Buenos Aires está llena de secretos. Y uno de los mejor guardados es la única calle en espejo de la Ciudad. Se trata del Pasaje Rivarola, un pequeño tesoro arquitectónico que cumplió 100 años este 2024. Esta joya urbana destaca por su excepcional simetría y su encanto evoca directamente a la ciudad de París.
Los arquitectos Gustavo Adolfo Petersen, Ricardo Otto Thiele y Horacio Cruz llevaron a cabo este proyecto único en 1924. La construcción culminó en 1926 y desde entonces es reconocido como un lugar que transporta a épocas pasadas. Con plantas bajas y cinco pisos, los ocho edificios que conforman el pasaje ofrecen una imagen de arquitectura clásica y refinada.
Cada detalle estructural se replicó meticulosamente, desde la ornamentación clásica hasta la herrería artística que adorna puertas y balcones. Además, los suelos de mármol en las entradas y palieres, y el frente simulando piedra París, completan la imagen de este rincón europeo en pleno corazón de Buenos Aires.
El Pasaje Rivarola, con su estilo Beaux Arts, ofrece un ambiente único en la ciudad. Iuri Izrastzoff, de la inmobiliaria Izrastzoff, destaca que este lugar marca el fin de la comparación entre Buenos Aires y París. Es más que una semejanza, en este pasaje, Buenos Aires se convierte en París.
Este pasaje se convirtió en un punto de interés para fotógrafos y profesionales del cine, que con frecuencia solicitan autorización para filmar en este lugar. Las producciones publicitarias también encuentran en el Pasaje Rivarola el escenario ideal para recrear atmósferas europeas. En sus proximidades se filmaron escenas de la serie Okupas. De hecho, en el proyecto de Bruno Stagnaro se puede apreciar un plano secuencia del actor Rodrigo de la Serna corriendo por el famoso pasaje.
Las propiedades ubicadas en el Pasaje Rivarola atrajeron a personas que valoran el estilo y la calidad de los materiales presentes en los edificios. Desde mármoles hasta aberturas, vidrios biselados, molduras y vitrales, estas viviendas ofrecen una experiencia única y nostálgica.
Este pasaje que es, en realidad, una calle corta -su única cuadra se extiende desde Bartolomé Mitre 1325 hasta la calle Tte. Gral. Juan Domingo Perón 1330- tiene un llamativo mérito que lo vuelve único: su simetría, pues los edificios de un lado son exactamente iguales a los edificios del otro. En 1957, según el decreto-ordenanza N° 13.929, el pasaje cambió, dejó el nombre La Rural, que había sido otorgado en diciembre de 1924, y adoptó el de Dr. Rodolfo Rivarola en conmemoración al centenario del nacimiento del abogado, filósofo, docente y juez.
Dónde está el único pasaje con forma de X de la Ciudad de Buenos Aires
En el barrio porteño de Parque Chacabuco se encuentra uno de los pasajes más emblemáticos de Buenos Aires: el pasaje Butteler. Con más de 100 años de historia, este pequeño circuito de diagonales ha cautivado la atención de residentes y turistas por igual.
El pasaje Butteler se destaca por su forma de "X" única en toda la ciudad. Construido originalmente con 67 casas, este lugar fue creado para que los obreros de la zona tuvieran su propio hogar. Sin embargo, con el paso del tiempo, se convirtió en un punto turístico imperdible.
La historia de este pasaje se remonta a una época anterior a su construcción, cuando toda la tierra pertenecía a una gran quinta propiedad de Azucena Butteler. Fue ella quien decidió donar el espacio a la ciudad de Buenos Aires, con la condición de que se construyeran viviendas para los trabajadores humildes de la zona. Así fue como, el 15 de diciembre de 1907, se colocó la piedra fundamental y comenzaron las obras de construcción.
Desde 1910, los visitantes que recorren este sector de Parque Chacabuco tienen la oportunidad de contemplar las cuatro diagonales del pasaje Butteler, que confluyen en una pequeña plaza central. Delimitado por las avenidas Cobo y La Plata, y las calles Zelarrayán y Senillosa, este proyecto urbano se ha convertido en un ícono inigualable.
Con su peculiar forma y su encanto histórico, el pasaje Butteler fue escenario de múltiples películas y festividades a lo largo de los años. Sus calles empedradas y su plaza central, rebautizada como Enrique Santos Discépolo en 1972, fueron testigos de momentos inolvidables.
A pesar de haber sido inaugurado hace más de un siglo, el pasaje Butteler se mantiene en perfectas condiciones y no sufrió modificaciones. Esto se debe a que, desde 2010, está protegido por ley como "Área de Protección Histórica", lo que garantiza que ninguna de sus casas sufra cambios en su apariencia o sea demolida.