Teletrabajo: Diputados dio media sanción y ahora es el turno del Senado

El proyecto establece el derecho a la desconexión, contempla las tareas de cuidado y el empleador deberá proveer los elementos de trabajo, entre otros puntos.

25 de junio, 2020 | 20.38

Tras tres horas de discusión, la Cámara de Diputados dio media sanción a la regulación del teletrabajo con 214 votos positivos, 1 negativo y 29 abstenciones.El debate del proyecto de consenso comenzó a las 17:30 tras un mes de trabajo en comisión para llegar a un acuerdo casi de mayoría, aunando las 20 iniciativas presentadas. Entre los puntos centrales, se incorpora la modalidad a la Ley de Contrato de Trabajo, se reconocen las tareas de cuidado y se establece el derecho a la desconexión.

En una nueva sesión virtual, por la pandemia del coronavirus, la presidenta de la comisión de Legislación del Trabajo, Vanesa Siley, sostuvo que “después de analizar los 20 proyectos de ley, llegamos a la conclusión de que hay un interés social de que este tema se regule”. Una demanda que incluye un diálogo tripartito entre trabajadores, empresarios y Estado, actores que expusieron en los debates previos.

Después de resaltar el trabajo conjunto, reflexionó que “es un dictamen de mayoría que creo que por casualidad no fue por unanimidad, porque el dictamen de minoría es igual al de mayoría con una diferencia de dos artículos” y resaltó “la conjunción de intereses contrapuestos”, algo que ocurre con cualquier debate laboral.

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La diputada del Frente de Todos analizó que “el principio fundamental de una norma laboral es que proteja la parte más débil de esa relación” y sostuvo: “No va a salir el proyecto de nadie, va a salir el proyecto del consenso, que demanda la sociedad y protege a los trabajadores y trabajadoras que realiza el teletrabajo”.

El proyecto también estipula que los materiales de trabajo, tanto físicos como de software, deberán ser provistos por el empleador que también deberá pagar los costos extra que se reflejen en un mayor consumo de los servicios del hogar del empleado o una compensación si es que éste utiliza sus herramientas para llevar adelante sus tareas.

También se establece el concepto de voluntariedad, o sea que tiene que haber un acuerdo a la hora de reconvertir el trabajo presencial en uno remoto y la posibilidad de la reversibilidad. Si el empleado quiere volver a la oficina, lo podrá hacer.

Dentro de los puntos que más se destacaron están también el derecho a la desconexión, con la imposibilidad de contactar al trabajador por fuera de su horario y el de tareas de cuidado. Si una persona acredita tener a su cargo menores de 13 años, personas con discapacidad o adultos mayores que necesiten asistencia, las jornadas se deberán adecuar para permitir su atención o podrá interrumpirla para hacerlo. Ambos puntos, sin sanciones.

El diputado Facundo Moyano, quien forma parte de la comisión que emitió el dictamen, también se centró en destacar el trabajo conjunto: “Costó mucho trabajo consensuar, había 20 proyecto. El primero fue en 2002 y después de 18 años estamos por sacar media sanción en la Cámara de Diputados” con una articulación entre los diferentes actores e ideologías. Planteó que “surgieron muchas dudas e inquietudes” en los debates y señaló que algunos indicaron que “el teletrabajo puede significar precarización laboral” pero destacó que el presencial también. “Hay un 40% de trabajadores no registrados”, que alcanzan a todas las modalidades.

Su compañera de bancada, Claudia Ormachea, se enfocó en “los denominadores comunes” que llevaron al consenso porque los distintos diputados debieron “dejar de lado” algunos postulados que habían planteado en cada una de las 20 iniciativas para poder arribar a la unidad. Lo que lo hace una iniciativa “perfectible”.

Por la oposición, Módica Frade, de la Coalición Cívica, aseguró que esta normativa va a generar conflictos laborales y remarcó que “estamos en esta caja virtual en las que nos han metido para discutir algo que requiere un debate presencial” porque regula “la vida de los trabajadores”. Además, apuntó contra los que “se colgaron el cartel de progresistas”, a quienes los acusó de “llenarse la boca” con discursos que no se plasman en la ley que tiene “serias divergencias” entre las que destacó la no recolección de algunas de las objeciones o propuestas de los sectores implicados. “Esta ley la estamos tratando por el apuro de alguien (…) de hecho la vamos a aplicar 90 días después de terminada la pandemia”, acusó.

Maximiliano Ferraro, también por la CC, destacó que el teletrabajo permite “ahorrar tiempos, costos” y el traslado al trabajo por lo que pidió concentrarse en la mejora que implica para las relaciones laborales y dejar de verlo como una amenaza porque también es favorable al vínculo familiar. Un discurso que muchos sabían que se iba a poner sobre la mesa. Una visión a favor de las empresas bajo el discurso de la mejora del medioambiente o la reducción del ausentismo laboral.

Desde el FIT, Nicolás del Caño apuntó contra el pago “por jornada laboral o por objetivo” al argumentar que es lo que “quieren las patronales” como “una herramienta de flexibilizar a los trabajadores, imponiendo una reforma laboral de hecho”. Por eso, rechazó ese punto además de cuestionar que hay muchos sectores no incorporados en el proyecto y criticó fuertemente el artículo que estipula la aplicación de la normativa 90 días después de finalizada la cuarentena.