La discapacidad y la maternidad son dos aspectos de la vida que, cuando se combinan, a menudo se encuentran rodeados de mitos y malentendidos. La creencia generalizada es que las mujeres con discapacidad no pueden o no deberían ser madres debido a los desafíos y limitaciones que supuestamente enfrentan. Sin embargo, esta percepción está lejos de la realidad y merece ser desmentida con hechos y testimonios reales.
Maternidad y discapacidad: una combinación posible
Cuando se habla de discapacidad y embarazo, prevalece la idea de que estos conceptos son incompatibles. La falta de información y los prejuicios llevan a muchos a asumir que las mujeres con discapacidad no pueden cuidar de sus hijos adecuadamente. Daniela Aza, comunicadora e influencer sobre discapacidad, es un claro ejemplo de cómo estas ideas preconcebidas pueden ser desafiadas. Daniela nació con artrogriposis múltiple congénita, un síndrome neuromuscular que causa contracturas en las articulaciones. A pesar de haber pasado por 15 operaciones y un intenso proceso de rehabilitación, ha logrado caminar y ahora está embarazada.
La superación de barreras sociales y médicas
Para muchas mujeres con discapacidad que desean ser madres, la barrera no es solo física sino también social. Las personas a menudo dudan de su capacidad para criar a un hijo debido a prejuicios profundamente arraigados. Daniela Aza comenta: “Para nosotros como pareja hace casi 20 años siempre fue un sueño ser padres aunque costó un poco pero la esperanza siempre fue motor. Los miedos siendo yo persona con discapacidad siempre estaban pero luego de intentar por unos años decidimos asesorarnos y adentrarnos en el mundo de la fertilidad asistida”.
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La discapacidad como un tema tabú
A pesar de los avances en la inclusión y los derechos de las personas con discapacidad, la maternidad sigue siendo un tema tabú. Las madres con discapacidad enfrentan comentarios como “No va a poder correrlo si se escapa” o “No lo va a poder sostener en brazos”, reflejando una visión limitada y compasiva de su capacidad. La falta de apoyo y accesibilidad en lugares como jardines, guarderías y parques también es un obstáculo significativo. La sociedad aún se basa en un modelo que asume que la vida de las personas con discapacidad es trágica y negativa, sin considerar las adaptaciones y el apoyo que pueden facilitar una maternidad plena y autónoma.
Desafíos y resiliencia
Las mujeres con discapacidad que se convierten en madres no solo enfrentan los desafíos típicos de la maternidad, sino que también deben superar obstáculos adicionales relacionados con su entorno y la percepción social. Daniela Aza reflexiona: “Hoy sé que seré mamá y habrá muchísimos desafíos desde cómo voy a llevar un cochecito hasta cómo voy a hacer para sostener a un bebé pero sé que de un paso a la vez y con mucho sostén de los demás será posible y una experiencia única”.
La representación y la normalización
La falta de representación de madres con discapacidad en los medios y la publicidad contribuye a la perpetuación de los mitos y tabúes. Daniela destaca: “No es común ver a madres con discapacidad en publicidades y ficciones, por ejemplo, lo que atrasa en la naturalización de la discapacidad como diversidad. También, se suele asumir que la persona con discapacidad no mantiene relaciones sexuales ni le interesa formar familia. Son ámbitos exclusivos para personas ‘normales’”. Esta falta de visibilidad refuerza la idea de que la discapacidad y la maternidad son incompatibles, cuando en realidad no lo son.