Después de la foto de unidad y la paz post torbellino en el Frente de Todos, Juntos por el Cambio decidió lanzar su primer acto de campaña en el Congreso y optó por no dar quórum para habilitar el tratamiento de la ley de etiquetado frontal, entre otras iniciativas, con la intención de embarrar la primera sesión presencial en Diputados. Con esa avanzada, el bando cambiemita ya planifica una nueva convocatoria para la semana que viene y busca generar cortocircuitos en la fuerza gobernante potenciando supuestas grietas. Ahora, el oficialismo tendrá que echar mano de aliados para conseguir 129 legisladores y habilitar el debate mientras la alianza opositora enfrenta peleas internas por el bloqueo.
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El quórum no estará en peligro por culpa del Frente de Todos. El bloque se sentará en sus bancas con cinco bajas, cuatro por viaje y una por enfermedad, además de otras dos producto de cambios parlamentarios: la renuncia de Facundo Moyano y la salida de Cristina Álvarez Rodríguez, nueva ministra de Gobierno bonaerense. Sus reemplazantes podrán votar pero no habilitar el debate. Así, con 120 legisladores en total, el oficialismo lograría tener 113 diputados en sus asientos y faltarían 16 para el número mágico de 129. Con ese panorama, la fuerza que pondrá en riesgo el debate es la de Juntos por el Cambio que quiso, como si fuera un tablero de ajedrez, exponer al kirchnerismo y mostrar supuestas fisuras en torno al etiquetado frontal.
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Cambiemos optó por buscar internas en el Frente de Todos argumentando una oposición al proyecto, con guiños a los sectores azucareros, de Juan Manzur, jefe de Gabinete, y Sergio Massa, presidente de la Cámara. El lunes, el gobernador de Tucumán, Osvaldo Jaldo, el flamante coordinador de ministros y el diputado Pablo Yedlin, entre otros, se reunieron con Alberto Fernández en Casa Rosada, un encuentro del que también participó Máximo Kirchner, titular del bloque oficialista en la Cámara Baja e impulsor de la convocatoria del martes. Entre los temas charlados, estuvo el etiquetado frontal.
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Según la oposición, las diferencias que niegan desde el FdT se verán a las 11 de la mañana, cuando la chicharra suene y haya que bajar al recinto. Molestos porque no los contactaron para definir un temario de consenso, interpretaron que el oficialismo tiene los números necesarios para habilitar el debate y no querrán facilitar la tarea. Por eso, sólo se harán presentes si la coalición gobernante consigue sentar a 129 diputados en sus bancas. La sesión presencial, herramienta que también usó Cambiemos en su gestión, no requiere necesariamente de un pacto previo para ser convocada. Quien la llama propone el temario y el resto puede incorporar ítems en la reunión de Labor Parlamentaria, algo que hasta el momento Juntos por el Cambio no planea hacer. De hecho, ya empezaron a pensar en una nueva discusión para la semana que viene con el mismo proyecto en debate.
Por eso, por ahora, la postura opositora generó quiebres internos. El senador mendocino, Julio Cobos, le pidió al presidente del bloque UCR, Mario Negri, que habilite el tratamiento. "Pidan sesión especial con los temas de interés de JxC, pero también faciliten el tratamiento de la #LeydeEtiquetado y las leyes que mejoran las condiciones laborales y jubilatorias de trabajadores de viñas. Esto es lo prioritario", lanzó en Twitter.
Lejos del panorama imaginado por Juntos por el Cambio, el oficialismo confía en que conseguirá un apoyo mayoritario a la ley, incluidos los votos de los tucumanos que apoyarían en general e insertarían modificaciones o abstenciones en particular. El problema, entendieron, está en el interbloque opositor y hay antecedentes. El 30 de noviembre del año pasado se intentó debatir y aprobar el proyecto, algo que pidió Cambiemos durante la reunión de Labor Parlamentaria pero que, finalmente, no acompañó en el recinto.
“No sé cuál es la síntesis, pero de 104 diputados que en la reunión de la Comisión de Labor Parlamentaria querían tratar un tema que realmente afecta a millones de argentinas y argentinos, sólo el 8 por ciento, ni siquiera el 10 por ciento del bloque, votó a favor de lo que ellos mismos propusieron. Esto sucede cuando hablamos realmente de dar mayor celeridad, volumen y consistencia a la política. Evidentemente, alguien pensó en una chicana o en sacar provecho a muy corto plazo. Esto es más propio de alguien a quien le gusta correr cien metros en lugar de maratones”, dijo Máximo Kirchner en ese entonces.
Diez meses después, la situación se plantea similar. Diputados y diputadas del radicalismo que acompañaron el dictamen de forma total o en disidencia parcial no darían quórum este martes por una cuestión de postura opositora. Son doce y cuatro respectivamente, justo los 16 que faltarían para habilitar el debate.
Lo cierto es que los canales de diálogo se rompieron post 12 de septiembre y la relación quedó tirante. La oposición decidió avanzar y pedir la presidencia de la Cámara de Diputados, en caso de convertirse en la primera minoría, y poner un nombre en la línea de sucesión presidencial. Si bien algunos intentaron poner paños fríos y patear el debate, otros quisieron acelerar con la propuesta.
La otra campaña
Precalentando para ingresar al Congreso, Diego Santilli, Facundo Manes y Graciela Ocaña relanzarán la campaña camino a las elecciones del 14 de noviembre. Será el jueves en Tigre y sólo ellos hablarán con una impronta muy provincial. Esperan juntar unas 800 personas y convocar a los presidentes de los partidos bonaerenses, candidatos nacionales, provinciales y municipales más los diputados y senadores locales con mandato en ejercicio.
Con la intención de consolidar la primera y tercera sección electoral, Santilli concentrará sus recorridas en el conurbano bonaerense y Manes buscará afianzar los votos del interior productivo. En la primera etapa, harán foco en la unidad y el mantenimiento de los 3.200.000 millones de sufragios conseguidos en septiembre con eje en la educación, el trabajo, la seguridad y la transparencia.
Desde Juntos buscarán incrementar el caudal de votos sumando entre 800 mil y un millón de sufragios con una advertencia: no creerse ganadores antes de tiempo. En la primera sección electoral, Jorge Macri mantuvo una reunión de campaña y pidió no dormirse en los laureles, batallar hasta el final y no poner en juego el resultado. Es que los cuatro millones de personas que no fueron a las urnas no son votantes de Cambiemos, no en su mayoría, y temen perder los comicios si alguno decidiera aflojar antes de llegar a la meta.