Cerca del mediodía, Nicolás Maduro ingresó a la Asamblea Nacional acompañado por su esposa y por la vicepresidenta, Delcy Rodríguez. El salón protocolar estaba colmado: dijeron presente los más de 200 diputados electos por el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), en 2021; y unas 51 delegaciones internacionales. Entre ellas, las de Cuba y Nicaragua -representadas por sus respectivos presidentes-, así como las de China y Rusia. Después de un largo discurso en el que eligió a Estados Unidos y a Javier Milei como enemigos que encarnan la extrema derecha y al imperialismo, recibió la lealtad de las Fuerzas Armadas Bolivarianas de Venezuela. Pese a las provocaciones de los últimos días, una vez más, el plan opositor quedó trunco y en vilo por la marcha atrás de Edmundo González Urrutia de arribar al país para asumir el cargo que reclama.
Más allá del caudal de información que circuló durante el día, la jornada fue tranquila en Venezuela y en el escenario no hubo grandes cambios: predomina todavía la incertidumbre. “Parece que fuera un domingo 2 de diciembre, hay muy poca gente en la calle, no hay policía, no hay violencia”, dijo una joven venezolana a El Destape. “La tensión, aunque no se exprese, es un sentimiento común”, describió una periodista radicada en Caracas.
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La expectativa está puesta en lo que sucederá de ahora en adelante. Cuáles serán los pasos de un lado y del otro tanto dentro como fuera del país, así como puertas adentro de la misma oposición y del mismo oficialismo. “Creo que la estrategia presiona al Gobierno, pero por otro lado despolitiza. Es un costo muy alto para la oposición”, consideró ante El Destape la politóloga de la Universidad de los Andes de Venezuela, Marisela Betancourt. Es que, a su entender, el hecho de que no haya sucedido hoy lo que prometieron desde un sector de la oposición -la llegada de González Urrutia- puede llegar a generar una suerte de sentimiento de “frustración”.
De hecho, la palabra cansancio es una de las que más resuena cada vez que se habla con algún venezolano o venezolana, no importa de qué lado esté. Aún así, nada pareciera dar cuenta de que la situación se resolverá en los próximos días. Tampoco en los próximos meses: “Creo que la situación está en pleno desarrollo”, aseguró la analista.
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La jura de Maduro y la lealtad de las Fuerzas Armadas
"La extrema derecha encabezada por un nazi sionista, un sádico social llamado Javier Milei junto con estados unidos creen que le pueden imponer a Venezuela un presidente, no han podido y no podrán jamás", dijo Maduro en su toma de posesión. "La nación toda y muy especialmente las Fuerzas Armadas deben preservar y consolidar los invaluables bienes de la independencia y de la autodeterminación para evitar que poderes exógenos impongan nuevamente gobierno neocoloniales y entreguistas que vulneren los sagrados intereses del pueblo, que es precisamente lo que ha pretendido la extrema derecha venezolana mediante planes neofascistas violentos con los que intentan socavar la paz de sus conciudadanos para derrocar vía golpe de estado al gobierno legítimamente constituido", sumó Vladimir Padrino López un rato más tarde, tras jurarle lealtad y pleno reconocimiento a su presidencia.
González Urrutia y Machado: denuncia de golpe de Estado y llamado a las FFAA
Los líderes de la oposición emitieron dos mensajes durante la jornada del viernes luego de que sus planes quedaran truncos. El cierre del espacio aéreo por parte del Gobierno imposibilitó la llegada de González Urrutia al país.
María Corina Machado fue la primera. Su intervención compartida en redes sociales tuvo la mística de siempre. Habló de hacer historia y de un “río poderoso tricolor poderoso”. Denunció que Maduro consolidó un golpe de Estado y fue ella quien anunció que desistían de que su alfil ingresara al país. La dirigente antichavista, reconocida por haber participado de casi todas las gestas desestabilizadoras en el país desde 2002 y por haber pedido una intervención militar en 2019, aseguró: “No tengan dudas de que esto se acabó”.
“Soy el presidente electo”, dijo a su turno González Urrutia. Estaba vestido de traje en una oficina que acompañaba el tono sobrio de su proclama. El mensaje más claro fue dedicado a las Fuerzas Armadas, como ya lo había hecho durante la semana. A ellos, les ordenó desconocer “órdenes ilegales que les sean dadas por quienes confiscan el poder” y exigió que preparen las condiciones de seguridad para asumir el cargo.
“La estrategia a partir de las elecciones presidenciales fue dirigido al poder, a la estructura militar. Fue un mensaje para generar una amenaza. Creo que lo lograron, que pusieron al Gobierno de Venezuela en un estado de paranoia nunca antes visto -con el cierre de la frontera, por ejemplo-. Sin embargo, ese mensaje de no decir cuándo será la posesión, por ejemplo, tiene un costo muy elevado para la población. Son mensajes que llevan a niveles de frustración muy elevados”, marcó Betancourt.
En ese sentido, la analista observó dos escenarios: “Todo depende del tiempo en que pueda sostenerse este gobierno por la fuerza”, aclaró. Por un lado, señaló la posibilidad del surgimiento de un nuevo liderazgo de la oposición. El otro, “es que se entienda que tiene que haber un frente nacional de todas las fuerzas, incluyendo a las del chavismo que están siendo perseguidas”, señaló y agregó que será en ese caso que “puede haber una transformación en el panorama político”.
