Eduardo Nieva bajó de lo alto del cerro, tal y como lo hicieron sus ancestros durante cientos de años. Es que la señal de Internet no llega bien en todas partes de Amaicha del Valle, pueblo originario perteneciente a la Provincia de Tucumán. Atrás quedaron aquellas experiencias con representantes de la ONU, el FMI y líderes del mundo en países como Estados Unidos o Suiza. Aunque, claro, las experiencias han quedado en su memoria. Recorrió varios metros para poder brindar la entrevista. Minutos antes, estaba en una radio comunitaria, ayudando a sus compañeros indígenas y militando una lucha que, según él describe, es más bien una "resistencia". ¿A qué? Al colonialismo que, pese a que no está integrado por personas que visten con mantos y túnicas como los españoles, hoy lo hacen con saco y camisa, y son reconocidos como "empresarios".
El hombre de 51 años, quien hace poco dejó su mando como Cacique de Amaicha tras doce años y medio de mandato y una larga trayectoria como abogado para hacerle frente a este escenario, se prepara para dialogar con El Destape. En el marco de una jornada que se celebra como "El Día del Aborigen Americano", una expresión completamente desacertada, ya que los indígenas sí poseen un origen y una historia. La entrevista es sobre derechos, colonialismo, resistencia, valores y formas de lucha en pleno Siglo XXI por recuperar sus tierras, mantener viva la cultura y hacer un poco de "justicia" luego de haber padecido innumerables violaciones a los derechos humanos.
De acuerdo a lo que Nieva explica, los grupos empresarios y usurpadores de tierras no pretenden vivir en forma de comunidad y con un sistema equitativo, como sí lo hace la comunidad indígena. Absolutamente todo lo contrario. Quieren comprar o robar territorios que, ante todo, fueron habitados por los pueblos originarios, asesinados y perseguidos durante siglos. Por medio de supuestos títulos que carecen de fundamentos, amenazas y presiones, buscan apropiarse de los mismos para explotar los recursos naturales y hacer un negocio: un cocktail explosivo para la Madre Tierra y el medio ambiente, ámbito sagrado para los indígenas.
Por supuesto que la batalla que la comunidad de Amaicha del Valle y los pueblos originarios tienen es sumamente desigual. Entonces, ¿cómo se puede combatir al capitalismo más duro? ¿Cómo hacerle frente a un modelo en el que gran parte de la sociedad tiene una mirada eurocentrista y occidental? Son algunas de las preguntas que Nieva le respondió a este medio. Y una de las ideas en las que cree con total seguridad es que "es el Estado el que tiene que afrontar la situación y no desviar la mirada". De hecho, y a modo de revelación, los tiempos en los que realmente pudieron lograr grandes avances tuvieron lugar con dos mandatarios: "En el Gobierno de Néstor Kirchner y también en el de Cristina pudimos darle continuidad y armar las bases de la política de Amaicha del Valle, tal es así que se hizo el 90% de una bodega comunitaria".
Quién es Eduardo Nieva y su perfil
- Eduardo Nieva (51 años), es un abogado y docente que desde 2008 hasta 2020 se desempeñó como Cacique de Amaicha del Valle.
- Experiencias de trabajo: Declaración Universal de los Pueblos Indígenas en Ginebra (Suiza), en la OEA y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos en la Declaración Americana de Pueblos Indígenas.
- Su actualidad: trabaja en un radio comunitaria, colabora en la Amaicha del Valle y también asesora a otras comunidades del Norte de la Argentina.
- Objetivo personal y colectivo: "Trabajar profesionalmente en el Norte del país ayudando a comunidades indígenas. La idea es ayudar a comunidades indígenas para que puedan autodesarrollarse".
- ¿Cómo están afrontando la situación de pandemia por coronavirus en Amaicha del Valle?
