Gato o perro: cuál es la mascota más inteligente según la ciencia

La inteligencia de gatos y perros se manifiesta de diferentes maneras. Los perros destacan en socialización, mientras que los gatos sobresalen en autoconciencia y adaptación.

25 de octubre, 2024 | 16.12

 

La eterna disputa entre amantes de los gatos y perros sobre cuál de estas mascotas es más inteligente ha captado la atención de científicos y aficionados por igual. Con un reciente estudio encabezado por el Dr. Peter Pongracz de la Universidad de Budapest, Hungría, se ha aportado nueva evidencia que invita a reflexionar sobre las capacidades cognitivas de estos adorables animales. Pero, ¿realmente se puede determinar quién es más inteligente?

El estudio mencionado, publicado en la revista iScience, analizó el comportamiento de 30 gatos al enfrentarse a la tarea de pasar por aberturas de distintos tamaños. Los resultados revelaron que los felinos muestran una notable habilidad para evaluar su propio tamaño y forma antes de intentar atravesar un espacio reducido. 

Esta capacidad de autoconciencia y adaptación cognitiva se considera un indicador clave de inteligencia. En situaciones donde los perros tienden a ser más cautelosos y vacilan antes de actuar, los gatos demostraron una confianza superior, calculando con precisión si podían pasar o no.

El Dr. Pongracz sostiene que esta forma de procesamiento cognitivo va más allá de una simple destreza física. Los gatos utilizan una representación mental de su cuerpo, ajustando sus movimientos según la situación, lo que sugiere un tipo de inteligencia que permite una interacción eficiente con el entorno. Este hallazgo desafía la noción de que los gatos dependen de sus bigotes para moverse en espacios pequeños; en realidad, su conciencia corporal es lo que prima en estas situaciones.

Por otro lado, los perros han demostrado ser más efectivos a la hora de imitar acciones humanas. Un estudio previo, publicado en Scientific Reports, de Nature, mostró que los cachorros de perro prestan atención de inmediato a las acciones de los humanos, incluso en ausencia de recompensas. En cambio, los gatitos tardan significativamente más en reaccionar y no muestran la misma tendencia a imitar acciones. 

Esta capacidad de los perros de observar e imitar podría estar relacionada con su historia de domesticación y su naturaleza social. Mientras que los ancestros de los perros eran animales sociales que cooperaban en manadas, los gatos eran cazadores solitarios, lo que influye en sus diferentes comportamientos cognitivos.

Los investigadores han hallado que los perros poseen alrededor del doble de neuronas en la corteza cerebral que los gatos. Este dato sugiere que, al menos en términos de neuroanatomía, los perros podrían tener una mayor capacidad cognitiva. La neurocientífica Suzana Herculano-Houzel, quien participó en este análisis, destacó que la cantidad de neuronas está directamente relacionada con la habilidad para procesar información.

Un aspecto fascinante del debate entre gatos y perros es cómo cada uno se relaciona con los humanos. Un experimento reciente mostró que, cuando un gato observaba a su dueño interactuar con desconocidos, no mostraba preferencia por quienes ayudaban a su dueño, a diferencia de los perros, que evitaban a aquellos que no cooperaban. Esto podría indicar que, aunque los gatos no reaccionan de la misma manera que los perros ante la ayuda, eso no significa que carezcan de vínculos con sus dueños.

Los perros han demostrado ser más efectivos a la hora de imitar acciones humanas.

Los defensores de los gatos argumentan que su independencia y habilidades de comunicación, como el maullido que parece imitar la voz humana, demuestran un tipo de inteligencia diferente. Sin embargo, esta diferencia no implica necesariamente una inferioridad en comparación con los perros, sino más bien una forma distinta de interactuar con su entorno y las personas.

Entonces, ¿Es más inteligente el gato o el perro?

A medida que se realizan más investigaciones, la pregunta sobre si los gatos o los perros son más inteligentes parece más compleja de lo que muchos pensaban. Si bien los perros pueden tener una ventaja en términos de imitación y habilidades sociales, los gatos destacan por su capacidad de adaptación y autoconciencia.

En definitiva, la inteligencia puede tomar muchas formas y manifestarse de diversas maneras. La clave está en apreciar las singularidades de cada especie. Mientras que un perro podría sobresalir en tareas que requieren colaboración, un gato podría impresionar con su agilidad y su forma de resolver problemas.