Cada 8 de noviembre, desde la sanción de la ley 26.852 en 2013, se celebra el “Día Nacional de los/as Afroargentinos/as y de la Cultura Afro” a modo de visibilización y reconocimiento a todos los aportes de dicho colectivo. La fecha es también un símbolo de lucha contra el racismo estructural que existe en nuestro país.
Según el censo de 2010, en el que se incorporó la pregunta de la afrodescendencia a modo de muestreo (no estaba en todas las planillas), cerca de 150 mil personas se autoperciben afrodescendientes. Sin embargo, las organizaciones afro estiman que son más de 2 millones de personas y que el hecho de que no haya existido una campaña de sensibilización en los medios que sostuviera la pregunta hizo que los resultados fueran parciales.
En el próximo censo nacional de población, que se llevará a cabo en mayo de 2022, estará incluida la variable étnico racial en la planilla principal. Esto cobra una gran relevancia dado que durante 130 años a la población afrodescendiente se las clasificó como trigueñxs o directamente como blancxs.
“Aspiramos que en el censo nacional esta situación se revierta. De lo contrario, la sociedad seguirá siendo víctima de una ocultada identidad negra y afrodescendiente”, opina Alejandra Egido, directora de la compañía teatral Teatro en Sepia que trabaja escénicamente las opresiones de las mujeres Afro.
Las deudas históricas con lxs afrodescendientes en Argentina
El reconocimiento, la visibilización y la revalorización de la presencia histórica de los afroargentinos son los reclamos más fuertes de este colectivo. Según Carlos Álvarez Nazareno, integrante de la Dirección Nacional de Equidad Racial, Personas Migrantes y Refugiadas y coordinador del Programa Nacional Afro de la Secretaría de DDHH de la Nación es fundamental “romper con esa matriz racista y discriminatoria que niega la presencia de los afroargentinos, o que solo los muestra como parte constitutiva de la colonia y de un pasado”. Y añade: "Además, venimos aportando a la construcción de la identidad nacional a través del candombe, la murga, la chacarera y el propio tango, que tiene una raíz africana y que hoy se niega”.
Por su parte, Alejandra Egido sostiene que las deudas históricas para con lxs afrodescendientes en Argentina las tiene el Estado que aún hoy, en la currícula escolar no contiene, ni enseña, los aportes de lxs afrxs en la conformación del Estado-Nación, ni la historia de las migraciones afrodescendientes que llegaron posteriormente.
Sobre este punto, Álvarez Nazareno criticó que solo se los muestre como el negrito de la colonia, el aguatero o la mazamorrera. “Muchas veces las prácticas racistas que hacen los docentes es pintarle con corcho la cara a los niños para hablar de un pasado colonial pensando que hoy no hay afroargentinidad. Es central romper con esa estructura eurocéntrica”, asegura.
Para el referente, estas prácticas invisibilatorias tuvieron y tienen consecuencias en la estructura psíquica y la autoestima de lxs niños, niñas y adolescentes que sufren cotidianamente el buylling: “Para nosotros son prácticas racistas de negación, de burla e insulto”.
Racismo estructural
“Siempre existimos y existiremos. Mucha gente nos pregunta impunemente de dónde somos porque ven una persona negra en las calles argentinas y piensan que somos de cualquier país menos de acá. Esa es parte de la estructura racista que mucha gente niega”, subraya Álvarez Nazareno.
Además del racismo estructural existen los micro racismos que se producen en el lenguaje cotidiano. Gladys Flores, activista Afro guaraní y educadora popular feminista, asegura: “Cuando se ve una persona negra primero se piensa que es extranjera y, si no es tan negra, rápidamente se piensa que es pobre, delincuente, planero, etc.”
En ese sentido, Flores resalta que esto se exacerbó mucho en la Ciudad de Buenos Aires con los “hermanos” senegaleses en la venta pública. “El gobierno de CABA ha sido tremendamente duro con ellos. Tenemos un caso de una vendedora ambulante que fue golpeada por el encargado de un edificio porque no la quería en la puerta”.
