Sumergirse en el mundo de los psicodélicos y la expansión de la conciencia puede ser un viaje revelador y transformador. Para Nacho Botinelli, este viaje comenzó hace cuatro años en Brasil, donde inició sus investigaciones como un acto de curiosidad y experimentación. Sin embargo, lo que inició como un interés recreativo pronto se convirtió en una búsqueda hacia los potenciales terapéuticos y transformadores de sustancias como los hongos psicodélicos, el MDMA, ayahuasca y otras plantas o sustancias, también impulsado por su propia historia personal: su madre fue paciente psiquiátrica durante más de dos décadas. Hoy Nacho reside en Buenos Aires, es una voz destacada en el tema y un activista comprometido con la difusión del conocimiento sobre psicodélicos, la salud mental y la integración terapéutica.
A través de sus plataformas en Instagram, Twitter, un newsletter semanal y varios podcasts, Nacho comparte su experiencia, conocimientos y reflexiones sobre temas que van desde la psilocibina hasta el yoga y el mindfulness. También es el presidente de la Asociación Argentina de Psicodélicos, una organización civil sin fines de lucro creada en 2022 y que se conformó 100% online. Su labor va más allá de las palabras escritas o habladas, también es instructor de yoga y mindfulness, integrando prácticas que complementan y enriquecen su enfoque holístico hacia el bienestar mental y emocional. Con su trabajo, se convirtió en un referente en el ámbito de los psicodélicos y la salud mental.
“Somos un actor más en este ecosistema que cada vez crece más. Nuestro objetivo es educar, investigar y hacer reducción de riesgos y daños sobre el uso de estas medicinas”, describe Nacho, que participa activamente del espacio y espera con ansias que a largo plazo la conformación de un movimiento de activismo para poder legitimar y acompañar un proceso de legalización regulación en Argentina, un hecho que es realidad en varios países del mundo. Con su organización, actúan en el campo de la investigación científica y trabajan políticas de drogas, educación, capacitación y reducción de daños en todo el territorio nacional. A su vez, colaboran con asociaciones regionales que agrupan investigadores, activistas, usuarios y psiconautas que se proponen contribuir en la difusión y producción de conocimiento, prácticas de cuidado y políticas que inciden en la experiencia de uso de estas sustancias para tratar la salud mental.
La terapia con altas dosis de sustancias psicodélicas para tratar problemas de salud mental tuvo un auge en los años 50 y 60, impulsado por el descubrimiento del LSD por Albert Hoffman en 1938. Aunque inicialmente se exploraron sus efectos terapéuticos, la percepción negativa de los medios y la prohibición internacional de estas sustancias frenaron la investigación por décadas. Sin embargo, recientes investigaciones reavivaron el interés en los hongos con psilocibios por su potencial terapéutico en el tratamiento de trastornos como la depresión, la ansiedad y de estrés postraumático, como un experimento realizado del Imperial College London, cuyos resultados mostraron que individuos con depresión que recibieron psilocibina tenían una rápida mejora en sus síntomas. Algunos estudios preliminares sugieren que, cuando se usan bajo supervisión médica y en un entorno adecuado, podrían ser útiles para abordar estos problemas de salud mental.
Para Nacho, el uso de psicodélicos no se trata de tratar una enfermedad, sino de explorar los límites de la conciencia. Este enfoque inicial lo llevó a adentrarse gradualmente en este mundo, investigando y experimentando consigo mismo, y más tarde acompañando a otros en sus procesos de exploración.
Botinelli tiene un pasado deportista, pero no fue hasta que incursionó en nuevos hobbies que se adentró en el mundo de los psicodélicos. “Fueron varios años que dejé de competir como nadador hasta luego empezar con un proyecto que me acercó mucho al mundo de la música electrónica, la producción de eventos y por consecuencia al consumo recreativo de sustancias o gestión del placer”, cuenta a El Destape. Así, primero como usuario de sintéticos como el éxtasis o MDMA de manera recreativa en fiestas, luego profundizando sus conocimientos en yoga y meditación, se fue iniciando en el mundo de alterar la conciencia.
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A partir de su trabajo en el mundo de la tecnología y el entretenimiento le proponen viajar a Brasil, donde estuvo casi 4 años. Ahí empezó a conectar con el mundo de los psicodélicos, las plantas y hongos - enteógenos. “Después del consumo recreativo de hongos y una experiencia de ayahuasca con el Santo Daime en Belo Horizonte empecé a meterme cada vez más en esto, a investigar en la psiconáutica y a hacer mis prácticas personales”.
En la búsqueda de respuestas más allá de lo convencional, Nacho Botinelli encontró en los psicodélicos un portal hacia lo desconocido. Desilusionado del ritmo frenético del mundo del entretenimiento y la tecnología, sentía que su forma de vida ya no lo satisfacía. "El yoga y la meditación fueron mi primer portal", comparte Nacho, destacando la similitud entre estas prácticas y los efectos de los psicodélicos, especialmente las técnicas respiratorias.
La pandemia trajo consigo un período de desconcierto para Nacho, quien se vio obligado a dejar un proyecto en el que estaba inmerso. Este momento de introspección lo llevó a profundizar en sus prácticas de meditación, impartiendo clases en São Paulo, y a descubrir la sinergia entre la meditación y los psicodélicos, desvelando así un nuevo universo de posibilidades.
