A metros del famoso Barrio Chino de la Ciudad de Buenos Aires, se encuentra una curiosa estatua que puede pasar desapercibida si no prestamos atención. Se trata de la Estatua de la Libertad porteña, que fue inaugurada 11 años antes que su contraparte estadounidense. Ambas fueron diseñadas por el escultor francés Frédéric Auguste Bartholdi, reconocido por su trabajo en la Escuela francesa.
De acuerdo al Archivo General de la Nación (AGN), la estatua porteña fue adquirida por la Municipalidad de Buenos Aires. A diferencia de la majestuosa Estatua de la Libertad en Estados Unidos, que alcanzó los imponentes 93 metros de altura, esta versión porteña tiene una modesta altura de tan solo 3 metros. Está hecha de hierro fundido y en sus inicios fue pintada de color bronce, pero con el paso de los años y la exposición al sol, la pintura se oxidó y la estatua adquirió ese característico tono verde que la distingue.
Ubicada en la esquina de la calle La Pampa y la Avenida Virrey Vértiz, la estatua parece estar escondida entre los árboles. Es necesario acercarse a unos 10 metros para poder apreciarla en toda su magnitud. La obra representa a una mujer en marcha, con la mano derecha en alto, portando una antorcha que simboliza "La luz de la libertad por el mundo". En su brazo izquierdo lleva grabada la declaración de la Independencia, y a sus pies se encuentra una cadena rota que representa la ruptura con la tiranía.
La emblemática Estatua de la Libertad, que está en una pequeña isla al sur de Manhattan, en Nueva York, se inauguró en 1886 y fue un regalo del gobierno francés por los 100 años de la independencia de Estados Unidos. Mientras que la porteña se instaló en 1875, un dato que fue confirmado en 1990 tras un intercambio entre el Ministerio de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires y un francés, llamado Francis Beaumatin, miembro del Club de los Amigos de la Estatua de La Libertad, quién había visto una foto de la versión argentina en una revista.
Sin embargo, existen mucho mitos y dudas sobre la procedencia de la Estatua de la Libertad porteña, ya que el barrio de Belgrano era un territorio provincial y no fue incorporado oficialmente a la ciudad hasta 1887. Para ese entonces ya tenía dos años instalada en la zona hoy conocida como Barrancas Belgrano. De hecho, 1886, fue vandalizada, al igual que el altar donde está posada.
En qué parte de Buenos Aires hay una pieza histórica del Imperio Romano
Buenos Aires es una ciudad llena de sorpresas y curiosidades. Una de las más grandes es la columna del Imperio Romano, un pequeño monumento de mármol que se instaló hace 39 años en una de las plazas más icónicas del país. Esta pieza histórica, con una antigüedad de 2.000 años, fue encontrada durante una excavación en el centro de Roma. Como muestra de cordialidad, Italia decidió donarla para que sea expuesta en Argentina.
Aunque pasa desapercibida para la mayoría de las personas que transitan por la Plaza Italia, la columna del Imperio Romano es uno de los monumentos más antiguos de Buenos Aires. Esta plaza, ubicada en el barrio de Palermo, además de tener una relación directa con la pieza de museo debido a su nombre, es un punto de conexión para varias líneas de colectivos y está cerca de diferentes atractivos turísticos de la ciudad.
Curiosamente, Plaza Italia no fue la primera ubicación de la columna del Imperio Romano en Buenos Aires. Cuando llegó al país en 1955, se instaló en la intersección de la Avenida del Libertador con la Avenida Luis María Campos. Esta pieza histórica, extraída del Foro Romano, un lugar concurrido en la antigüedad que albergaba comercios, iglesias y palacios administrativos, tiene una historia fascinante.
El Foro Romano era uno de los puntos más concurridos de la capital del Imperio Romano, pues allí se encontraban la mayoría de los comercios, negocios, iglesias y palacios administrativos. Además de su procedencia, esta columna tiene varias características que la hacen especial: es de mármol; tiene 1,9 metros de alto y 55 centímetros de diámetro; es mantenida por la Asociación Romana y de Lazio en Argentina y es una de las piezas históricas más antiguas del país.
Pero la sorpresa no termina aquí. A más de 1.000 kilómetros de Buenos Aires, en el corazón de Mendoza, también se puede encontrar una pieza similar en otra Plaza Italia. Un pequeño capitel de 2.000 años de antigüedad, que también pertenecía al Foro del Imperio Romano, se inauguró el 20 de septiembre de 1959 como símbolo de la buena relación entre Mendoza y Roma, así como entre Argentina e Italia.