Aunque no sea inmediatamente evidente, aunque se sientan más allá del bien y del mal, uno de los roles más tristes de la actual etapa histórica lo esté jugando el gran empresariado como clase.
Si el imaginario ideológico del lector se ubica en el campo nacional y popular, no tardará en matizar “pero se la están llevando en pala”. La respuesta es que no todos y no necesariamente. Muchas de las “ganancias extraordinarias” que aparecen en los balances de las grandes firmas, y que algunos actores consumen con fruición como si se tratase del descubrimiento de alguna verdad oculta, se relacionan más con anomalías macroeconómicas, fenómenos como por ejemplo los saltos devaluatorios, que con procesos de largo plazo en la economía real. Al margen de cepos y barreras arancelarias y paraarancelarias en el capitalismo planetario existe la movilidad de capitales. Y créalo, lector, si fronteras adentro las ganancias fuesen “extraordinarias” los capitales del resto del mundo fluirían hacia aquí como ríos al océano. Seguir la tasa de ganancia es una de las leyes de hierro del capital. Sin embargo, uno de los problemas locales es el contrario, la escasez de la inversión.
El caso de la minería sirve, una vez más, para pensar el problema. Chile con la misma cordillera, o menos, exporta diez veces más minerales y, gracias a ello, aunque no solamente, desconoce las limitaciones estructurales del balance de pagos. El punto que se quiere destacar es que, si las ganancias locales fuesen efectivamente extraordinarias, por ejemplo porque las regalías mineras son un regalo, los capitales no dejarían de llegar. Y no solo eso, tampoco se “fugarían”. Se insiste en advertir, una vez más, el daño que pueden provocar los malos diagnósticos.
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No obstante, el razonamiento sobre la naturaleza de las ganancias del presente podría objetarse con lo que sucede en el mundo de las finanzas, que efectivamente está de fiesta, pero aquí también se trata de “anomalías” de la macroeconomía. Lo que sucede es que el proceso de revaluación cambiaria post devaluación inicial, es decir el abaratamiento del dólar luego del shock de partida, volvió muy positiva las tasas de retorno en divisas. A ello se sumó un blanqueo muy laxo y exitoso, lo que en conjunto se tradujo en el aumento de los precios de los títulos de la deuda pública y en la baja derivada del riesgo país. Estos procesos sumaron al clima de que el esquema se mantendrá en el tiempo.
En este espacio siempre se explicó que la inflación es un fenómeno de precios básicos. Si por las razones que fueren se consigue mantener una revaluación cambiaria, es decir no solo sostener, sino bajar el principal precio básico de la economía, el del dólar, ello tendrá un potente efecto estabilizador, mucho más si además no solo se promete, sino que se le cumplen “al mercado” todos los deseos. No es alta teoría, pero las expectativas de los actores cuyas acciones determinan la formación de los precios de los activos, pueden profundizar o frenar cualquier proceso económico.
La información completa incluye también que hace algunos meses cualquier inversor común debía tener más testosterona que fría razón para pesificarse con el objetivo de luego volver a dólares para realizar la diferencia. Si alguien lo hizo y le salió bien, fantástico, pero fuera del blanqueo de los propios, no se observó durante estos meses el ingreso de capitales especulativos del resto del mundo entrando para hacer “carry trade”, mecanismo que, dicho sea de paso, es un instrumento útil y legítimo para hacerse de divisas al que recurren todos los países cuando lo necesitan.
Lo que se quiere decir es que sin necesidad de recurrir al argumento flojito de papeles de las “ganancias extraordinarias” y a la expresión remanida de que “se la llevan en pala”, el actual gobierno instrumenta, con matices, el típico programa de desregulación y destrucción del aparato de Estado con el que siempre soñó la elite de las clases dominantes locales. Lo hace además con mucha más muñeca política de la que se esperaba, punto que probablemente sea la verdadera sorpresa de LLA. A ello se le suma que, al menos hasta el presente, el fuerte ajuste sobre los sectores de la población con menor capacidad para defenderse no encontró resistencia social. Otro mito que se cae, el de la sociedad más combativa de la región.
Que el número de inflación haya seguido una trayectoria descendente parece haber sido más que suficiente para neutralizar todas las críticas. No hace falta volver a describir el hartazgo social precedente con las subas generalizadas de precios. Y aunque todavía no se haya cumplido el primer año de gobierno, el círculo rojo del poder económico, junto a políticos, jueces y periodistas, creen que la sociedad ya cambio para siempre y que el modelo tiene garantizada su estabilidad de largo plazo, lo que muy probablemente sea un error. Mientras tanto, la oposición se muestra incapaz de renovar liderazgos y de reformular su promesa de país y, en consecuencia, actúa en la coyuntura como involuntaria ayuda al nuevo orden. No por nada el oficialismo y sus terminales judiciales y mediáticas decidieron profundizar la rentable polarización con el cristinismo residual, el que a su vez acompaña en la tarea bombardeando a los potenciales liderazgos de recambio. El aparato de legitimación oficial funciona como un mecanismo de relojería.
Pero en el éxtasis que les provoca el ajuste y la destrucción del Estado que siempre ambicionaron, los grandes empresarios se convirtieron progresivamente en bufones del rey. No solo le festejan al Presidente todos los exabruptos de sus exposiciones leídas a media luz, sino que esta semana demostraron que, en pos de sus objetivos económicos, están dispuestos a financiar cualquier cosa. De acuerdo a distintas fuentes publicadas, la cena para más de 400 personas de la ultramontana Fundación Faro, no solo contó con la presencia del grueso de la elite de los grandes empresarios, sino que recaudó alrededor de diez millones de dólares. Once mil millones de pesos en una sola cena.
¿La elite empresaria local cree realmente que la cercanía a una minoría sexual los contagiará de sida? ¿Cree que la homosexualidad es una enfermedad que demanda atención psicológica? ¿Cree que las integrantes de Madres y Abuelas de Plaza de Mayo son ancianas hijas de madres que ejercían el comercio sexual y qué además criaron “terroristas que bien muertos están” para luego “llorar derechos humanos”? ¿Cree en las listas de libros prohibidos, en negarse a la condena a la violencia contra las mujeres? ¿Cree tanto en la estabilidad del modelo económico ultra regresivo que está dispuesta a juntar millones de dólares para una “batalla cultural” que conduce sin escalas al medioevo? ¿Cree que aceptar todos estos despropósitos equivale a defender “las ideas de la libertad”? ¿No advierte la diferencia entre liberalismo y fascismo? ¿Puede ser tan poco sofisticada a pesar de tener los recursos para educarse en las mejores universidades del mundo? ¿Ni siquiera uno de los dueños de la Argentina fue capaz de preguntarse qué estaba financiando? ¿En serio creerán que el modelo durará para siempre y nadie se acordará de ellos? ¿No deberían ser los primeros en entender que cualquier modelo de desarrollo de largo plazo es incompatible con la creación de enemigos internos? ¿No era la profundización de la polarización lo que supuestamente le criticaban al kirchnerismo? Alguien que por favor les recuerde que el futuro preferible es hacia delante.-