“Desde la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación venimos haciendo un gran trabajo para erradicar el racismo y para aportar al reconocimiento. El secretario Horacio Pietragalla Corti ha creado la Dirección Nacional de Equidad Racial, Personas Migrantes y Refugiadas, ya que la Secretaría de Derechos Humanos es el organismo coordinador de las acciones del Decenio Internacional para la Población Afordesendiente mediante el cual, desde 2015 a 2014, la ONU insta a los Estados a generar políticas públicas y acciones afirmativas para promover la visibilización, el reconocimiento, la justicia y el desarrollo de la población afrodescendiente en cada uno de los territorios nacionales”, señala Álvarez Nazareno.
María Remedios del Valle
La fecha del 8 de noviembre fue elegida en conmemoración de la muerte de María Remedios del Valle, una afrodescendiente esclavizada nacida en Buenos Aires entre 1766 y 1767. Fue una mujer que tuvo un rol muy activo en la defensa frente a las invasiones inglesas y en la guerra por la Independencia Argentina, donde llegó a recibir el mote de “madre de la patria”. Sin embargo, su figura y su incidencia en la historia han sido dejadas de lado.
La historiadora Magdalena Candioti, autora del libro “Una historia de la emancipación negra. Esclavitud y abolición en Argentina”, cuenta que es muy difícil reconstruir la vida de las personas esclavizadas porque no hay muchos testimonios en primera persona sino de registros donde aparecen como cifras de población, como ítem de propiedad. Sin embargo, se pudo establecer que María Remedios del Valle tuvo un papel muy importante durante las invasiones inglesas, entre 1806 y 1807. “Era muy común que muchas personas esclavizadas participaran colaborando, principalmente varones”, adelanta.
Luego, en 1810, se fue con una de las columnas que formaron parte del ejército del norte a pelear en el marco de las contiendas. Allí colaboró con los heridos y luchó junto a su familia, perdió a su marido y a sus dos hijos en combate. Colaboró tanto con el ejército, que Manuel Belgrano, quien no quería que las mujeres permanezcan en el campamento, no solo la dejó quedarse, sino que además la designó capitana. Allí fue cuando la tropa y sus compañeros la habrían llamado “madre de la patria”.
“Me parece importante resaltar que no era la única mujer que participó en las guerras de la independencia. Pero recordarla a ella nos permite recordar también a todo este conjunto de mujeres pardas y morenas, muchas veces esclavizadas, que también participaron en estas contiendas y guerras”, señala Candioti.
La historiadora remarca que gran parte de esta historia se conoció porque cuando terminó la guerra y el ejército retornó a Buenos Aires, muchos de los soldados recibieron pensiones y María Remedios quedó al margen de este beneficio. Por este motivo, en 1826 inició una petición para que se lo otorgaran para lo cual tuvo que recolectar declaraciones que dieran cuenta de sus aportes en el ejército.
Finalmente aceptaron pagarle esta pensión y, a su vez, para que no se olvide que esta mujer era benemérita, se dispuso que se redacte una biografía y que se erija un monumento. “Dos cosas que no pasaron. No obstante, durante un tiempo, fue una persona que cobró notoriedad. Incluso, Juan Manuel de Rosas la fue ascendiendo hasta colocarla en la plana mayor en 1836”, resaltó Candioti, en diálogo con El Destape.
Sin embargo, este reconocimiento no se sostuvo en los años posteriores. Para la historiadora, ese “olvido” es parte de toda una política de minimizar ese pasado, considerar a la esclavitud como algo superado y postular que todas esas personas fueron integradas y que sus diferencias se disolvieron en una nación sin diferencias raciales, ni sociales.
“Sabemos que la lógica bajo la que se hizo eso fue pensar a África y a los africanos como inferiores. Tenían que transformarse, incorporarse y hacer de toda la Argentina un país lo más europeo posible. Se blanqueó y se europeizó la historia y los personajes a recordar”, describió Candioti.
Sobre este punto, la especialista critica que en los manuales de historia omitan esta parte de la historia o que solo se le dé lugar a determinados personajes que se destacaron por morir por la patria. “Solo ahí pueden ocupar cierto lugar en la historia nacional. La única forma de entrar en nuestra memoria, lo que yo llamo el ‘afroargentino permitido’, es muriendo en las contiendas. Y en realidad hicieron mucho más. En el caso de Buenos Aires, hasta principios del siglo XX, cuando las élites decían que habían desaparecido, estaban haciendo un montón de cosas: construyeron ciudadanía, sociabilidad, etc. pero fueron barridos en el plano discursivo hasta ocultar sus propias agendas, tradiciones, etc”.