Sin embargo, fue el vínculo con la historia de su madre, una paciente psiquiátrica durante casi dos décadas, lo que le impulsó a explorar más a fondo. Esta combinación de motivaciones - desde la autoexploración hasta la búsqueda de herramientas para abordar la salud mental de su madre - lo llevó a adoptar lo que él describe como un "uso transformacional" de las sustancias psicodélicas. El viaje a Brasil le permitió sumergirse en un entorno propicio para la expansión de la conciencia y la investigación de psicodélicos. Inspirado por el trabajo de las universidades brasileñas en este campo, Nacho se embarcó en un viaje de descubrimiento que lo llevó a considerar los psicodélicos como herramientas para abordar problemas de salud mental. A su regreso a Argentina después de la pandemia, Nacho trajo consigo una riqueza de conocimientos y experiencias. Reflexiona sobre el sorprendente contraste en Brasil, donde la investigación científica sobre psicodélicos coexiste con tradiciones religiosas arraigadas en la sociedad contemporánea.
Su experiencia en Brasil fue fundamental en su camino. Describe al país como un portal hacia la expansión de la conciencia, donde pudo sumergirse en la naturaleza y enriquecer su comprensión de los psicodélicos como herramientas para abordar los desafíos de salud mental. Destaca el papel de las universidades brasileñas, que lideran investigaciones sobre psicodélicos a partir de estudios naturalísticos. Allí pudo empaparse de información sobre el sincretismo cultural, que muestra cómo las tradiciones religiosas coexisten con la vida contemporánea.
En los últimos años, ha aumentado la investigación sobre las principales sustancias psicoactivas, como la psilocibina, el MDMA, el LSD y el DMT. Sin embargo, en Argentina, la investigación en este campo se ve restringida por la complejidad para aprobar protocolos de investigación con estas sustancias. El entrevistado destaca el trabajo del equipo de Lorena Llovenez y Carla Plabicini, quienes presentaron investigaciones observacionales en Expofungi, involucrando a usuarios que deciden experimentar por sí mismos, reflejando así el concepto de "ciencia ciudadana". En ella, se alienta la importancia de compartir experiencias para enriquecer el conocimiento colectivo. Destaca la necesidad de integrar diversas cosmovisiones en el debate sobre sustancias psicoactivas "Yo creo que todas son válidas y que no hay que desterrar una para poder, o sea, no hay que dejar afuera, sino que hay que tratar de entenderlas integrarlas y tomar lo que sea interesante". Además, resalta la complejidad inherente a las sustancias psicoactivas y la necesidad de comprenderlas en su totalidad, reconociendo sus efectos y particularidades químicas.
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La situación en Argentina respecto a los psicodélicos y en el mundo
Nacho enfatiza la importancia del activismo y la educación para combatir los estigmas arraigados en torno al consumo de sustancias. Destaca: que existe un gran prejuicio a nivel social: "Proviene del prohibicionismo donde la gente se enoja cuando hablas de la sustancia", subraya. Para él, gran parte de este prejuicio está relacionado a los desafíos burocráticos en Argentina para llevar a cabo investigaciones con sustancias psicodélicas. Muchas de ellas, a su vez, necesitan autorizaciones de la ANMAT, como también la rigurosidad de los protocolos de investigación, como es el caso de la psilocibina sintética.
A nivel global, resalta el avance en la investigación del MDMA en Estados Unidos, con resultados de fase 3 presentados por la ONG Maps, lo que podría allanar el camino hacia la aprobación del uso médico regulado de esta sustancia. Sin embargo, la medicalización regulada no implica automáticamente la legalización o despenalización para uso recreativo. En cuanto a la situación en Argentina, considera posible la despenalización de ciertas sustancias psicodélicas, pero destaca la complejidad, especialmente entre los psicodélicos naturales y sintéticos.
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La legalización o despenalización de sustancias psicodélicas está siendo objeto de debate en varios países y estados en todo el mundo. Ejemplos incluyen la legalización de la psilocibina para uso terapéutico en ciudades como Denver y Oakland en los Estados Unidos, así como la creciente investigación y debate sobre la despenalización de otras sustancias psicodélicas en países como Canadá y Portugal. Estos desarrollos reflejan un cambio en la percepción pública y política hacia las sustancias psicodélicas, con un creciente reconocimiento de su potencial terapéutico y una mayor apertura hacia enfoques alternativos de salud mental y bienestar. Según publicó a fines de 2021 Andrew Jacobs en The New York Times, cada vez son más los neurocientíficos, farmacólogos y especialistas que trabajan en la incorporación de los psicodélicos a los tratamientos y terapias.
Hoy Nacho trabaja intensamente organizando retiros, escribiendo sobre el mundo de los psicodélicos, haciendo terapias, acompañamientos terapéuticos, generando debates. A pesar de ello, reconoce que todavía existe una censura respecto al consumo de sustancias, actuando sobre prejuicidos y normativas locales e internacionales, lo que limita la capacidad de proporcionar educación y reducción de daños de manera abierta y segura: "Hay un estigma de la sociedad muy fuerte que todavía sigue, se estima que viene hace 50 años desde el prohibicionismo donde la gente se enoja o te juzga porque vos estás comunicando hablando sobre sustancias".
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A pesar de la situación de Argentina, Nacho es optimista ante la pregunta sobre la posible legislación del uso de la sustancia en el país “al igual que el cannabis, los psicodélicos tienen un recorrido de muchos años con respecto a estos temas. Aunque también tienen sus diferencias con el movimiento cannábico. Acá estamos hablando de salud mental y transformación personal, para problemas que nos dejaron devastados como sociedad en las últimas décadas”, explica Nacho. Y agrega que hay una gran diferencia en que estas sustancias tienen un perfil de seguridad mejor, porque al parecer son las más seguras de todas las sustancias psicoactivas: “No hay riesgo de toxicidad, al menos con los psicodélicos clásicos (hongos, lsd, ayahuasca-dmt y mescalina). Y además la ciencia moderna ya tiene bastantes fundamentos para demostrar que son terapéuticos”. Para Nacho, es cuestión de tiempo y de un activismo consciente para poder acompañar lo que ya está pasando a nivel global.