Producción y ambiente, una relación que puede equilibrarse

03 de enero, 2022 | 22.46

En medio del final del 2021 y el inicio del 2022, se despertó una nueva polémica entre lo que ya parecen dos “bandos” consolidados: los llamaremos los productivistas vs los ambientalistas. Esta vez se trata de posiciones enfrentadas en torno de la habilitación que el gobierno nacional otorgó a la petrolera Equinor Argentina para realizar exploraciones en búsqueda de petróleo en el Mar Argentino, en una zona cercana a Mar del Plata. Nos es el primer cruce.

Solo durante 2021 se generaron otros en torno de la prohibición de las salmoneras en aguas frente a la ciudad de Ushuaia, y más recientemente a raíz de los cambios en la legislación de la Provincia de Chubut que pasó a definir zonas de explotación minera, antes restringidas. Si revisamos años anteriores recordamos el conflicto en torno del cambio legislativo en Mendoza cuando se derogó la prohibición absoluta de sustancias químicas en la explotación minera, que establecía la ley 7722, permitiendo ahora el uso de algunas cantidades. Conflictos en La Rioja por la explotación minera en el cerro Famatina, en Esquel con otros proyectos mineros y el recordado conflicto en torno de las papeleras en la costa del Río Uruguay.

Y la lista no concluye allí, ya que debemos incluir los debates desatados en torno del uso de los agrotóxicos en diferentes sembrados como así también la extensión de la llamada frontera de la soja. Todos temas que involucran a sectores claves de la economía argentina. Al mismo tiempo que se generan estos debates, la restricción externa y la pobreza siguen siendo dos marcas a fuego de nuestro presente; sin mayores emprendimientos productivos nuestra economía no podrá cumplir con el objetivo de brindar oportunidades a todos los habitantes. La restricción externa, un antiguo problema de nuestra economía implica la falta de divisas estadounidenses imprescindibles para el comercio internacional y, gracias a los esfuerzos macristas, para el pago de deuda externa. El 2021 cerró siendo un año positivo en las exportaciones que crecieron un 35% y una balanza comercial que deja un saldo de U$S10.649 millones; tercer año consecutivo de buenos resultados, en un camino que Argentina debe ampliar para poder estabilizar su economía y generar desarrollo. También atentan contra el desarrollo algunos hechos como el derrame en la mina Veladero, en la provincia de San Juan en 2015, explotada por la empresa Barrick Gold; en este mismo verano varias provincias sufren incendios forestales en donde el impacto del cambio climático, producto entre varios indicadores de la desforestación para el avance de la siembra de soja, es evidente.

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Apretado resumen, para dejar en claro una cuestión: ninguno de los dos grupos defiende posiciones “artificiales” o coyunturales. Se trata de problemas serios de nuestra sociedad, instalados ya hace décadas; y como todo problema requiere una solución que en este caso debe comprender algún tipo de acuerdo sobre ambas dimensiones. Si fuera posible que una de las posiciones se imponga sobre la otra, esto es (dicho muy rápidamente) que las explotaciones de recursos naturales no se frenaran por ningún tipo de cuestiones ambientales o que estas tuvieran la prerrogativa frente a cualquier iniciativa productiva, entonces si una de ellas se impusiera, las cuestiones que la otra posición plantea seguirían allí presentes sin solución y por lo tanto como conflicto. Y esto me parece el punto central: lo que tenemos es un conflicto político, y no una búsqueda por ver quien en realidad tiene razón. Por tanto, vuelvo sobre el mismo punto, un grupo jamás podrá imponerse sobre el otro; de encarar ese camino, el conflicto seguirá siempre allí. Como nos enseñaron Maquiavelo y Hobbes entre muchos otros, la política nace para resolver los conflictos, tenemos allí una herramienta a la que recurrir. Debo declarar que mi corazón anhela una Argentina desarrollada, con producción, con empleos de calidad bien pagos y eso implica innovación tecnológica pero también explotación de recursos naturales, una dimensión imposible de negar. Y eso debe ser sostenible, es decir que puede ser disfrutado por nuestra generación y por quienes nos sigan. Pensamos en la explotación minera, pero el procesamiento de los residuos sólidos urbanos es un problema de proporciones por caso en toda el área metropolitana de Buenos Aires y otras semejantes, no siempre debatido. Por todo ello es clave los términos de la discusión. Cierto sensacionalismo parece no ayudar a encontrar los caminos de acuerdo; por ejemplo en el caso de la explotación petrolera mencionada los pozos se ubicarían entre 300 y 450 km de la costa, lo cual suena muy distinto a titular que serán “frente a las playas de Mar del Plata”. Del mismo modo que la seguridad de las explotaciones no puede sostenerse como una ley, dado que han ocurrido distinto tipo de accidentes en varias partes del mundo.

Entonces, si sabemos que la mutua impugnación es inviable, salvo que pensemos en un eterno conflicto donde cada espacio podrá anotarse una victoria cada tanto, habría que empezar a imaginar iniciativas para lograr un acuerdo que atienda la urgente cuestión del desarrollo.

Una de ellas puede ser la siguiente: cada espacio debería poner el mismo énfasis en defender su posición ante un proyecto y a la vez en demostrar al otro que los argumentos presentados pueden ser rebatidos. Los productivistas pueden demostrar las virtudes de un proyecto económico esforzándose a la vez en argumentar que habrá garantías para que el medio ambiente será protegido. Los ambientalistas, por su parte, al oponerse a un proyecto también deberían proponer algunas alternativas en que pude incrementarse la producción, sabiendo que toda actividad genera impacto. Porque es imprescindible proteger el planeta y ello implica tanto cuidar los recursos naturales de todo tipo, como asegurar un desarrollo en favor de la inclusión. Seguro protagonistas de un lado y otro están pensando un futuro mejor; seguro también hay quienes solo se dedican a generar ruido y no estén pensando en un proyecto colectivo. La política será siempre la mejor forma de reunir a los primeros, armonizar intereses dispersos y encontrar soluciones. No es una tarea imposible.

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