En poco días se presenta al Congreso el Plan Nacional de Ciencia y Tecnología 2030

Se dio a conocer en una reunión del Consejo Económico y Social; intentarán que se convierta en ley para que trascienda cronogramas electorales

20 de agosto, 2022 | 00.05

En un solo edificio de la Facultad de Ciencias Exactas, en Ciudad Universitaria, trabajan unos 2000 investigadores. En Formosa, hay seis. El ministro de Ciencia, Daniel Filmus, usó este ejemplo para ilustrar uno de los principales objetivos del nuevo Plan Nacional de Ciencia y Tecnología, que en pocos días se presentará al Congreso para convertirlo en ley: hacer más equitativo el desarrollo científico tecnológico en todas las jurisdicciones del país.

El 75% de la inversión en esta área está concentrada en tres regiones –dijo Filmus durante la exposición de las principales líneas de este instrumento, que se realizó durante una reunión del Consejo Económico y Social, encabezado por Mercedes Marcó del Pont, en el Museo del Bicentenario–. Hicimos muchas comparaciones. No hay otra desigualdad tan importante como esta. Y si uno tomara las capitales de provincia sería aún peor. Por eso, la ley de financiamiento, que es muy sabia, dispone que el 20% del aumento de presupuesto tiene que dirigirse a la federalización de la ciencia, para generar valor agregado a nuestras materias primas donde se obtienen y generar oportunidades para que los jóvenes se queden allí”.

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Después de dos años de elaboración, el plan ya está prácticamente listo para ser discutido. Necesitamos políticas de Estado que nos permitan superar los cronogramas electorales. Esto está en el corazón, en el núcleo duro de las posibilidades de desarrollo –dijo Marcó del Pont–. Un componente muy relevante de este plan es que aborda la ciencia,  la tecnología y la innovación como una herramienta para achicar brechas territoriales, de productividad, sociales y de género”.

Durante su confección se realizaron no menos de 50 reuniones y participaron más de 17 cámaras, sindicatos, el Consejo Federal de Ciencia y Tecnología (Cofecyt ), el Consejo Interinstitucional de Ciencia y Tecnología (Cicyt), el INTA, el INTI, la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA), los ministerios o secretarías de ciencia de las provincias.

El resultado son diez grandes líneas de acción que deberían guiar el trabajo de aquí a 2032, cuando (tal como lo establece la Ley de Financiamiento de la Ciencia y la Tecnología) se espera alcanzar una inversión en esta área del 1% del PBI. Como referencia, Israel, que es el país que más invierte, proporcionalmente, destina a ciencia y tecnología el 5% de su PBI.

No es un objetivo inalcanzable, pero exige un crecimiento sostenido –reconoció Filmus–. Para eso, además de la inversión estatal en investigación básica, que puede traccionar la transferencia tecnológica, se promulgó o están en tratamiento un conjunto de leyes (por ejemplo, la de biotecnología, la de electromovilidad), que van a tener fondos específicos para atraer la inversión privada”.

Diez desafíos

El plan, desarrollado bajo la coordinación de Diego Hurtado de Mendoza, secretario de Planeamiento y Políticas en Ciencia, Tecnología e Innovación del Ministerio de Ciencia, y María Cecilia Sleiman, su subsecretaria, plantea diez desafíos atravesados por cinco ejes que deberán ser tenidos en cuenta en todos ellos: el trabajo y el empleo (formación de recursos humanos especializados); federalización; perspectiva de género, internacionalización (y fortalecimiento de la cooperación regional) y sostenibilidad (en el ámbito económico, social y ambiental).

“Esto no agota lo que tenemos que hacer en los próximos años –aclaró Filmus–, porque no sabemos qué pueden aportar los investigadores ni podemos anticipar los nuevos desarrollos que vayan surgiendo. Pero identifica cuáles son los objetivos que la sociedad argentina, no el gobierno, considera que son centrales y aquellos en los que hay que invertir recursos”.