"La verdad es que estamos preocupados como todos. La segunda ola de este virus nos afecta a todo el mundo. Uno que está en contacto con Internet y televisión, que tenemos acceso, vemos cómo se multiplican los casos en los últimos tiempos. Las vacunas llegan para las personas mayores, docentes y personal de salud, que son los que están al frente de esta situación. Es riesgoso y preocupante. Nosotros, como comunidad que estamos pegados bien a la montaña y estamos a tres horas de San Miguel de Tucumán (Capital de Tucumán). Si no viene el turismo interno, aquí arriba estamos mejor. Tenemos casos, hemos tenido muertes de comuneros por Covid-19 y no nos deja de preocupar. Cuando viene el turismo, la gente de fin de semana nos preocupa porque son los que traen los casos".
- ¿Qué repercusiones tienen en Amaicha del Valle sobre el aumento de casos de coronavirus en el AMBA?
"La verdad es que uno piensa que es responsabilidad de cada uno, hay una responsabilidad colectiva y una individual. Los gobiernos hacen lo que pueden, pero ya queda en la responsabilidad de cada persona. Cuando uno ve los casos, que estamos llegando a los 29.000 casos. La persona, los padres de familia deben tener una responsabilidad. La juventud debe tomar consciencia de todo esto. La juventud debe tomar consciencia de todo esto, no deben salir a fiestas o realizar encuentros clandestinos, deben tener respeto por el otro, por la vida del otro. Es una sociedad muy individualista, deberíamos pensarlo de manera colectiva. La forma comunitaria nos va a salvar de esto".
- En cuanto a las medidas sanitarias que se han tomado a nivel Nacional, ¿qué opina al respecto?
- "A mí me parece que son totalmente atinadas, totalmente. No acompañar este tipo de procesos es una cuestión política. Cuando vemos que de 4.000 a 6.000 casos que teníamos mensualmente y nos fuimos a 28.000 en todo el país, hay una incoherencia y una irresponsabilidad de los funcionarios públicos que no están de acuerdo. Tienen que dejar de lado ese egoísmo personal. Hacer política propia con una cuestión de pandemia, que es de vida o muerte, y tener un poquito de honestidad, de ética, de principios y valores de la vida. Estamos hablando de muchas muertes. Uno observa a Brasil, que si bien es un país enorme, y la cantidad de muertes y contagios que hay por día es tremenda. Hay una falta de responsabilidad y de sentido común muy grande. Hay un desprecio por la vida del otro, dando prevalencia a una situación capitalista por los intereses económicos y sobre la vida humana. Eso nos tiene que hacer pensar mucho. Después se dice que trabajamos por el bien común de todos. Y la verdad que es contradictorio. Cuando ves en los hechos, y las repercusiones y opiniones promoviendo que salgan de las calles y no hagan caso las medidas. La falta de valores y de principios de esta gente. Hay un capitalismo feroz y atroz que mata".
- ¿Qué responsabilidad tienen los medios en este contexto que vive el país?
"Todos los medios deberían tener una responsabilidad de concientizar de manera permanente y no promover lo contrario. Si bien es cierto que todos somos defensores de la libre determinación, que es un derecho humano universal, pero todo tiene su límite y todo tiene su responsabilidad. Si en el marco de pandemia, no hay límites y se da prioridad a una cuestión política, creo que ahí se pierde el equilibrio de la responsabilidad que debemos tener todos juntos. Los principios del 'Buen Vivir', así como lo llamamos nosotros, es desvirtuado muchas veces por los intereses políticos y económicos. Se pierde el equilibrio individual y también el colectivo por caer en una cuestión política".
- ¿Cómo fue tu recorrido previo antes de llegar a ser Cacique de Amaicha del Valle?