Las internas dentro de la oposición y las trabas para un plan concreto
Las diferencias dentro de la oposición existen. Son dos los espacios más relevantes que funcionan como articuladores. La Mesa de la Unidad Democrática - Plataforma de la Unidad Democrática (MUD-PUD) fue la primera expresión antichavista en el que lograron coordinarse. Pero los acuerdos siempre fueron difíciles. Una de las principales diferencias que siempre mantuvieron fue la de establecer diálogo o no con el Gobierno: Machado siempre bregó porque no e, incluso, no participó de los diálogos que permitieron que las elecciones se realizaran.
En este escenario, cabe dar una mirada a las redes sociales de Primero Justicia, Copei, Voluntad Popular, Acción Democrática o Un Nuevo Tiempo (UNT) para observar las diferencias: algunos de ellos no llamaron a las movilizaciones de este 9 de enero. Varios de ellos tienen legisladores en la Asamblea Nacional -que no asistieron este viernes- que está en funcionamiento. Entre ellos, UNT está al frente del poderoso estado petrolero de Zulia con Manuel Rosales, que le disputó el liderazgo a González Urrutia el año pasado. Para sumar, muchos de los grandes líderes, como Leopoldo López o el mismo autoproclamado presidente encargado Juan Guaidó ahora viven en el exterior, como González Urrutia.
“Hay grandes diferencias estratégicas algunos dirigentes no acompañan a María Corina y hay muchas rupturas internas. Está fraccionada, dividida, porque líderes políticos a nivel nacional no están de acuerdo con que esa movilización vaya a producir”, había dicho ante este medio el politólogo venezolano y director de Log Consultancy, Pablo Quintero. En consonancia, Betancourt marcó que en la actualidad las diferencias también giran en torno a que un sector denuncia al otro de “normalizadora del autoritarismo, porque ya se está planteando ir a elecciones”, que se realizarán este año al parlamento, municipios y gobernaciones.
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La respuesta internacional
Mientras Maduro llevaba a cabo sus actos y celebraba la realización del Encuentro Internacional Antifascista con jóvenes de distintas partes del mundo, la oposición reiteró su reclamo con la difusión de las actas con las que reclaman que González Urrutia ganó la presidencia el pasado 28 de julio. No estuvo sola: Estados Unidos, Canadá, el Reino Unido y la Unión Europea reactivaron sanciones económicas contra funcionarios y reiteraron su desconocimiento a Maduro. Estados Unidos, además, aumentó la recompensa por la cabeza de Maduro y de otros de sus altos funcionarios y extendió un beneficio para las y los migrantes venezolanos en el país.
Para Betancourt la Venezuela de Maduro es “un protectorado ruso”. Desde su visión, “hay que ver cómo se posiciona el nuevo gobierno de Estados Unidos” en el marco de lo que denominó una vuelta a la doctrina Monroe como política exterior en la que las potencias -en este caso Rusia y Estados Unidos- se retiren de territorios como Ucrania y Venezuela.
Hasta el momento, González Urrutia sólo recibió la solidaridad de Trump tras las denuncias de detención de Machado este jueves y, antes, había sido recibido por el asesor en política exterior de Trump, Michael Waltz, sin mayores novedades. La clave estará en el petróleo venezolano que Estados Unidos necesita para sus refinerías y si volverán las sanciones económicas, que frenarían el poco crecimiento económico que Maduro logró en los últimos meses.
América Latina en disyuntiva: reconocer o no a Maduro
Fueron varios los países de la región que decidieron desconocer el nuevo mandato de Maduro: Argentina, Uruguay, Chile, Perú y Guatemala, entre ellos. Todos ellos emitieron comunicados similares en los que condenaron la situación, mientras que Argentina sumó la situación del gendarme argentino Nahuel Gallo y el hecho de que ampliará sus denuncias ante tribunales internacionales.
Entre Brasil y México decidieron mantener la distancia. El brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, en tanto, dejó en evidencia sus molestias con el envío de una comitiva menor a la que mandó a la pose de Milei en Argentina, hace poco más de un año. Claudia Sheimbaum, por su lado, dijo este viernes que México nunca estuvo a favor de la “criminalización de la oposición política”, en referencia a la corta detención de Machado y se abstuvo de extender su opinión.
Colombia, al momento, fue el que tomó la posición más dura, que manifestó a través de su canciller, Luis García Murillo, su preocupación por las denuncias a las violaciones a los derechos humanos y a las detenciones que se sucedieron en los últimos días, pero sin romper relaciones e, incluso, sin cerrar la frontera, como sí hizo Venezuela desde este viernes hasta el lunes. El presidente colombiano, Gustavo Petro, dijo también que no fueron elecciones transparentes ni libres a causa del bloqueo económico que sufre el país. En tanto, ni Colombia ni Brasil respondieron al cierre de fronteras que impuso Venezuela hasta este lunes.
Durante 2024, los tres países pusieron todos sus esfuerzos diplomáticos sobre la mesa para poder llegar a acuerdos e, incluso, presionar para que las actas del escrutinio de las elecciones sean publicadas. La decisión de mantener la distancia por parte de los líderes progresistas suena más bien a intenciones de mantener la estabilidad y de que las fracturas de la región no queden expuestas ante un escenario mundial -con Donald Trump en la Casa Blanca- de extrema polarización y crisis que puja por girar a hacia la extrema derecha.