En los últimos años, la participación de las mujeres en el deporte en general en Argentina, y en el fútbol en particular, va creciendo y, con ella, la necesidad de que exista una sociedad más igualitaria y justa.
En este sentido, El Destape tuvo la posibilidad de recabar testimonios exclusivos de personas que han estado dentro y fuera de la cancha para conocer la lucha contra el orden que todavía impera en el ámbito del deporte: el machismo, la discriminación, la homofobia y la falta de perspectiva de género.
El movimiento de mujeres, pieza clave para cambiar las lógicas del deporte
La inclusión de cada vez más cupos en el deporte nacional y específicamente en el futbol es notoria: por ejemplo, Banfield tiene como presidenta a Lucía Barbuto, algo que hubiera sido impensado hace tan solo una década. A pesar de que el camino sea largo y que la inclusión siga siendo una deuda pendiente, existen algunos avances en materia institucional.
En la Primera, más de diez clubes ya cuentan con los protocolos de actuación e intervención por violencia de género y orientación sexual, por lo que una buena parte de estos institucionalizaron áreas, subsecretarías o comisiones de género. Pero, ¿qué discursos mueren y cuáles nacen? ¿Qué lugar real ocupa aquello que escapa a lo construido como fútbol desde lo masculino? Lanús, por ejemplo, expuso hace menos de un año a sus propios hinchas y socios que habían publicado insultos, mensajes homofóbicos y reacciones misóginas, entre otras situaciones.
Por su parte, Estudiantes de La Plata es uno de los que cuenta con la Subsecretaría de Género y Diversidad de manera institucionalizada. La pandemia de coronavirus fue aprovechada por el "Pincha", que ya desarrolló estratégicamente el Plan de Capacitación en Género y Diversidad en pos de ser la primera entidad deportiva en promover la Ley Micaela en la provincia de Buenos Aires.
Por otro lado, Vélez también se ha destacado en esta dirección, cuando en abril de 2018 se convirtió en pionero en crear una oficina para la atención de los casos de violencia de género.
No obstante, la cuenta pendiente sigue siendo mucha veces interna, pero también judicial: la condena a los jugadores "consagrados" sigue siendo casi nula, en un entramado social y desigual que todavía hace que mira pero no ve.
Las denuncias por violencia de género a futbolistas de Primera desde 2015
Si bien sus causas fueron por diferentes caminos, los casos más resonantes fueron: Agustín Rossi, Renzo Saravia, Ricardo Centurión, Jonathan Fabbro, Lucas Mancinelli, Jonatan Cristaldo, Frank Fabra, Wilmar Barrios, Edwin Cardona, Alexis Zárate, Fernando Tobio, Sebastián Villa, Carlos Arano, Rafael Santos Borré, Hernán Tifner, Lautaro Acosta, Miguel Brizuela, Thiago Almada, Cristian Pavón, Juan Martín Lucero, Johan Carbonero, Federico Marín, Walter Pérez y Diego García.
Hasta el momento, los únicos condenados fueron Zárate y Fabbro.
La Ley Micaela sentando precedentes
Se promulgó el 10 de enero de 2019: establece la capacitación obligatoria en la temática de género y violencia contra las mujeres para las personas que se desempeñen en los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial de la Nación. Ya en agosto de 2020, la Legislatura de la Provincia de Córdoba aprobó su aplicación en los clubes y en las entidades deportivas.
En octubre pasado hizo lo mismo Gobierno de la Provincia de Buenos Aires y, ya en abril de 2021, la Cámara de Senadores de Entre Ríos le dio la sanción definitiva al proyecto de ley. Su aplicación no es obligatoria todavía, por ejemplo, en la Ciudad de Buenos Aires.
La mirada de Sebastián Vidal, exfutbolista y actual Secretario de Deportes de Avellaneda
El machismo dentro del fútbol argentino
El funcionario de 32 años se encuentra en ese cargo político desde diciembre de 2019, cuando fue designado por el entonces intendente Jorge Ferraresi, el vigente ministro de Desarrollo Territorial y Hábitat de la Nación. En la entrevista con El Destape, recalcó que "estas son las luchas que vienen dando las compañeras en las calles y en los diferentes ámbitos".
"Los hitos del ´Ni una menos´ y del Aborto Seguro, Legal y Gratuito fueron los más populares, pero detrás de eso hay muchas luchas y cuestiones que las organizaciones feministas vienen dando en torno al ´igual trabajo, igual salario´ y demás, que por ahí no son tan conocidas o mediáticas, pero por las que las compañeras vienen peleando desde hace mucho tiempo", agregó el exjugador de Boca, CAI de Comodoro Rivadavia, Unión, Patronato, Temperley, Estudiantes de Caseros, Dock Sud y Excursionistas.
