El plan de ciencia, tecnología e innovación 2030 zanjó la grieta

Fue aprobado de madrugada con 156 votos a favor; entre ellos, 23 de la UCR; permitirá darle estabilidad a políticas de mediano y largo plazo. 

11 de octubre, 2023 | 19.55

Con 156 votos a favor, ninguno en contra y 2 abstenciones, el país dio un paso importante esta madrugada con la aprobación por el Parlamento del Plan Nacional de Ciencia y Tecnología 2030, que así tendrá fuerza de ley para respaldar políticas de Estado que no se interrumpan con cada nueva elección. La comunidad científica lo celebró como un logro destacable, pero además ofrece un notable contraejemplo de los usos y costumbres vigentes desde hace varios años en la política nacional. Como presidente de la comisión de ciencia y tecnología de Diputados, Facundo Manes (UCR) promovió allí el dictamen positivo (después de que hubiera sido votado por unanimidad en la Cámara Alta) y lo defendió con un encendido discurso en el recinto. No estaban los diputados de JxC ni de LLA, pero de su partido, 23 votaron a favor (hubo 12 ausentes).

“La Argentina tiene que tener plan por ley (la norma de 2001 que se conoce como Ley de Ciencia e Innovación) –dice Diego Hurtado de Mendoza, secretario de Planeamiento y Políticas en Ciencia, Tecnología e Innovación del Ministerio de Ciencia, y coordinador del Plan junto con su subsecretaria, María Cecilia Sleiman–. El llamado “Argentina Innovadora 2020” quedó inconcluso; cuando llegamos, en diciembre de 2019, arrancamos con un diagnóstico para elaborar este otro desde el primer minuto. Nos basamos en los aprendizajes, fortalezas, debilidades y claroscuros del anterior. Ahí es donde uno ve el proceso de institucionalización de la ciencia, la continuidad de las políticas, que permite aprender, mejorar, perfeccionar. Se evaluó en tesis de maestría y doctorales, se analizaron instrumentos como los fondos sectoriales y así se desarrolló un caudal de conocimiento y experiencia acumulada importante. Vimos que había que avanzar de manera más decidida en la federalización y decidimos incorporar agendas provinciales. Por primera vez, los sectores de ciencia y tecnología de las provincias aportan sus agendas con planes de desarrollo provincial. Otro rasgo original es que en general se habla de ciencia, tecnología y producción. Nosotros hablamos de ciencia, tecnología, mundo del trabajo y mundo de la producción. Por eso, en su elaboración participaron la CGT, las dos CTA, organizaciones de la economía popular... Estas dos dimensiones son cruciales. El segundo punto es que nuestro país no tuvo nunca un plan como ley. Y hoy sabemos que uno de los principales problemas que tienen las políticas de ciencia y tecnología es la inestabilidad. Entendíamos que lograr una ley suponía que en el Parlamento tendrían que levantar la mano quienes podrían gobernar la Argentina, por lo que estamos dando un paso hacia considerar la ciencia y la tecnología como política de Estado. Teniendo un candidato a presidente que habla de eliminar el ministerio de Ciencia, de privatizar el Conicet y otros disparates, que hoy se haya votado esta ley significa ir en la dirección opuesta. Entiendo que es un mensaje de la política y de la sociedad que responde a una valoración muy positiva de la ciencia y la tecnología. El mensaje del Parlamento es importante”.

