El físico Juan Pablo Paz, actual secretario de Articulación Científico Tecnológica, tiene por delante un desafío nada desdeñable: poner en marcha, antes de que termine el año, las 50 licitaciones de equipamiento e infraestructura para el sistema científico que plasmarán los programas “Equipar Ciencia” y “Construir Ciencia”, dotados de 5000 y 8000 millones de pesos respectivamente.
“No será fácil, pero confío en que podremos llevarlo adelante --reconoce Paz--. Convocar y ejecutar los programas, lograr que los fondos se gasten como corresponde, no es sencillo… Estamos armando una estructura en el Ministerio que nos permita hacerlo en tiempo y forma”.
Las iniciativas intentan revertir la obsolescencia de equipos que ya tienen muchos años y favorecer el desarrollo de las regiones tradicionalmente más desfavorecidas. "Equipar Ciencia", ofrecerá a las instituciones del sistema científico la posibilidad de acceder a equipamiento mediano y de gran porte. "Construir Ciencia" les permitirá crear o adecuar la infraestructura necesaria para la investigación e innovación tecnológica, e intentará reducir las asimetrías históricamente existentes entre el centro y las regiones más alejadas del país.
“Estamos trabajando en alrededor de sesenta y cuatro proyectos que ya fueron presentados por provincias o instituciones nacionales --cuenta Paz--. Entre ellos, hay alrededor de veintiún edificios del Conicet. Están distribuidos en Misiones, Corrientes, Entre Ríos, la provincia de Buenos Aires, Tucumán, Chaco, Salta, Jujuy, San Luis, Mendoza, Río Negro, Chubut, Tierra del Fuego… quince o dieciséis provincias. Además, tenemos una línea muy importante de lo que llamamos ‘centros interinstitucionales’, que nuclearán la actividad de varias de las que trabajen sobre temas similares”.
Centros interinstitucionales
Entre los ya proyectados, uno estará enfocado en el estudio de soluciones para los cultivos en zonas áridas. Está tomando forma en San Juan a través de un acuerdo entre la universidad nacional de esa provincia, el Conicet, el Instituto Nacional del Agua y el INTA. “Queremos impulsar las actividades científico-tecnológicas, pero que en algún sentido acompañen las necesidades que existen en las distintas regiones del país”, destaca el funcionario.
En Mendoza, se desarrollará otro centrado en la vitivinicultura, la gestión del agua y la trazabilidad de los cultivos orgánicos, lo que permitirá agregarle valor a las exportaciones.
En Salta, se abrirá una “Ventana al Universo”, en torno del complejo astronómico que se está instalando a más de 4800 metros de altura y que tiene como centros principales el observatorio LLAMA, en Tolar Grande, y el Qubic en la zona cercana a San Antonio de los Cobres. “Les estaremos brindando infraestructura de uso compartido, energía eléctrica, comunicaciones, fibra óptica –comenta Paz--. A media cuadra de la plaza central de Salta Capital, se construirá un centro hermoso de popularización de la ciencia para mostrar todo lo que se haga allí”.
En Mar del Plata, está en marcha un Centro de Investigación de Estudios Marinos. “Será un edificio emblemático, al estilo de ‘Cero + Infinito’ [en la Ciudad Universitaria de Buenos Aires] –se entusiasma--. Estará ubicado pegado al Faro, que antes pertenecía la Marina. Cedido por el Servicio Hidrográfico a la universidad de esa ciudad, se pondrá en valor para que albergue un polo de investigaciones en ciencias del mar, y en él convergerán también el Conicet, la Comisión de Investigaciones Científicas de la Provincia de Buenos Aires, y el Instituto Nacional de Investigación y Desarrollo Pesquero (Inidep). Va a ser un lugar fantástico”.
Otro de estos centros estará ubicado en Ushuaia. “Acaba de firmarse su creación y estará en condiciones de ser licitado muy pronto --comenta Paz--. Reúne a la Universidad Nacional de Tierra Fuego, el Instituto Antártico, el Conicet, la Universidad Tecnológica Nacional y la Municipalidad de Ushuaia. Será una subsede del Instituto Antártico, enfocado en estudios relacionados con el Atlántico Sur y la Antártida. Por primera vez habrá un centro de investigación sobre estas áreas fuera de la Ciudad de Buenos Aires. También allí habrá un edificio destinado a la popularización del trabajo científico”.
Orientado a los temas marítimos, se generará uno en Pico Truncado; y otro, en Esquel, se dedicará a la problemática de la región andina patagónica. Un plan de largo aliento se propone construir seis “polos de conservación” en conjunto entre el sistema científico y la Administración de Parques Nacionales. Serán pequeñas estaciones científicas, de unos 400 o 500 metros cuadrados, enclavadas en el Calilegua, el Pre-Delta, El Impenetrable, Cataratas, el Nahuel Huapí y el Perito Moreno. “Los científicos podrán ir a hacer sus tareas de observación y recopilación de datos, y tendrán todo lo necesario para albergarse durante varios días con plena conectividad”, dice Paz.
Equipos de uso compartido
En cuanto a la renovación de instrumental, no se hacía una convocatoria desde el Programa de Modernización de Equipamiento (PME) de 2014. “En ese momento, se habían presentado pedidos desde las distintas instituciones del sistema científico por un monto de alrededor de 70 millones de dólares –precisa --. Hicimos un estudio sobre el grado de obsolescencia de los equipos que están integrados a lo que llamamos ‘sistemas nacionales de grandes instrumentos’ (resonadores magnéticos, microscopios de última generación y otros por valores que exceden los 200.000 dólares). No son portátiles y estimulamos su uso compartido. Es decir, que desde el Ministerio apoyamos la compra, pero quien lo recibe se compromete a ponerlo a disposición del resto de la comunidad científica una parte del tiempo. La actual convocatoria estará abierta permanentemente. Aquellas solicitudes que lleguen antes de fin de mayo, serán evaluadas durante el mes de junio. Queremos analizar el impacto que tendrá cada equipo, y sobre todo respetar una distribución federal, teniendo en cuenta si en una zona menos desarrollada estimula la radicación de nuevos investigadores, por ejemplo, o si cubren áreas de vacancia. Actualmente, de los recursos que se invierten en ciencia y tecnología, el 85% del presupuesto se destina a la Ciudad y la Provincia de Buenos Aires, Santa Fe y Córdoba. Estamos iniciando un programa de largo aliento, porque a diferencia de lo que sucedía en el pasado, cuando la mayor parte de la financiación del Ministerio provenía de préstamos internacionales, de créditos del BID, hoy tenemos una ley de financiamiento de la ciencia y la tecnología. Si se cumple, el Ministerio tiene la oportunidad de trazar una política de largo aliento en infraestructura edilicia y equipamiento. Estas cincuenta y una obras sobre las que aposté que vamos a tener licitadas a fin de año serán el inicio. Obviamente, no se van a terminar este año, pero el próximo podremos iniciar otras y el siguiente podremos asignar otros equipos, porque habrá fondos que deberán ser destinados al desarrollo científico por ley”.
Y concluye: “Lo más caro de los sistemas científicos que funcionan es la gente. Tenemos que enfocarnos en resolver los problemas del país. Pero para eso, hace falta gente que sepa resolver problemas, que sepa pensar, que sepa atacar problemas que no tienen una solución evidente. Inclusive, en muchos casos, ni siquiera se trata de comprar equipos, porque a veces, los equipos no existen, tenemos que inventarlos”.