En diciembre de 1969, un hecho histórico ocurrió en el país: un mono llamado Juan, oriundo de la selva misionera, se convirtió en el primer astronauta argentino al ser enviado al espacio. Este suceso tuvo lugar cinco meses después de la llegada del hombre a la Luna y se llevó a cabo gracias al impulso exitoso del cohete sonda Canopus II.
Según explicó Diego Bagú, director del Planetario de la Ciudad de La Plata, en ese momento, Argentina contaba con su propia agencia espacial, la Comisión Nacional de Investigaciones Espaciales, hoy conocida como Conae. Esta agencia estaba inmersa en un intenso programa de trabajo que incluía el desarrollo de vectores y cohetes, entre otras investigaciones.
Cómo fue el vuelo dell mono Juan
El vuelo de Juan fue suborbital, es decir, no entró en órbita, y tuvo una duración de quince minutos hasta alcanzar una altura de unos 82 km, rozando el límite de la atmósfera terrestre con el espacio exterior. El lanzamiento se realizó desde el Centro de Experimentación y Lanzamiento de Proyectiles Autopropulsados de Chamical, en la provincia de La Rioja.
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Después de su vuelo, una vez localizado el cohete, fue desarmado y se encontraron con el mono en perfecto estado de salud, aunque algo nervioso y sedado. Juan vivió durante más de dos años en el zoológico de la ciudad de Córdoba. Este hecho marcó un hito en la historia de la Argentina y del mundo, y dejó una huella imborrable en la investigación y el desarrollo espacial del país. La historia de Juan ha sido relatada en el documental "Juan, el primer astronauta argentino", de Diego Julio Ludueña.
Este logro se sumó a otros importantes avances que se estaban realizando en ese momento en el campo de la investigación espacial. El país estaba en pleno desarrollo de vectores y cohetes, y la creación de la agencia espacial permitió que se llevaran a cabo importantes proyectos que hoy son reconocidos en todo el mundo.
En qué consistió el proyecto Experiencia BIO
Este hecho histórico fue posible gracias al proyecto Experiencia BIO, liderado por el Instituto Nacional de Medicina Aeronáutica y Espacial y la Comisión Nacional de Investigaciones Espaciales, que buscaba experimentar con seres vivos en lanzamientos de cohetes.
El proyecto BIO fue ideado por el ingeniero aeronáutico Aldo Zeoli, considerado uno de los padres de la astronáutica argentina. Según explicó Diego Bagú, director del Planetario de la Ciudad de La Plata, el objetivo principal era la experimentación de seres vivos en lanzamientos de cohetes y, si se podía llegar al espacio, mucho mejor. La primera experiencia exitosa se realizó en abril de 1967 con Belisario, una rata de laboratorio, en un lanzamiento que alcanzó casi tres kilómetros de altura.
El cohete sonda Canopus II, que llevó al mono Juan al espacio, fue lanzado desde el Centro de Experimentación y Lanzamiento de Proyectiles Autopropulsados de Chamical, en La Rioja. La experiencia fue llevada adelante por un equipo de ingenieros, biólogos y médicos argentinos, con tecnologías desarrolladas en el país. El vuelo del mono Juan se dio en un contexto en el que la Argentina contaba con su agencia espacial, la Comisión Nacional de Investigaciones Espaciales, que tenía un intenso programa de trabajo, entre los que se destacaban el desarrollo de vectores y el desarrollo de cohetes.
En esta línea, Bagú destacó que "con la experiencia de Belisario, la Argentina se convirtió en el cuarto país en la historia del mundo en experimentar con seres vivos en el lanzamiento de cohetes después de Estados Unidos, Unión Soviética y Francia".