Ya retirado del balompié profesional, aseguró que "la pelea por el rol de la mujer en el fútbol va en ese mismo sentido. Como en otras dimensiones, también tienen muchísimas resistencias y cada paso que dan lo hacen con mucho esfuerzo y trabajo".
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Sin embargo, apuntó a las deudas al respecto: "La semiprofesionalización del fútbol femenino también es una parte importante, no es algo que ya esté consolidado, sino que hay que seguir acompañándolo y luchando porque cada vez que se puede parece que pasan cuestiones y que pende de un hilo esa organización".
"Lo que hay que hacer es ir avanzando hacia la profesionalización total. En ese sentido, también las pibas vienen ganando su lugar en lo que es el arbitraje, la dirigencia, la participación en los debates futboleros", amplió.
Vidal recordó aquellas viejas épocas en las que se mostró incrédulo por lo que ocurría en el trato diario hacia ellas: "Yo siempre fui a la cancha, soy hincha de Racing aunque cuando jugaba lo dejaba un poco de lado, y a veces me pasaba que estaba lleno de pibas de las cuales estaba anulado su comentario o la participación con el argumento de que ´no jugaban´".
"Y ahí hay dos cosas para refutar: la primera es que hoy ya están empezando a jugar, se están haciendo ese lugar. Y segundo, que hay un montón de hombres que pueden hablar pero que nunca patearon una pelota en su vida, o que si uno los ve patearla hasta le resulte gracioso. Que está bien, pero ¿por qué les anulaban esa posibilidad a las pibas?", se preguntó a sí mismo.
Igualmente, reconoció que "por suerte todo eso se está desarmando con algunos avances importantes y otros momentos complejos, en los que se tiene que retroceder algún paso". Y profundizó: "Es una lucha que llegó para quedarse y la tendencia a mediano plazo es que las compañeras ocupen cada vez más lugar en los medios de comunicación, hablando de fútbol en todos lados".
La función del Estado según Sebastián Vidal
En esta dirección, fue contundente con su pedido: "No quiere decir que la tendencia va a ser algo natural, sino que se va a dar por la acción permanente de las pibas y también de los que acompañen desde el lugar que les toca. Y con un rol muy activo del Estado, donde en una primera instancia es muy necesario generar políticas específicas focalizadas en fomentar y exigir la participación en determinados lugares, y financiar otros (como puede ser la formación de futbolistas mujeres desde las bases) para que después ya el proceso pueda correr más naturalmente".
Si bien no quiso revelar anécdotas que haya vivido, resaltó que "más que de una cuestión puntual, nos gusta hablar de ´la cultura de vestuario´, que está basada en dos cuestiones fundamentales: la primera es la dinámica discursiva del desprecio hacia las mujeres, de ponerlas en un lugar de objeto, de sumisión, de subalternidad, a la hora de contar historias de cuando una mujer pasa o tiene algún vínculo con el plantel a partir de un rol como nutricionistas en general y demás".
"En general no son bien tratadas, por eso hay muy pocas kinesiólogas o médicas en los planteles. Te encontrás con ese tipo de comentarios que muchas veces son difíciles de romper o no hay la decisión de hacerlo, y van generando este ambiente de vestuario que es sumamente machista", señaló Vidal.
Por último, remarcó que "la otra pata es la de la homofobia. Hay que hacer énfasis en ir desarmando, ya desde las estructuras de las divisiones inferiores, toda esa cultura en la que uno se va formando desde muy chico. Los profesionales que tratan con ellos no están capacitados... No sé si desde lo técnico, pero desde lo pedagógico seguro que no".
La mirada de Maia Moreira, presidenta del Departamento de Relaciones Institucionales, coordinadora del Departamento de Género y Diversidad y miembro de la Subcomisión de Derechos Humanos de Lanús
La lucha desde adentro
Como integrante clave dentro de Lanús, en exclusiva con El Destape opinó que "no todos los clubes tienen la cantidad de mujeres que deberían tener, depende mucho de quienes dirigen esos clubes. Desde 2015 en adelante, el hito de ´Ni una menos´ y otros hicieron que un montón de cosas cambiaran porque los movimientos feministas tuvieron mucha mayor masividad. Se está dando un cambio de paradigma que obviamente llega a los clubes, que no pueden apartarse de eso".
De manera contundente, mencionó que "en los últimos años, con las denuncias de muchas jugadoras a raíz de sus situaciones laborales, puertas adentro de las instituciones también se empezaron a movilizar otro tipo de cuestiones. No puedo hablar de inclusión porque no siento que nos tengan que incluir, sino que es nuestro derecho a estar. Tendría que haber una paridad, que creo que se va a dar en forma paulatina: primero por intermedio de los cupos y de las alternancias, para luego llegar a la paridad".
