Investigadores del Conicet encontraron en el valle de Yocavil, en Catamarca, un sitio arqueológico sin precedentes que data de 5.400 años atrás. Según informaron en su página oficial, la investigación muestra cómo un grupo de cazadores-recolectores tuvo que desplazarse luego de la erupción volcánica documentada más grande del mundo de los últimos cinco mil años. De esta forma, este hallazgo podría "dar pistas" para predecir el impacto de catástrofes en la actualidad.
La investigación es el resultado de excavaciones que comenzaron en 2014 luego de que un guía de turismo divisó la cueva. El sitio arqueológico se llama “Cueva Abra del Toro” y se sitúa a 170 kilómetros de San Fernando del Valle de Catamarca y a más de tres mil metros sobre el nivel del mar en un lugar al cual solo se puede acceder tras ocho horas de caminata desde un caserío en la ruta.
"Este es uno de los registros de ocupación de cazadores-recolectores más antiguos de las zonas bajas del NOA (noroeste argentino)", explicó a Télam Juan Pablo Carbonelli primer autor del estudio, arqueólogo e investigador del CONICET.
Según el estudio que se publicó en Journal of Archaeological Science: Report, el grupo de cazadores-recolectores fue forzado a migrar luego de una erupción acontecida en el Complejo Volcánico Cerro Blanco 4200 años atrás (la más importante ocurrida en los últimos cinco mil años en la Zona Volcánica Central de los Andes), pero después el lugar fue reocupado.
"La particularidad de este hallazgo es que nos muestra la interacción entre un evento catastrófico como la erupción y las ocupaciones humanas porque la gente se tuvo que ir y volvió a ese lugar", precisó Carbonelli.
“Todavía no podemos precisar cuánto tiempo este sitio estuvo deshabitado tras la erupción. Hace falta una mayor cantidad de fechados radiocarbónicos para afinar estas cronologías, pero sí debió quedar en la memoria social colectiva como un lugar donde retornar”, afirmó Juan Pablo Carbonelli.
El experto explicó que "rara vez se encuentran sitios de ocupación en cuevas de poblaciones prehistóricas de cazadores-recolectores en los valles intermontañosos andinos" y que "por eso nos alegra revelar información sobre su vida”.
De la etapa previa a la erupción volcánica, el equipo de arqueología halló en la Cueva Abra del Toro herramientas de piedra, una punta de proyectil y restos de huesos de camélidos que fueron parte de su dieta. Del periodo posterior, es decir, de la población que regresó tras la catástrofe natural, identificaron grandes rocas de las que se extraían trozos más pequeños para confeccionar manos de moler y otros instrumentos.
A diferencia de otras regiones de Argentina, hay escasez de información sobre la vida de los cazadores-recolectores en los Andes centrales durante el Holoceno Medio (entre 8000 y 4000 años atrás). “En este sentido, nuestro trabajo permite ir armando el rompecabezas de las ocupaciones tempranas de los valles de esta región”, destacó el investigador del CONICET e indicó que "nuestra idea es seguir excavando otros tipos de sitios que tengan este registro con las erupciones y encontrar si se repite este patrón de abandono y de ocupación al nivel micro o macro regional".