“Durante muchos años emprender fue una tarea de obstáculos”, dijo el presidente Mauricio Macri en la entrega al Emprendedor del Año.También aseguró que había un Estado que en vez de ayudarte a concretar tu idea se dedicó a derrumbarla. “Queremos un país con 40 millones de emprendedores”, llegó a asegurar. Uno de los slogans de este Gobierno es justamente ese, que abunden los emprendedores. Sin embargo, esta política de Estado o, al menos, pretensión de Gobierno tiene varios problemas.
En primer lugar, sostener que durante muchos años emprender fue una tarea de obstáculos, es considerar que alguien o algo provocaba problemas para invertir, crear e innovar. Por otro lado, esa afirmación muestra que ahora los tiempos cambiaron y que ya no hay más obstáculos ¿Por qué? Suponemos que es porque ahora el Estado se encarga (o estaría encargando) de dar soluciones, de no entorpecer y de habilitar los caminos para que los ciudadanos emprendan ¿Chequeado? No parece.
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Según los últimos números del Indec en septiembre pasado el desempeño del sector industrial retrocedió un 61,1% en la capacidad instalada (se usan menos máquinas) y se dio una caída de -5,2% en la producción. Esto significó el segundo menor registro del año del uso de la maquinaria disponible y la segunda mayor contracción (en junio que fue -5,3%) ¿A qué obstáculos se refirió Macri y a que emprendedores les habla?
En todo el planeta escuchamos que debe reducirse el tamaño del Estado porque si lo dejamos a un lado vamos a dar rienda suelta al poder del espíritu emprendedor y la innovación en el sector privado, explicó Mariana Mazzucato en El Estado Emprendedor. Se toman como referencia Silicon Valley o la industria de la biotecnología y se lo adjudica a los genios de Facebook o a las pequeñas empresas de biotecnología de Boston. Sin embargo, Mazzucato se pregunta ¿Cuánta gente sabe que una subvención pública de la Fundación Nacional para la Ciencia financió el algoritmo que llevó al éxito de Google o que los anticuerpos moleculares, que sentaron las bases de la biotecnología antes de que el capital riesgo entrara en el sector se descubrieron en los laboratorios públicos del Consejo de la Investigación Médica de Reino Unido?
¿Cuánta gente sabe que una subvención pública de la Fundación Nacional para la Ciencia financió el algoritmo que llevó al éxito de Google?
En segundo lugar, el presidente indicó que lo que había era un Estado que mataba ideas, con una burocracia monstruosa y trámites insoportables. Carlos Vilas en La Piedra en el Zapato indicó que a fines de los 70 el achicamiento del Estado devino palabra de orden en los programas de ajuste estructural. De esta manera el Estado debía concentrarse en garantizar el juego de los actores del mercado a través de la aplicación de un pequeño número de herramientas de política macroeconómica. Nuevamente esta idea volvió a estar en la agenda de varios de los gobiernos de América Latina.
Sucede que, como señaló Mazzucatto, cuando este no está convencido de su función puede ser “capturado y sometido” a los intereses privados. Sin embargo, para el caso Argentino la actual administración de Gobierno parece estar bastante convencida de cuál es la función del Estado: “Generar las condiciones para que los privados actúen”.
El problema de esta manera de entender la dinámica económica es que, pecando de ingenuidad, desconoce la propia historia. Pensar que los empresarios serán los que van a arriesgarse a invertir en etapas tempranas de innovaciones tecnológicas es un error. No lo hacen en las mejores condiciones macroeconómicas y menos aún con una inflación récord y caída sostenida del consumo interno.
En este sentido, la autora de El Estado Emprendedor dijo: “En internet el capital riesgo llegó 15 años después de que se hubiera realizado las inversiones importantes con fondos públicos”, y agregó: “El Estado ha aparecido detrás de la mayoría de las revoluciones tecnológicas y de los períodos de crecimiento de largo plazo. Esta es la razón porque la que necesitamos un Estado emprendedor”.
La mayoría de los índices de actividad económica son negativos; el poder adquisitivo de los y las trabajadores cae a pique; la inflación llegó a niveles récord; el desempleo y la pobreza aumentan y para cerrar este combo el Senado acaba de aprobar un Presupuesto 2019 hecho bajo las directivas del Fondo Monetario Internacional (FMI) en donde el pago por intereses de deuda no para de subir ¿Quién va invertir? ¿Y emprender? Como decía el economista John Keynes: “Lo importante para el gobierno no es hacer cosas que ya están haciendo los individuos, y hacerlas un poco mejor o un poco peor, sino hacer aquellas cosas que en la actualidad no se hacen en absoluto”.
Ser emprendedor hoy supone tener determinado capital económico, social y cultural. Esto significa tener dinero, contactos y, sobre todo, ideas que no surgen de la “nada”. El surgimiento de esta categoría, la del emprendedor, surge con el desarrollo del neoliberalismo como respuesta a la crisis del fordismo. Más que millones de emprendedores, se necesita un Estado emprendedor. Los millones vienen después de los segundo acá y en cualquier parte del planeta.