verdad”, relató a los medios mientras pedía protección por miedo a posibles represalias producto de la alta exposición televisiva que había adquirido en esos días. No es casual: jugar con el miedo de las personas es uno de los mayores mecanismos de disciplinamineto social en proyectos regresivos y neoliberales como el que está en marcha en Jujuy.

“Profe nos reprimen, nos reprimen”

Amancay Gaspar es una reconocida cocinera norteña y además trabaja como docente en la Tecnicatura Superior en Cocinas Regionales y Cultura Alimentaria en Tumbaya. Durante la última semana en Tilcara, ciudad donde vive, participó con un grupo de docentes autoconvocados por el reclamo salarial y el rechazo a la nueva constitución. Relata que con los vecinos se armó un grupo para sostener y acompañar a los pueblos originarios que bajaban desde la Puna y la Quebrada pidiendo que se respeten sus derechos. “Quienes hacen patria son los pueblos que cuidan nuestros recursos naturales. Jujuy es una de las provincias más ricas en recursos naturales: tenemos litio, minería todo lo que uno quiera buscar. Y es una de las provincias más empobrecidas”, expresa.

La docente define este momento de la provincia como uno de los más oscuros de su historia: “En nuestra protesta hemos despertado también el querer participar, querer saber qué dice la constitución, desde muchos sectores de la población, entre ellos los pueblos originarios. Es terrible porque nunca nos escuchó el gobierno provincial, ni siquiera tampoco la oposición que juntos por unanimidad aprobaron esta reforma. Nos sentimos traicionados, nos sentimos vapuleados, y de repente cuando estábamos manifestándonos, cuando los pueblos con mucha rabia dijeron ‘hasta acá llegamos vamos al Corte’, vino la represión”.

Cuando bajaron las comunidades se encontró con varios alumnos y alumnas de todas las regiones que iban caminando para llegar a San Salvador de Jujuy donde se centralizaban los reclamos: “Se me ocurrió preguntarle a una de mis alumnas ‘Bety, ¿cuándo vuelven ustedes para su lugar?’. Y ella me dijo: ‘Profe, nosotros no sabemos, porque no nos vamos de acá hasta que no respeten nuestros derechos´”. Amancay resalta en ese sentido que si bien el puneño es callado, cuando lucha por sus derechos no teme entregar la vida por ello. Otra alumna la contactó sorpresivamente por teléfono un día a las 6 de la mañana. “Profe, nos reprimen, nos reprimen”, fue lo único que logró decirle mientras se escuchaban los gritos de dolor de la gente pidiéndole a la policía que se detenga.

Con un grupo de maestros de Tilcara y Purmamarca decidieron viajar para estar allí de cuerpo presente. “Cuando se formó toda la policía de la provincia, al frente de nosotros, todas las mujeres de los pueblos originarios se pusieron adelante. Tres filas de mujeres porque así se creía que no iba a haber represión, pero no les importó nada. Comenzaron los disparos, contra las mujeres y contra los hombres apuntando a los ojos. Vi al pueblo contra el pueblo”, cuenta la cocinera.

“Nos dicen violentos, que somos de la Tupac, del kirchnerismo o de la izquierda. No, este es el pueblo pidiendo sentarse en una mesa con sus representantes para poder llegar a un acuerdo, conocer nuestra constitución, poder decidir sobre el suelo donde habitamos. Los medios salieron a decir que fue el gobierno nacional que mandó a su gente, como si el pueblo jujeño fuera ignorante – concluye Amancay - Nosotros le pedimos a toda la Nación Argentina y a los medios nacionales que sean responsables de la información. El que está en la calle es el pueblo y no es violento. Tenemos una angustia muy grande”.

“Si te oponés, te pueden hacer una denuncia penal y te mandan a la cárcel”

Adolfo es un docente jujeño, “orgulloso de ser coya”, oriundo de El Carmen, la tierra de Jorge Antonio Cafrune Herrera, más conocido como el Turco Cafrune. Durante las últimas semanas participó activamente de las marchas y movilizaciones principalmente por el reclamo salarial, por el que muchos trabajadores de la provincia son perseguidos y amenazados. “Con un grupo de maestros nos organizamos para ayudar, acompañar desde lo anímico, contener a muchos docentes. Pero esto se profundizó cada vez más, es desgarrador ver la realidad de cada docente, como hacen peripecias para llegar a fin mes.  En la primaria el 90 por ciento son ‘seños’ y el resto somos Maestros”.

Acerca de la reacción del gobernador ante el levantamiento social señala la bronca que le genera escuchar las declaraciones estigmatizadoras hacia quienes están peleando por sus derechos: “Nos duele la realidad de Jujuy. Ya vamos más de 15 días de lucha sindical, y se han sumado pueblos originarios, empleados municipales, mineros. En Jujuy los docentes son pobres, los padres son pobres, y los niños pobres. Hay que mirarle las zapatillas a los chicos, preguntarle si han comido. Y algunos te dicen con una sonrisa que solamente han tomado una tacita de mate con pan. Eso es Jujuy”.

