Un estudio preliminar de la asociación británica Medical Detection Dogs publicado este lunes habría revelado un dato clave en el trabajo de detección temprana de COVID-19 que podría ayudar a identificar el virus en las aduanas y fronteras entre países, que es que los perros biodetectores pueden identificar el olor del COVID-19 con una tasa de precisión de hasta el 94%.
La investigación que fue dirigida junto con la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres y la Universidad de Durham, utilizó muestras de más de 3.750 personas, como camisas, mascarillas y calcetines usados, para entrenar a seis perros en la detección del virus.
En este marco, los resultados preliminares, ya que aún no obtuvieron una revisión externa por parte de otros científicos, determinaron que los perros fueron capaces de identificar la enfermedad en el 94% de los casos, una precisión superior a la que ofrecen las pruebas de antígenos, de entre el 58 y el 77 %.
Asimismo, la investigación reveló que un solo perro puede examinar hasta 250 personas en una hora, considerablemente más rápido que el resto de métodos de detección del COVID-19, apuntaron los expertos. Claramente, una estrategia que beneficiaria a los estados nacionales en su búsqueda de detener la circulación del virus en sus territorios y evitar la propagación entre los países vecinos por el turismo, por ejemplo.
En este marco, el estudio ratifica que los perros entrenados, en tanto, podrían ser de gran ayuda como una primera herramienta de detección rápida en espacios públicos, como aeropuertos, si se utilizaran junto con métodos tradicionales, como las pruebas PCR, que están siendo cuestionadas en muchos países por sus falsos resultados en los testeos masivos.
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"Saber que podemos aprovechar el asombroso poder de la nariz de un perro para detectar el covid-19 de forma rápida y no invasiva nos da la esperanza de volver a una forma de vida más normal", asegura en un comunicado Claire Guest, directora científica de Medical Detection Dogs y autora principal del ensayo.
Cómo los perros confirmaban la detección de COVID-19
Según detalla el estudio, el mecanismo de detección de COVID-19 con canes entrenados fue de la siguiente manera:
- Si identificaban presencia de COVID-19, los perros daban indicaciones como sentarse, empujar o mirar fijamente hacia delante, y si acertaban, recibían como recompensa comida o juguetes.
- Al no identificar COVID-19 los animales continuaban olfateando a los otros participantes sin dar ningún tipo de indicios o señales
Otro estudio de detección de COVID-19 con abejas
A comienzo de mayo, otro grupo de investigadores de la empresa InsectSense y de la Universidad de Investigación de Wegeningen realizaron un estudio y entrenaron a abejas para que perciban el cambio de olor de una persona contagiada. Es así que utilizaron algo similar a la teoría del perro de Pavlov. Este autor se fijó en que cuando le ponía comida a su perro este salivaba. Eso lo llevó a realizar un experimento, que consistió en hacer sonar una campana cada vez que le ponía comida al perro. A base de insistir logró que el perro asociase el sonido con la campana con la comida y salivase al escuchar el sonido.
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En este caso los investigadores le dieron agua azucarada a las abejas como recompensa por detectar las muestras de COVID. En cambio si mostraban una muestra no infectada no les daban ninguna recompensa. Al final terminaron asocionado el acto de extender la lengua para recibir la recompensa al olor de la infección. En este marco, estas 150 abejas entrenadas fueron capaces de detectar el Covid-19 en tan solo unos segundos.