"Fue una lucha con desafíos permanentes que la vida me llevó. A veces, estuve muy solo en grandes ciudades, donde culturalmente era muy distinto. Encontré gente que logró contenerme, amigos que me animaban a seguir. Hice el primario hasta el secundario en Santa María, Catamarca. Después soñé con hacer una carrera universitaria. Buenos Aires me dio la oportunidad y estoy tan agradecido con la facultad de derecho de Lomas de Zamora, donde me recibí. Encontré gente que ha sabido entenderme y la verdad que siempre he tenido ese marco de reivindicación como comunidades indígenas. Siempre estuvo en mi pensamiento cómo iba a ser la lucha a futuro. Me recibí de abogado. ¿Para qué? Para que me sirva como instrumento y serle útil al colectivo de los pueblos indígenas, llevar a cabo ese ejercicio de derechos y ver la normativa legal tanto en el derecho internacional como el de cada país. Otro desafío más era cómo implementarlo, cómo llevarlo a la práctica. Después de haber estado tanto en la OEA, en la ONU, reivindicando los derechos y discutiendo de derechos con los gobiernos de todo el mundo, volví a mi pueblo y fui electo cacique. Ser cacique, gobernar una comunidad, para mí fue un posgrado que me dio mi pueblo, una especialización. Durante estos 12 años bajé a tierra, me hizo bajar a la realidad y cómo implementar esos derechos que había aprendido. No es fácil llevar a cabo todo eso, me sirvió esa experiencia internacional. La verdad que a veces se hace cuesta arriba, pero ese espíritu de lucha y de resistencia nunca lo hemos perdido. Este aprendizaje de gobernanza indígena, me ayudó también para llevarlo a otros pueblos y ponerme a disposición para poder seguir ayudando".
- ¿Cómo fue tu experiencia como Cacique de Amaicha del Valle?
"Estuve desde 2008 hasta el 2020. Hace tres semanas han elegido nuevas autoridades. Para mí fueron 12 años y medio después de trabajar arduamente. Todo el equipo de trabajo que ha estado conmigo, de técnicos, idóneos, comuneros y no comuneros comprometidos con un proyecto político comunitario. Es atípico hacer eso, es muy raro. Promovimos un autodesarrollo interno, es como un sueño. Hemos podido ver que sí es posible hacer justicia social. Es posible cuando nos comprometemos. Acá, el cacicazgo y la dirigencia, no cobran ni un peso. Es luchar y pelear por principios. Ver cómo nos hemos aprovechado de hacer una alianza virtuosa con el Gobierno Provincial, el Gobierno Nacional y organismos internacionales como la Organización de las Naciones Unidas de la Alimentación y la Agricultura (FAO), UNICEF y El Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA), entre otros, que han confiado en nosotros y nosotros hemos puesto a las obras a la vista de la comunidad que tiene un patrimonio sumamente rico e interesante, promoviendo un proceso económico autónomo.
- ¿En qué tipo de aspectos han trabajado para que la comunidad sea sustentable?
"Tenemos una bodega comunitaria que es atípica a sus formas de comercialización. Promovimos una economía social y solidaria, y ver que sí se pudo, que es real y que las obras salieron. Nos quedan cosas por hacer y ojalá que el próximo gobierno lo pueda hacer. Vamos a colaborar para que terminen esas obras. Sinceramente, eso nos llena de valor, de ganas de seguir trabajando. Hemos podido observar que, con gente comprometida y sin egoísmos, podemos pelear por el interés comunitario. Hemos podido hacer obras importantísimas como una bodega comunitaria, que todavía no está regulado en el código tributario. Hemos podido observar que el mundo tiene un problema de concentración de la riqueza y que este sistema es mucho más justo y equitativo. El Valle Calchaquí es rico en la viniviticultura. La idea también es hacer molinos para hacer harina de algarroba, que es para celíacos. Las especias son muy ricas aquí y también promovemos todo lo que es de artesanía, con un sistema de producción y de consumo interno en el sentido de que tengamos seguridad y soberanía alimentaria, que nos permita comer sano y nos permita prevenir enfermedades. También queremos poder llegar al mercado en la economía provincial o nacional".
- ¿Cómo es el sistema de gobierno de la comunidad de Amaicha del Valle?
