Los gobiernos de Nación, provincia y Ciudad de Buenos Aires evalúan medidas para restringir la circulación del Coronavirus en los medios de transporte público. “Al virus lo transportamos las personas” precisó el presidente Alberto Fernández en la conferencia de prensa del domingo, y profundizó: “Estamos evaluando opciones para reducir la circulación de personas en el Área Metropolitana, que es donde circulan más personas y se concentra la mayor cantidad de infecciones”.
Las opciones en evaluación son dos: imponer criterios de distancias prudenciales entre pasajeros y reducir las frecuencias de los servicios. En el primer caso, se estudia la posibilidad de habilitar la circulación sólo de pasajeros que viajen sentados, lo que evitaría el hacinamiento y reduciría el contacto. La reducción de la frecuencia se establecería en una fase posterior, si se decide avanzar en un aislamiento masivo de la población.
En el gobierno consideran que las restricciones en el transporte colaboraría con el pedido presidencial de reducir al máximo posible la circulación, pero también impactaría sobre el empleo, el comercio y la producción, de modo que las medidas se definirán en el marco de una reunión conjunta con el gabinete económico y social. Dicho de otro modo: las medidas sólo serían efectivas si se acompañan de una ampliación en la política de licencias laborales y apoyo económico a los cuentapropistas.
Aún con esas medidas paliativas, en el gobierno consideran que el impacto sobre la actividad de eventuales restricciones al transporte es inevitable. Sólo en la ciudad de Buenos Aires, el sistema público traslada a ocho millones de personas.
En los subtes, por caso, se mueven un millón trescientas mil personas –cada coche tiene, en promedio, una capacidad total de 169 personas entre sentadas y paradas–, mientras que casi un millón y medio se moviliza en colectivos.