El fallecimiento por coronavirus de Miriam Soto, una enfermera del Hospital de Emergencias Clemente Alvarez (Heca) de Rosario, dio nuevo impulso al reclamo de uno los sectores más expuestos durante la pandemia. Los enfermeros están en la primera línea de batalla las 24 horas, siguen acumulando muertos y hace meses que le exigen al gobierno provincial que reglamente dos leyes que mejoran sus condiciones de trabajo y los considera una profesión de riesgo.
Desde el Colegio de Enfermeros de Rosario apuntaron a El Destape que ya son 13 los trabajadores sanitarios que fallecieron en toda la provincia como consecuencia del COVID, mientras que 3 o 4 se encuentran en estado crítico por la enfermedad. La lista negra se suma a la de 20 médicos que murieron por el virus desde el comienzo de la pandemia. Según datos de los propios colegios, el 80% se contagió trabajando.
Reclaman que se implementen dos leyes que permitirían regularizar algunas condiciones de trabajo, sobre las que advierten mucha precarización. Una es la Nº 9.282, que pasó a ser la Nº 13.969 pero aún es necesario reglamentar. La norma reconoce a los enfermeros con título universitario de grado dentro de la lista de profesionales de la salud, como personal esencial y no como técnicos o administrativos como hasta el momento.
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La otra es la Nº 12.501, de ejercicio profesional, que fue reglamentada pero no así el artículo 25 que califica a la enfermería como una actividad de alto riesgo. Ese artículo, que según los enfermeros permitiría que se jubilen antes y mejor, tener vacaciones profilácticas preventivas y acceder a todos los elementos de protección que tienen los que trabajan en áreas críticas, está judicializado desde 2018 por un recurso del gobierno provincial. Actualmente, luego de una serie de apelaciones, el Estado tiene 30 días hábiles para hacerlo.
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"Si esa normativa se hubiese reglamentado, muchas de las situaciones que hemos atravesado quizás se hubieran atenuado”, afirmó a El Destape Liliana Ponti, titular del colegio. La referente de los enfermeros remarcó que el artículo 25 "brinda mayores cuidados”, en el marco de denuncias realizadas en los últimos meses por problemas en la adquisición de insumos necesarios para la protección de los trabajadores.
Para Ponti, los trabajadores de la enfermería "están muy expuestos", y consideró que la causa de que sus compañeros hayan fallecido "es que fueron gente que trabajó muchas horas". En ese sentido, advirtió que "la comunidad necesita enfermeros descansados", y lo graficó de esta forma: "La persona que más cerca tiene un paciente que está internado, es una enfermera. Cuando está cansada, y se moviliza de un trabajo a otro, también afecta al servicio y a la propia persona".
Por todo esto, pidió al gobernador que de una vez por todas se reconozca a la actividad como tarea de riesgo, con más descansos y vacaciones, en pos de generar una mejor calidad de vida para los enfermeros. “Es el momento de evaluar esta necesidad, no podemos ser reemplazados porque no se puede hacer telemedicina. Hay compañeros que todavía luchan por su vida. Es verdad que bajó el número de contagios, pero aumentó la tensión normal que tiene el trabajo de salud. La enfermera no está de descanso. El trabajo sigue igual y las prevenciones hay que tomarlas. Hasta que no llegue la vacuna, los cuidados deben ser iguales", manifestó.
Desde Salud, en tanto, argumentaron que la demora en la entrada en vigencia tiene que ver con que "el gobierno de Miguel Lifzchitz dejó al irse la ley aprobada sin reglamentar, a medio camino". "En el inicio estaba esa bomba plantada y dijimos que se iba a solucionar. Cuando llegó la pandemia, a tres meses de asumir, acordamos que la situación nos dé un respiro para empezar a trabajarlo", dijo a El Destape una alta fuente del Ministerio. "Hoy una mesa conjunta con los dos colegios para instrumentarlo, así que está en vías de solución. Ya está el espacio de diálogo para realizarlo en orden", completaron.
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El último caso
Miriam Soto tenía 55 años y trabajaba como enfermera en el área de emergencias primarias del Clemente Álvarez y en el sector de Neonatología del Hospital Centenario. Según se informó, estaba internada desde el pasado 14 de octubre por una neumonía por COVID y desde hace varios días había empezado a necesitar la asistencia mecánica de un respirador. Una semana antes que la enfermera quedara internada, había ingresado al nosocomio el marido que también estuvo muy grave en la unidad de terapia intensiva, pero se terminó recuperando. La mujer tenía tres hijos y hacía 30 años que se desempeñaba en el centro médico.
El cortejo fúnebre para despedirla pasó por el nosocomio, donde sus familiares y compañeros de trabajo le dieron el último adiós en un clima de gran tristeza, ya que era una persona muy valorada. Un grupo de ambulancias públicas encendieron sus sirenas para despedir a Miriam mientras sus compañeros, entre los que se encontraba el director del Heca Jorge Bitar, se acercaban al coche y ponían ramos de flores sobre el techo. Su nombre se suma al de Marleni Monzón, también integrante del plantel de enfermería del hospital mayor, que murió de COVID-19 hace un mes.