"Nosotros, por ejemplo, tenemos la ventaja de contar con una propiedad comunitaria. No todos tienen el lujo de contar con algo así. Y no es una lucha de ahora, es algo que viene de hace muchísimos años. Nuestro abuelos derramaron muchísima sangre por eso. Hay otros pueblos que todavía no la tienen y siguen su lucha. Nosotros nos solidarizamos con ellos porque una comunidad indígena sin tierra y sin recursos naturales para disponer, no se pueden desarrollar. Nosotros tenemos ese lujo, queremos seguir peleando el tema territorial. Tenemos un sistema de gobierno fuerte, con una asamblea general. Está el Consejo de Ancianos, que está conformado por siete abuelos que están en los tres poderes del Ejecutivo, Legislativo y Judicial. Es el propio consejo que, con un día a la semana que se reúnan, ilustra al Cacique, lo aconseja y lo guía. El Cacique vendría a ser una suerte de Secretario Ejecutivo en el ámbito occidental. En ese marco, nosotros le decimos 'gobernanza'. Las formas de gobierno indígenas fueron asimiladas con otro tipo de formas. En esos tiempos, los abuelos han tenido que constituirse en una cooperativa para tener una vida jurídica en asociaciones civiles y fundaciones. El cacique pasó a ser presidente, secretario, tesorero... Son formas totalmente diferentes. En el fondo de la cuestión, en el Derecho Mayor que está dentro de la vida de los indígenas que regulan las normas de la vida cotidiana, encontramos la forma de gobernanza propia que es mucho más horizontal. Estamos tratando de que se haga un gobierno más horizontal; mientras el sistema occidental habla de gobernabilidad. Lleva tiempo descolonizando nuestra mente y nuestras formas para recuperar esos derechos mayores, ese derecho propio que está en la vida cotidiana de las comunidades".
- ¿Cómo fueron adquiriendo fuerza como comunidad?
"Todo es una lucha permanente. Todavía tenemos una lucha en nuestro territorio y de recursos naturales. Hicimos un gobierno con una autonomía propia y política interesante. La lucha por los territorios, que a veces somos intimidados por los que pretenden estas tierras o por faltas de políticas de Estado para regularizar la situación territorial, los líderes por defenderse no pueden promover su autodesarrollo y es entendible. Es lógico y es razonable porque la lucha es desigual".
- ¿Cómo es el diálogo con el Gobierno Provincial y el Gobierno Nacional?
"En estos 12 años hemos desarrollado un proyecto propio que se llama 'El Buen Vivir', en el que hemos empezado a buscar alianzas estratégicas con diferentes programas, aliados provinciales e internacionales, sin copiar el proyecto de nadie, apostando por un proyecto que tenga que ver con nuestra identidad. Y la verdad que nos fue bien. Es cierto que el Gobierno Nacional no ha tenido tiempo de brindar una política pública de pueblos indígenas por el tema de la pandemia. Todos estamos cuidándonos de salvar nuestras vidas y también la vida económica y social. Cuál va a ser la nueva relación con el Gobierno Nacional y Provincial. Pienso que, para hacer una política pública de pueblos indígenas somos diversos en todo el pueblo nacional. Lo mejor sería regionalizar los territorios, los andinos en nuestro sector, que sí nos entendemos, y ver qué tipo de políticas se pueden hacer en conjunto con los pueblos indígenas. Hacerlo sólo como gobierno no sirve. Hemos visto fracasar miles de proyectos y a mí me consta. La única forma de crear, constituir y hacer una política pública de buena fe, promoviendo el buen diálogo, es hacerlo con los líderes indígenas, las organizaciones y las comunidades, donde plasmar esa política pública y hacer un plan de trabajo de forma progresiva".
- ¿En qué momentos han tenido la oportunidad de dialogar con los Gobiernos Nacionales y de tener un espacio de escucha?
"Nosotros hemos aprovechado bien. En el Gobierno de Néstor Kirchner y también en el de Cristina pudimos darle continuidad y armar las bases de la política de Amaicha del Valle, tal es así que se hizo el 90% de una bodega comunitaria. Es un emprendimiento único, no existe en otro lado una empresa comunitaria de esta naturaleza. Hicimos un proyecto de red de agua potable de 70 kilómetros de cañería. Fue una inversión importante del Servicio Provincial de Agua Potable y Saneamiento (SEPAPyS), que es el ente que regula el agua en Tucumán. Todavía no se ha inaugurado la obra, esperemos que pronto se termine. Por la pandemia hemos quedado paralizados, pero sí hemos visto que sí es posible, que es real. Los líderes tenemos que armar los proyectos políticos, económicos e interrelacionarnos con el Gobierno Nacional y Provincial. Sé que no es fácil, pero tenemos que promoverlo desde las bases y ver cómo tener ese encuentro de diálogo y buena fe para crear esas políticas públicas y lograr una reparación histórica".
