Servicios y periodistas: un ejemplo de sinergia público-privada

28 de junio, 2020 | 00.05

Gracias al ineludible Daniel Santoro supimos que el incansable trabajo de nuestros periodistas serios premiados por FOPEA y otras asociaciones de humoristas requería el apoyo de algún espía más o menos avezado en presentarse como experto en terrorismo, narcotráfico y otros menesteres con un falso diploma de abogado y el hábito tenaz del feedlot de canapés de la Embajada. Al parecer, para denunciar las tropelías de la larga noche kirchnerista era necesario transitar los sótanos de la democracia, como los llamó Alberto Fernández, y para eso siempre es mejor tomar la precaución de desplazarse con un sherpa, en este caso el falso Dr. D'Alessio.

A partir de cierto momento, tal vez impulsado por la sana camaradería del espionaje, el guía pasó de aportar carpetas o posibles fuentes a transformarse en un socio con el que el multipremiado periodista debatía sobre posibles confesiones o necesarios aprietes a políticos o empresarios, tarea coordinada con la mesa judicial del gobierno de Cambiemos. 

Hoy el pobre Santoro, procesado por extorsionar distinto - sin que eso afecte su condición de coordinador de la comisión de ética de la Academia Nacional de Periodismo y Coso- clama su inocencia y deja entender que fue la víctima de su ex socio. No descartemos que La Cámpora se lo haya plantado en el living como logró plantarle a Macri durante trece años a su secretaria Susana Martinengo. 

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En estos días supimos que la sinergia público-privada entre servicios y periodistas serios, dos colectivos que cuesta cada vez más diferenciar, habría escalado a un nivel superior al del caso de Santoro. En efecto, Luis Majul, quien solía encontrar escuchas ilegales corriendo por Palermo, también habría recibido apoyo de agentes de la AFI, esta vez para perseguir y apretar a políticos y sindicalistas e incluso producir su programa. Además de las escuchas “on demand” de la AFI, Martín Ocampo, el entonces ministro de Seguridad de la CABA, le conseguía videos oportunos de las cámaras de la ciudad y oficiaba como su productor ejecutivo, aunque no sabemos si llegó a afiliarse a FOPEA. 

La Santísima Trinidad de medios, servicios y Justicia federal, bajo la siempre atenta mirada de la Embajada, se hace cada vez más explícita. Asombrosamente, los medios que solían preocuparse por la persecución imaginaria del kirchnerismo parecen afónicos frente a los indicios cada vez más visibles del espionaje macrista. Un olvido sin duda.

En todo caso, debemos reconocer un efecto benéfico de la causa de los ex espías de la AFI que lleva adelante el juez de Lomas de Zamora: tanto nuestros periodistas serios como los ex funcionarios de Cambiemos (dos colectivos que también cuesta diferenciar) han descubierto la inocencia presunta. Quienes son detenidos por orden de un juez ya no son culpables sino “presuntos” implicados en “supuestos” delitos. La ausencia de kirchneristas entre los acusados tiende a enriquecer el vocabulario mediático con adjetivos hasta ahora desconocidos. 

Esta semana, un informe solicitado a Interpol por el juez que lleva adelante la causa del Memorandum con Irán evaporó la razón de ser de esa operación en contra de CFK y el entonces canciller Héctor Timerman. Según la organización de policía internacional, “nunca hubo gestiones ni intención de levantar las órdenes de captura contra los sospechosos del atentado contra la AMIA”. La noticia no es nueva, se conocía desde que Ronald Noble, titular de Interpol en la época del Memorandum, refutó al propio Nisman apenas presentó su denuncia. Tres instancias judiciales desoyeron ese argumento elemental que desmontaba toda la operación y hoy esa causa imaginaria está elevada a juicio oral. Varias personas terminaron en preventiva y Timerman, en prisión domiciliaria, no pudo continuar el tratamiento contra el cáncer que llevaba a cabo en EEUU, lo que deterioró su salud y probablemente aceleró su muerte. Sólo faltó que alguien pintara en la fachada de Comodoro Py “Viva el cáncer”.

Por último, el economista serio Martín Tetaz señaló que “El salto del dolar y el riesgo país se produjo cuando ganó Alberto. Si hubiera ganado Macri no estaríamos renegociando la deuda; tendríamos 500 puntos de riesgo país. Y el manejo de la pandemia sería mas profesional y basado en la ciencia, como en CABA.”. Tetaz tiene razón: Los mejores gobiernos de derecha son los hipotéticos. La realidad les suele ser esquiva.

Pero eso no es lo más preocupante, luego de encerrarnos para robar nuestro dinero, perseguir empresarios por triangular distinto e intentar liberar presos con ayuda de los médicos cubanos, el gobierno pretende quedarse con nuestra sangre 

Detrás de esta nueva operación estaría la escalofriante Columna Bela Lugosi del comando venezolano-iraní bajo encuadramiento de La Cámpora. 

Imagen: Un oficial de La Cámpora busca plasma (cortesía Fundación LED para el tratamiento de la Fundación LED)