Sin embargo, Moreira se dirigió más a lo colectivo que a lo individual porque "ningún cambio tiene que ver con los nombres propios, sino que es un movimiento y un trabajo en red que hacemos con las compañeras de otras instituciones, que se sostienen netamente por eso. Son las que pugnan para que las decisiones vayan cambiando".
"De acá a diez años, espero que haya paridad. Es muy poco tiempo para que suceda, a mí me gustaría que pasara mañana, pero es a lo que apuntamos", profundizó. Y, más allá de que ese deseo es que todo se lleve a cabo con una velocidad mayor, tiene en claro qué estructuras deben seguir moviéndose para concretar la etapa de la evolución final en este sentido.
"La clave claramente tiene que ver con la política. Tienen que entender que nosotras no estamos para que nos den un área social o un espacio de género, somos sujetas políticas. Yo particularmente voy a hacer política y a disputar ese poder, porque sé que sin él no puedo realizar ningún tipo de cambio. Siempre la herramienta para transformar la realidad es la política, en todos los órdenes de la vida", acotó.
El caso de Lautaro Acosta, el puntapié para generar un protocolo
Además, Moreira se refirió a la denuncia por maltrato psicológico que recibió uno de los máximos ídolos históricos del "Grana" por parte de su expareja, Ludmila Isabella, el 31 de mayo de 2019: "En ese momento no existían el Departamento de Género y Diversidad ni el protocolo que se aprobó a mitad del año pasado".
También remarcó que hubo una bisagra en este aspecto, ya que "en un primer momento, desde el Departamento de Cultura se trataban estas cuestiones de género, a partir de ahí se formó la Subcomisión de Derechos Humanos que trabajaba con cuatro ejes: la violencia institucional; Memoria, Verdad y Justicia; Derechos de niñes y adolescentes; y el de Género".
"A partir de eso empezamos a trabajar más, y obviamente que lo de Acosta fue un cimbronazo para decir ´bueno, pará, no se sabe cómo accionar porque tampoco hay nada que lo rija ante determinadas situaciones´, pero bajo ningún punto de vista se decidió hacer como que no pasaba nada", detalló.
Moreira enfatiza que "en su momento no había una denuncia legal por parte de la pareja de él, nunca la hubo en realidad, y tampoco había una herramienta institucional como para accionar". A su vez, contó el paso a paso para continuar con el manejo de lo ocurrido con el "Laucha": "Como el Departamento no existía, no nos pusimos en contacto con la víctima, no se activó el protocolo porque no existía. A nosotras también nos sirvió como disparador para darnos cuenta de que algo había que hacer y de que nos tenían que dar los recursos como para poder accionar y el lugar para poder trabajar".
Igualmente, se sinceró con relación al interior de la dirigencia: "Mentiría si te dijera que todos los directivos están de acuerdo en que Lautaro tuvo una conducta violenta, desde hostigarla psicológicamente a ella... Pero también me parece que el laburo que se está haciendo dentro del club no tiene que opacarse por algo que pasó. Si bien visibilizar lo que pasa es bueno, no es que no se hizo nada. También hay un montón de debates que se dan dentro de las instituciones que no salen a la luz".
Una de las integrantes más trascendentes del feminismo de Lanús explicó las causas por las que sirve que haya áreas puntuales dentro de la entidad que resuelvan este tipo de inconvenientes. "Se dieron dos cosas: la tensión política entre quienes queríamos aclarar eso y quienes no; y también la falta de herramientas. Hoy, si volviera a suceder, sería completamente distinto. Ojalá que no suceda y ninguna mujer tenga que sufrir algún tipo de violencia. Nosotras, cuando escribimos el protocolo, pusimos que en el caso de que sea de público conocimiento también se active, más allá de que haya o no una denuncia judicial, para tener la potestad como Departamento de activar el protocolo", aseveró.
En esta dirección, opinó que justamente esa ausencia femenina en los cargos más trascendentes es la que complica las cosas: "Negar algo que sucede dentro de los clubes es ser cómplice. También digo que quienes no tenemos un espacio jerárquico de toma de decisiones muchas veces quedamos en lugares incómodos. Claramente no depende de mí ni de otras mujeres tomar ese tipo de decisiones. También hay que decir que muchas decisiones se toman pensando en que los jugadores son un patrimonio, que si no juegan no se pueden vender y, por ende, no entra plata. Igual, repito: no se puede justificar algo por eso y yo no lo comparto".
"Hoy ya tenemos otras garantías, aunque en algunos clubes no se puede hacer nada si no está la voluntad política. Yo, en el caso de que no estuviera esa voluntad política, daría un paso al costado, pero hoy en Lanús tengo el lugar desde donde exigir y plantarme. Tampoco quiero decir que somos un club modelo, sí estamos muy por arriba de la media, pero igual falta un montón", remató Moreira.