El maestro remarca que además de su tarea docente curricular en la provincia se ocupan de enseñar el respeto, la tolerancia, la cordialidad y los buenos valores como la solidaridad cuando suceden hechos como estos: “Nosotros juntamos ropa para esos chiquitos que no tienen nada. Nos ponemos en la situación de cada papá. Tenemos chiquitos egresados que no tienen su guardapolvito blanco. Y como sea nos organizamos y le hemos conseguido el guardapolvo blanco, un pantalón de vestir y unos zapatitos nuevos para que egrese”.

Acerca de la reforma de la Carta Magna impulsada por Morales denuncia que el gobierno busca avasallar los derechos y tomar posesión de los recursos naturales para hacer negocios. “Si te opones te pueden hacer una denuncia penal y te mandan a la cárcel. El pueblo está cansado, sale a luchar por la dignidad. Nos están matando a las futuras generaciones y contaminando el agua”, cuenta.

“Vos tenés suerte, pero el que vino atrás tuyo perdió el ojo”

Santos Manfredi vive en la Quebrada de Humahuaca hace 21 años y trabaja como guía de turismo, a la cabeza de su emprendimiento “Caravana de llamas”, actividad que busca recuperar el uso de la llama en el ámbito doméstico. Cuenta que venía siguiendo lo que estaba pasando con la reforma constitucional y los relatos de sus hermanos del alma de los pueblos originarios de la Quebrada y Puna, “con quienes comparte el amor por las llamas y la Pachamama”. Por eso el sábado junto a su compañera decidió acercarse a dar una mano, llevar abrigos y comida al Malón de la Paz y a los maestros que permanecían desde la noche en el corte en Purmamarca.

“Cuando llegamos al mediodía había un ambiente medio tenso porque había reprimido infantería a la mañana. Según me contaron fue como una mancha venenosa, avanzaban los milicos, la gente retrocedía, los rodeaban, volvían a tomar posiciones – explica el guía turístico - al mediodía se llegó a un acuerdo con gendarmería de la nación y se consensuó que si se retiraba el cuerpo de infantería se volvía a dar paso intermitente. Se retiraron y ahí empezó un reclamo casi festivo, llegaban camionetas de las comunidades trayendo víveres para preparar comida. Yo estuve repartiendo manzanas que había donado la comunidad Okumazo. Había músicos copleros, gritos de ‘Agua o Vida’”. Santos subraya que los autos pasaban por la ruta y saludaban con bocinazos a quienes estaban manifestándose.

En medio de la fiesta y las coplas, de un momento para otro, la infantería volvió a avanzar incluso sobre los autos de los turistas: “Yo estaba ahí cerca cuando veo que estaban avanzando sobre un par de doñitas que estaban enfrentando a los escudos de infantería, y a una se le había enganchado la bandera whipala. No pude con mi genio y la quise rescatar, le quise sacar la bandera para que siga caminando y retirarse. Ahí recibí un balazo en la mano que me voló el teléfono. Lo agarré, me fui para atrás como podía y a metros de ahí, al lado de autos de turistas, empezó una balacera increíble. Nunca lo vi en mi vida. Recibí un par de balas en la pierna que me hicieron cojear y cuando me di vuelta para ver qué estaba pasando recibo un balazo en el ojo. De ahí fue todo muy difícil”

“Es doloroso. Son Argentinos contra argentinos, gente contra gente. Los infantes y la gente reclamando son del mismo color – se lamenta Santos - Morales me hace acordar al príncipe de Maquiavelo, por momentos es cínico. Lo escuchaba hablar de que había infiltrados. Yo no los vi. Dijo que Milagro Sala ponía guita. Pero es la misma gente que lo había votado que estaba ahí y me decía ‘yo lo voté pero nos engañó’ “.

Santos fue trasladado en ambulancia al Hospital de Tilcara y luego a Jujuy donde fue operado. Por la herida de bala sufrió desprendimiento de retina, esta de reposo absoluto y aún corre riesgo su ojo. “En el hospital cuando me vino a ver el oftalmólogo me dijo ‘vas a estar bien, vamos a ver si recuperamos la vista’ después de una serie de cirugías que me tienen que hacer. Pero el que me estaba operando a la madrugada me dijo ‘vos tenes suerte, pero el que vino atrás tuyo perdió el ojo’, el pibe estaba ahí” . El médico se refería a Mijael Lian Lamas un joven de 17 años que en medio de la represión recibió dos disparos de bala de goma de la policía mientras se manifestaba en la intersección de las rutas 9 y 52, en Purmamarca, y perdió su ojo izquierdo.

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