Villas y coronavirus: la voz de los invisibles

Detrás de los datos y evaluaciones sobre los barrios de emergencia, la realidad contada por sus mismos protagonistas.

31 de mayo, 2020 | 00.05

“Quedate en casa”, fue y es la consigna lanzada por el gobierno apenas comenzó el confinamiento por la pandemia generada por el Covid-19. Sin embargo, el mensaje solo parecía tener efectividad para la clase media y alta, pues resultaba evidente que para el 40 por ciento de la población, este pedido resultaba imposible, sea por el hacinamiento o por la necesidad de obtener alimentación, siendo que mayormente carecen de ahorros y empleos registrados. Por eso, al poco tiempo la consigna para los barrios vulnerables fue “quedate en tu barrio”, mucho más cercana a la realidad, pero evidenciando los nuevos riesgos económicos y de contagios que se sumaban a esta población vulnerable.


Pasados más de dos meses, en muchos hogares de la Argentina se observa por televisión e internet las alternativas diarias de contagios y muertes, a la que en el último mes se suman la de los barrios vulnerables, junto con las informaciones sobre asistencia suministradas por centros de estudios y funcionarios públicos. En este sentido, desde el Centro CEPA se informó que la partida de políticas alimentarias, mayormente dirigidas a los barrios populares, se incrementó en casi 34.000 millones de pesos, lo que equivale a un aumento de más del 130 por ciento. A ellos deben adicionársele los bonos de 10.000 pesos para cerca de 8 millones de familias compuestas por trabajadores informales, trabajadores de limpieza hogareña, beneficiarios de la AUH, y monotributistas de las dos categorías más bajas, además de duplicar durante marzo la AUH y otorgar un bono de 3.000 pesos a jubilados de la mínima. En tanto que la Provincia, donde se cuentan alrededor de 700 casos, anunció la triplicación en el presupuesto de alimentación escolar, con un total de 10 mil millones de pesos por cuatro meses, para incorporar a más de un millón de chicos, aunque las políticas específicas para los barrios populares son propias de las intendencias. Por su parte, la Ciudad de Buenos Aires, que confirmó 3331 casos de COVID-19 en los barrios vulnerables debido al amplio chequeo, informó que la provisión de alimentos, fundamentalmente para los 316 comedores de barrios populares, se incrementó de casi 100.000 destinatarios a cerca de 260.000.
Sin embargo, resulta apropiado contrastar la información de estas cifras con el día a día que observan líderes sociales de algunos de estos barrios.

Silvina Olivera, quien integra el Comité de Crisis conformado por un centenar de vecinos de la Villa 31, donde hasta el viernes se detectaron más de la mitad de los casos de los barrios vulnerables con 1.972 contagios, manifestó a El Destape que  “una cosa es lo que dice la Ciudad en la tele y otra lo que pasa en el barrio”, pues afirma que existen muchas fallas en los operativos, entre las que resalta el hecho de que no se asiste alimentariamente ni se llevan kit de higiene a quienes deben cumplir la cuarentena, y que en las seis Postas de Prevención que pusieron, atienden diseñadores gráficos que no están capacitados en tratamiento ni derivaciones sanitarias. Olivera agrega que el Comité de Crisis trabaja en conjunto con el ministerio de Salud de la Ciudad y la Secretaría de Integración Social y Urbana de la Ciudad, pero de acuerdo a Olivera estos despachos no articulan su trabajo, con lo que los promotores de salud que vistan las casas solicitan en varios casos que sus miembros hagan la cuarentena, pero luego nadie les alcanza alimentos ni kit de higiene, además de no recibir llamados ni vistas médicas, lo que obliga a las familias a salir para proveerse de alimentos. Para ello, la 31 cuenta con una red de 65 comedores, 44 de los cuales son operados por los mismos vecinos, sin ayuda oficial. Como las raciones no crecieron en virtud de la creciente demanda, y ante la falta de respuestas de la Ciudad, el Comité se comunicó con autoridades de Desarrollo de la Nación, que el jueves pasado envío una partida de 12 toneladas de alimento, aunque no saben si esta ayuda se sostendrá en el tiempo.  