- ¿Cuál es el modelo ideal de Amaicha del Valle como comunidad?
"Siempre estamos mirando a Bolivia y a los países en donde hay muchos hermanos con pueblos indígenas. El tema es ponerlo en práctica y cómo hacer ejercer ese derecho. Después de los años '90, en América Latina, se han reconocido múltiples derechos a los pueblos originarios. Si bien falta, hay que ver cómo llevar el ejercicio de ese derecho a la práctica. Para ello necesitamos la buena voluntad política de los gobiernos, con políticas públicas. Si no nos quedamos con una cuestión con lo que dice la Constitución... lo dejamos plasmado en lo articulado, pero hay que llevarlo al ejercicio pleno".
- En síntesis, ¿quiénes fueron los primeros en quitarles las tierras en Amaicha del Valle?
"Es una cuestión de resistencia histórica. Nos hemos acostumbrado a luchar de forma permanente. Llevamos en la sangre esa lucha, esa resistencia permanente. Tenemos que preparar a la juventud, a los niños, los abuelos se encargan de hacerlo, de recordar todo este proceso histórico. En el Valle Calchaquí hubo un destierro que es de público conocimiento, lo que ocurrió con los Kilmes. El refugio fueron las altas montañas, los cerros, ahí se refugiaban nuestros abuelos, nuestros ancestros. Y después volvieron al valle. Las altas costumbres fueron nuestro refugio y la mejor resistencia para que nosotros podamos darle continuidad a este proceso histórico. Es tiempo de una reparación histórica, de una política pública. Ojalá que pronto, tengamos una mirada en conjunto con todos los pueblos indígenas para hacer una política pública, enfrentar el problema, encararlo y no esconderlo ni ignorarlo. Si no enfrentás la situación, el problema va a estar siempre y no se va a resolver. Hay muchos intereses de tierras, de recursos naturales, de minería, del agua, los bosques, de la riqueza de los recursos humanos. La mayoría de esos recursos están en los pueblos indígenas. El tema de cómo afrontar esa situación cuando los intereses son grandes. Los grandes terratenientes, o los que supuestamente tienen los títulos y ve qué clases de títulos hay, dejan mucho que desear. Cuando uno llega al fondo de la cuestión, uno va a requerir de políticas públicas claras y coherentes. Es el Estado el que tiene que afrontar la situación y no desviar la mirada".
- La sociedad argentina suele romantizar el modelo eurocentrista y también pone mucho el foco en lo que pasa en Estados Unidos y en las grandes ciudades. ¿Considerás que por dicho motivo se termina dejando un poco de lado lo que ocurre con los pueblos originarios?
"Te agradezco la reflexión. Hemos podido probar que hicimos raíces del Derecho Mayor. ¿Dónde encontrás el Derecho Mayor? En las costumbres de cada comunidad. Nosotros no podemos ir al Chaco y decirle a un qom (NdeR: pueblo originario) qué es lo que tiene que hacer. Yo lo puedo guiar como abogado, ayudarlo a escarbar su propio derecho. No va a estar en el derecho romano o en el derecho anglosajón, el que se enseña en las universidades. Nuestro derecho pasa desapercibido porque todo viene de afuera. Acá en Argentina, en las comunidades indígenas, hay un sistema propio. No lo quieren reconocer y reniegan de eso. Por eso seguimos resistiendo. ¿Qué mejor que convivir con esa diversidad cultural? ¿Qué mejor que tomar esos valores que todavía están vivos y poder convivir en un marco de interlculturalidad?. Ése es el gran desafío de un sistema democrático, que sea plural. No hay que tener miedo de hablar del pluralismo jurídico, de la diversidad cultural. Eso enriquece a un país".
- ¿Cuáles son las costumbres ancestrales que la comunidad de Amaicha del Valle ha logrado mantener pese al atropello que hubo con el colonialismo?