Por su parte, como vocero de la comisión de ciencia y tecnología de Diputados, Manes (que aceleró su regreso desde el extranjero para estar presente en el recinto) celebró que se estuviera discutiendo el rol de la innovación, la ciencia y la tecnología como motor del desarrollo del país. “En la Argentina hace décadas que hablamos de economía, pero de una vez por todas, tenemos que entender que la cuestión económica en el siglo 21 es la innovación –enfatizó–. Es por eso que la política científica, tecnológica y de innovación debe ser una política de Estado. La ciencia argentina no es de ningún partido político ni de ninguna facción, es de la sociedad argentina y entre todos tenemos que planificarla, ejercerla y aprovecharla. Para eso, tenemos que terminar de una vez por todas con las mezquindades, porque si no, los que ganan son los que vociferan discursos fantasiosos, como cuando dicen, sin ponerse colorados, que el Estado debe abandonar la investigación y el desarrollo científico para la Argentina. Eso es de ignorantes. Los gobiernos de los países desarrollados o que quieren desarrollarse compiten por tener los mejores sistemas educativos, científicos y de innovación. Necesitamos una política científica coherente, ambiciosa, sostenida y esto requiere planificación, e inversión pública y privada con un retorno adecuado. En la Argentina, la investigación científica es escasa y los investigadores no sobran, sino más bien lo contrario. El enfoque exportador está centrado en las materias primas. Como hace 100 años, seguimos dependiendo del clima. (…) Cuando el plan fue remitido a la comisión que presido, hicimos lo que había que hacer. Lo analizamos detalladamente. Convocamos a reuniones informativas que fueron hechas de cara a la sociedad y en las que participaron expertos de todo el país. A partir de eso le solicitamos al Ministerio de Ciencia un mayor grado de especificidad de las misiones y asignación de responsabilidades. Considerábamos que si no se hacía, podíamos caer en una enumeración de buenas intenciones. ¿Se resolvió todo esto? No, pero estoy seguro de que gracias al intercambio, a la buena predisposición de ambas partes y al trabajo de todos los integrantes de la Comisión, se logró establecer un diálogo productivo que deberá ir ajustándose. La ciencia avanza por ensayo y error, pero yendo para adelante, no bloqueando.

“Es imperativo comprender que cuando hablamos de políticas científicas y tecnológicas estamos hablando a favor del progreso, de la generación de riqueza, de un crecimiento económico sustentable, de una prosperidad inclusiva  –continuó–. (…) La clave para un crecimiento económico sostenido es la generación constante de actividades de mayor valor, y esto se logra a través de la innovación, la ciencia y la tecnología, que deben impregnar todos los sectores productivos de la Argentina y también relanzar a los sectores postergados.  (…) Hace años que discutimos pavadas. Probamos de todo, menos el camino real al desarrollo (…) La ciencia, la innovación y la tecnología debe ser nuestra nueva bandera, como fue la democracia en los 80. Si no abordamos este desafío, no habrá política distributiva que sirva. (…) La ciencia es un ejemplo de cómo puede funcionar la Argentina. Si alguien hace algo bueno, aunque lo haga nuestra competencia, lo tomamos. Y si algo es malo, aunque lo haga alguien de nuestro laboratorio no lo tomamos. Trabajamos en equipo, miramos el futuro, pensamos en grande. Nuestro compromiso a partir de ahora debe ser el de evaluar la ejecución de este plan y sus efectos para mejorarlo y no tener que volver a comenzar desde cero, como lamentablemente acostumbramos a hacer”.

Después de varios años de elaboración, el documento traza diez grandes líneas de acción que deberían guiar el trabajo de aquí a 2032, cuando (tal como lo establece la Ley de Financiamiento de la Ciencia y la Tecnología) se espera alcanzar una inversión en esta área del 1% del PBI (como referencia, Israel destina el 5%).

Estos diez desafíos están atravesados por cinco ejes que deberán ser tenidos en cuenta en todos ellos: el trabajo y el empleo (formación de recursos humanos especializados); federalización; perspectiva de género, internacionalización (y fortalecimiento de la cooperación regional) y sostenibilidad (en el ámbito económico, social y ambiental).

Cada uno de los diez desafíos o “agendas” abarcan una serie de “misiones” que detallan las estrategias para enfrentarlos.

  • Impulsar la bioeconomía y la biotecnología para potenciar las producciones regionales y alcanzar la soberanía alimentaria.
  • Contribuir al diseño de políticas para fortalecer la democracia y ampliar los derechos ciudadanos.
  • Construir una educación inclusiva y de calidad
  • Lograr una salud accesible, equitativa y de calidad.
  • Desarrollar los sectores espacial, aeronáutico, de las telecomunicaciones y de la industria para la defensa
  • Fortalecer la investigación marítima, la soberanía y el uso sostenible de los bienes del Mar Argentino
  • Promover el desarrollo de la industria informática y de las tecnologías de la información para la innovación productiva y la inclusión digital
  • Potenciar la transición al desarrollo sostenible
  • Fomentar y consolidar un sendero para la transición energética

Dos de ellos ponen en el centro de gravedad a las ciencias sociales (diseñar políticas para fortalecer la democracia y desarrollar una educación inclusiva).