La Organización Mundial del Turismo (OMT) compartió una lista con los pueblos “más lindos del mundo”, y el orgullo argentino aparece: un destino de nuestro país se encuentra entre los mencionados y lo podés visitar estas vacaciones.
Para saber más sobre este destino no nos tenemos que dirigir ni a la Costa Atlántica ni a la Patagonia Argentina, dos de los destinos más consultados del país en verano, sino a la siempre bella provincia de San Luis. Acá, los detalles.
Cuál es y dónde queda el pueblo “más lindo del mundo”
La provincia de San Luis esconde en sus sierras al pueblito llamado La Carolina, un destino ubicado en medio de estas construcciones naturales. Fue elegido por la OMT como uno de los más lindos del mundo. Está a 83 kilómetros de la ciudad de San Luis, al pie del cerro Tomolasta.
Ideal para aventureros y fanáticos de la historia, en este pueblito de las sierras el tiempo parece haberse detenido, ya que las construcciones hablan por sí solas: tiene una pintura compuesta por casas antiguas y calles empedradas, lo que otorga un viaje al pasado colonial.
La Carolina, además, tiene una característica única, ya que se pueden buscar pepitas de oro en su río, lo que la llevó, en el siglo XIX, a ser protagonista de la más descabellada fiebre de oro del país alcanzando una población de más de 3 mil habitantes, siendo que en la actualidad son solo 300.
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Es que la fundación de este lugar de San Luis tiene su origen en los yacimientos de oro de 18 quilates que fueron descubiertos a orillas del cerro Tomolasta y Cañada Honda, en 1784. Fue entonces que el marqués de Sobremonte fundó La Carolina.
"Un paseo por las alturas de San Luis, pueblo de poesía y recuerdos de oro, testimonio viviente del esplendor minero puntano", se lee en la página oficial que promociona este lugar colonial ubicado en las sierras puntanas.
Finalmente, en cuanto a las pepitas de oro en el río, se trata de “una actividad que empezó hace 240 años y que todavía muchos hacen como hobby", según precisó Ariel Farber, guía de Huellas Turismo, en charla con La Nación.
Los turistas se acercan y, con una pala, pueden sacar arena de un sector determinado y ponerla encima de una fuente de madera. Luego hay que girar la fuente despacio en el agua y que la arena decante. Así, con un poco de suerte, pueden encontrar en el fondo de la fuente un granito brillante.
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