Cada uno de los diez desafíos o “agendas” abarcan una serie de “misiones” que detallan las estrategias para enfrentarlos. El primero es erradicar la pobreza, y reducir la desigualdad y vulnerabilidad socioambiental. Y los caminos sugeridos (cada uno con su respectivo detalle de los instrumentos que se promoverán) son transformar la matriz productiva y generar trabajo formal, fortalecer la economía social y popular, facilitar el acceso a hábitats de calidad y promover la inclusión social de las personas con discapacidad.

De la misma forma, se analizan los siguientes nueve desafíos.

  • Impulsar la bioeconomía y la biotecnología para potenciar las producciones regionales y alcanzar la soberanía alimentaria.
  • Contribuir al diseño de políticas para fortalecer la democracia y ampliar los derechos ciudadanos.
  • Construir una educación inclusiva y de calidad
  • Lograr una salud accesible, equitativa y de calidad.
  • Desarrollar los sectores espacial, aeronáutico, de las telecomunicaciones y de la industria para la defensa
  • Fortalecer la investigación marítima, la soberanía y el uso sostenible de los bienes del Mar Argentino
  • Promover el desarrollo de la industria informática y de las tecnologías de la información para la innovación productiva y la inclusión digital
  • Potenciar la transición al desarrollo sostenible
  • Fomentar y consolidar un sendero para la transición energética

Creemos que uno de los rasgos originales de este plan es que tiene dos agendas que ponen el centro de gravedad en las ciencias sociales –destacó Hurtado de Mendoza–: contribuir al diseño de políticas para fortalecer la democracia y construir una educación inclusiva de calidad. Por otro lado, enfoca la salud como una política pública. Tenemos una biomedicina muy sólida y un sector farmacéutico muy potente, pero que invierte relativamente poco en comparación con economías desarrolladas. Por eso ponemos el acento en la colaboración público-privada. Un gran ejemplo es la vacuna que está llegando a los ensayos en seres humanos por primera vez en nuestra historia y que fue desarrollada por la Universidad Nacional de San Martín, el Conicet y el Laboratorio Cassará”.

Más adelante agregó: “Otro aspecto novedoso es la incorporación de lo que llamamos ‘agendas territoriales integradas’. Después de una larga discusión con las provincias, llegamos a la conclusión de que podía ser un salto cualitativo agregar estrategias específicas de producción de conocimiento para las 24 jurisdicciones, que están incluidas en el plan y para las que hoy estamos en proceso de convocatoria”.

También se espera incorporar para fin de año o la primera mitad del próximo “convergencias regionales”.

Adriana Serquis, presidenta de la Comisión Nacional de Energía Atómica, que estuvo presente durante la presentación, opinó que “Es muy interesante el enfoque y excelente la participación de tantos sectores. Creo que los ejes elegidos fijan una agenda nacional. Si se acompaña con presupuesto, se convierte en una política de Estado y se cumple con la ley de financiamiento, puede dar lugar a un mayor aporte de la ciencia y la tecnología a la sociedad”.

Por su parte, Vicente Campenni, gerente general de Invap, aclaró que aunque todavía no había podido leer el documento en toda su extensión (200 páginas), festeja el proceso que se puso en práctica para elaborarlo. “Haber armado un espacio de construcción como el que intervino en este trabajo, ya es algo que merece celebrarse –destacó–. Ahora, me parece importante que este espacio se sostenga porque seguro que va a requerir una mejora continua para adaptarse a un contexto cambiante. Además de un plan para empezar a trabajar y presentar proyectos, también es fundamental mantenerlo ‘vivo’ para fortalecer la cadena de valor que interviene en el proceso de generación y aplicación de talento en ciencia y tecnología. Es lo que nos demandan los tiempos para que esto impacte en el desarrollo económico”. 

Precisamente acerca de esto, Hurtado de Mendoza subrayó que se propuso que el plan estratégico tenga una vigencia de tres años. “Una vez aprobado, se pone en marcha y lo ideal sería que dentro de ese lapso estuviéramos revisando, corrigiendo, mejorando o, por ejemplo, incorporando agendas regionales”, dijo.

Y concluyó Filmus: “Sin ciencia y tecnología, la Argentina no tiene ninguna posibilidad de desarrollo. Como nunca, la pandemia nos mostró que los que monopolizan el conocimiento también monopolizan el derecho a decidir por toda la humanidad. Tenemos que dar esa pelea”.