"La gran resistencia que caracteriza a Amaicha es el tema de la vida espiritual de la Madre Tierra y la Pachamama. Las ceremonias ancestrales, los abuelos han quedado de forma permanente. En febrero hay una fiesta de carnaval, pero durante todo el mes de agosto las ceremonias son sagradas para nuestro pueblo. La verdad que esa relación con la madre Tierra nunca la hemos perdido. Siempre le hemos agradecido, pese a que el agua falta permanentemente. Carecemos de agua y hacemos la danza del Suri para que llueva. Sufrimos de esta carencia del recurso humano tan importante como es el agua. Pese a todo ello, logramos resistir en el pueblo. Somos felices en este territorio, buscando soluciones de forma permanente, golpeando puertas en distintos gobiernos, tratando de tener buena relación. A veces, la discriminación o el colonialismo está presente, pero logramos tener paciencia para seguir resistiendo".
- ¿En Amaicha hay alguna enseñanza en particular para reivindicar a los Pueblos Originarios?
"Todas las autoridades indígenas suelen hablar al respecto en los actos. Siempre, algún abuelo, hace intervenciones, mostrando los símbolos de nuestro pueblo, las danzas y el cántico ancestral. Siempre estamos presentes de una forma u otra en el sistema educativo".
- ¿Creés que debería haber más bibliografía de los Pueblos Originarios en los colegios de todo el país?
"Lógicamente, falta mucho para buscar contenidos para que lleguen a las escuelas de todo el país. El programa intercultural bilingüe está en todo el país, pero habría que relanzarlo para que los chicos puedan educarse. Todo es un proceso, necesitamos más recursos para que se puedan promover este tipo de políticas en primarios, secundarios y terciarios".
- ¿Qué impacto te generó haber estado en países tan poderosos y diferentes en comparación con la comunidad de Amaicha del Valle?
"Estuve en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, pero a tres o cinco cuadras estaba el Banco Interamericano de Desarrollo, el Banco Mundial, el Fondo Monentario Internacional (FMI), la Organización Panamericana de la Salud, la Casa Blanca... todo eso me dio una mirada más global en cada escrito, en cada pensamiento que podía hacer para poder pensar de manera más global. Yo estuve para aportar un granito de arena y tomar consciencia de los Derechos Humanos. La verdad que, cómo se mueven esos organismos, cómo son sus funciones y cómo está la vida económica en todo el mundo, me enseñó mucho para ver desde dónde empezar".
- Son muy notorias las formas de vida que hay entre quienes viven en las grandes ciudades y quienes viven en permanente contacto con la naturaleza. ¿Qué diferencias encontrás?
"El punto es cómo podemos reeducar para volver a sentir el viento, mirar cosas que en una ciudad no se le presta atención. Hay que aprender a mirar, a escuchar, a oler el campo, sentir el viento y el ruido del agua o del canto de un pájaro. Hay que reeducarnos para poder apreciar en dónde estás y hacer esas comparaciones. La misma lucha de hacer un estudio o de irte a otro lado, a veces ese afán de perseguir algún curso o trabajo, te hace perder esos sentidos. Y la verdad que, después despertarlos de vuelta y recuperarlos te hace mucho más feliz por estar en contacto con la Madre Tierra".
- A diferencia del sistema capitalista, los pueblos indígenas no tienen una mirada de explotación de la Tierra.
"Lo ideal es usar los recursos necesarios sin destruirlos. El sistema capitalista genera todo lo contrario y genera problemas. El 'Buen Vivir' es justamente esto: autodesarrollarse en equilibrio con la Madre Tierra sin destruirla. No es una tarea fácil. Es una cuestión colectiva, generar un compromiso con la Madre Tierra para autodesarrollarse y poder transmitir esto a generaciones futuras".
- ¿En qué podría colaborar la sociedad argentina en esta lucha de los Pueblos Originarios?
"Tomar consciencia y ser tolerante a la diversidad cultural. Renegar a los pueblos indígenas y a los intereses económicos, discriminar no es de un buen ciudadano argentino. Hay que ser respetuoso y tolerante a la diversidad cultural. Ser tolerante ante eso para convivir y mejorar para ser una sociedad más pluralista. De esa manera, tendríamos un sistema democrático más justo y equitativo".