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Según señala Olivera, las acciones del Comité, formado por el miedo de los vecinos apenas se anunció la cuarentena nacional, ayudaron a lograr que durante un mes no hubiera ningún caso, pero el faltante de agua corriente del sistema operado por el gobierno de la Ciudad motivó que mucha gente debiera acudir al camión sanitario de AYSA, lo que ayudó en la propagación del virus.
También un Comité de Crisis fue lo primero que se formó en el Club Santa Clara del barrio Ejercito de los Andes, más conocido como Fuerte Apache, barrio que hasta el momento tienen una sola infectada, quien está aislada, aunque recientemente se conocieron otros dos casos en las localidades linderas de Ciudadela y José Ingenieros. Apenas se decretó la cuarentena, la Agrupación “Perón Vive” comenzó a preparar poco más de la mitad de las 2.000 raciones diarias de alimentos que se distribuyen en los seis comedores que se encuentran funcionando en el barrio, mientras que la firma de pastas Orali completó el resto, según comenta uno de los miembros de esta organización vecinal, Gastón Parra, quien asegura que el barrio no tiene actualmente ningún tipo de asistencia específica del gobierno de Tres de Febrero, más allá de que desde Ciudad se entregaron bolsas con cuatro productos para adultos mayores, y por única vez.  Si bien en el último mes se duplicó la demanda, Parra sostiene que la auto organización vecinal aún puede dar respuesta, y es por eso que la reunión que solicitaron al intendente Diego Valenzuela no fue para pedirle alimentos sino para que el municipio desinfecte las zonas de ollas y meriendas, pero hasta el momento no han recibido respuesta alguna.

El barrio popular que fue noticias en estos días por el brote de Covid, con cerca de 200 contagios, fue Villa Azul, ubicada entre Avellaneda y Quilmes. Los vecinos de la zona Wilde, emitieron un comunicado luego de que el barrio fuese cerrado con presencia policial, lo que, denuncian, motivó que los negocios y almacenes del barrio estén desabastecidos. Según fuentes oficiales, Desarrollo Social aportó 8.000 kilos de alimentos, y la Municipalidad de Quilmes 12 kilos para cada familia de su zona, pero los habitantes del barrio señalan que la bolsa del municipio es “súper insuficiente”, y le faltan además elementos de limpieza y desinfección, por lo que la asamblea de vecinos realizó un cacerolazo durante la semana.  Cesar, uno de los vecinos, que no quiso dar su apellido, señaló que la demanda actual es que les permitan hacer ollas populares, pues las entregas en los dos polideportivos y las dos salitas resultan también insuficiente, frente al agravamiento de las condiciones económicas por el cierre del barrio, que imposibilitó a cientos de trabajadores concurrir a sus empleos y changas. De hecho, el pasado jueves, la organización “Garganta Poderosa”, anunció que gestionó donaciones para llevar 6.000 viandas “calientes en cada puerta, con carne, con fruta, con agua mineral”, pues señalan que el cierre del barrio no fue arbitrario sino consultado con los referentes territoriales, pero con condiciones pautadas que todavía no se cumplieron, por lo que no se respetaron las garantías acordadas.

Según señalan a El Destape fuentes de esta organización, que proporciona 15.000 raciones diarias en 103 comedores de 114 villas de todo el país, entienden que el Estado quebrado y desguazado que dejó la política neoliberal macrista resulta un serio impedimento para una repuesta efectiva, pero afirman que desde la actual gestión no se está cumpliendo con la provisión a tiempo, lo cual se agravó desde el escándalo por las compras con sobreprecios por parte de Desarrollo Social, que motivó la implementación de un nuevo sistema. Así de las 90 toneladas bimestrales que tenían comprometidas, solo llegó un 50 por ciento, y además en forma “desproporcionada”, citando como ejemplo el caso de un camión que llegó solo con latas de choclo, y con situaciones especialmente delicadas en las provincias de Misiones, Santiago del Estero, Chaco, y Santa Cruz. De todas formas, afirman que por el momento tienen capacidad de respuesta, gracias a donaciones privadas que llegan al CBU 1910022355002200206046 de la Asociación Civil La Poderosa, de movimientos sociales como la Unión de Trabajadores de la Tierra, y organismos multilaterales como Unicef y el PNUD.

Ciertamente, la pandemia Covid 19 es un desafío que ningún gobierno del mundo está en capacidad de responder de forma totalmente eficaz. En nuestro país, la complicación es aún mayor, luego de las políticas económicas neoliberales llevadas adelante por la dictadura cívico militar (1976-1983), el menemismo (1990-1999), y la primera (1999-2001) y segunda Alianza (2015-2019), que destruyeron tanto el Estado como el entramado social y productivo, llevando a un crecimiento de la pobreza argentina superior al 1.000 por ciento.


Pero las necesidades básicas no entienden de historia, y hoy la asistencia pública sigue en déficit.     

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Julián Blejmar

Graduado en Comunicación y Economía por la Universidad de Buenos Aires y la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales.

Desarrolló su labor como periodista económico en las publicaciones Página/12, Miradas al Sur, Forbes, y como columnista económico en los noticieros del canal CN23. Autor del libro “José Ber Gelbard”, Universidad de General Sarmiento, 2019.