El ministro de Economía, Martín Guzmán, les explicó a los bonistas la necesidad de realizar una reestructuración de la deuda en dólares. El funcionario debió cancelar sus reuniones por el mundo y, en su lugar, se tuvo que conformar con una presentación televisada donde repasó la macroeconomía argentina y sus proyecciones. La propuesta de renegociación será lanzada luego de un intercambio con los acreedores la semana próxima.
Desde el microcine del Palacio de Hacienda, pero sin espectadores físicos por el aislamiento preventivo obligatorio, sino detrás de computadoras, detalló por qué la deuda argentina es insostenible. El mandamás de Economía calcula que, para este año, la recesión alcance el 1,5%, el déficit fiscal el 1,5%, la balanza comercial consiga un superávit de hasta el 3,8% y que el Banco Central termine con U$S 50.000 millones de reservas.
Guzmán prevé que, en 2021, Argentina salga de la crisis con un crecimiento real de entre el 2,5% y el 3%, dependiendo si se da un peor o mejor escenario. Este irá menguando hasta converger a un alza del PBI de entre el 1,5% y el 2% desde 2023. El equilibrio fiscal recién se alcanzará para fin de 2022 o principios de 2023. La meta, un superávit del 1,2%, se generará desde 2027.
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Si se aplica el modelo del ministro durante más de un solo mandato, el Central acopiará reservas internacionales por encima de los U$S 70.000 millones en seis años. Sin embargo, todas estas estimaciones macroeconómicas se tomaron antes del brote del coronavirus, por lo que deberán revisarse. El ministro asume que, aún si los efectos del shock se prolongan en el tiempo, no alterará las proyecciones de mediano y largo plazo.
Las necesidades de financiamiento bruto, si no se ajustara la deuda, serían de U$S 300.000 millones para los próximos cuatro años, precisó el Ministerio de Economía. Este año se elevarían al 22% del PBI, en 2021 y 2022 al 17% y en 2023 al 18%. Más aún, con los niveles actuales de riesgo país, por encima de los 4.000 puntos básicos, el país queda descartado de cualquier tipo de acceso a los mercados internacionales de crédito. El indicador de peligro de default realizado por el JP Morgan se elevó durante 2018, ante la crisis que Mauricio Macri coronó con la vuelta al FMI, y se disparó en el segundo semestre del año pasado, cuando Cambiemos volvió a demostrar lo frágil que sus políticas dejaron a la economía argentina.
En 2015, la deuda estatal total argentina equivalía al 52,6% de su PBI, lo que escaló al 88,8% para 2019. Si se consideran sólo las obligaciones públicas en moneda extranjera, estas volaron desde el 35,2% al 69% gracias al macrismo.
El año pasado, el jefe del PRO dilapidó las reservas del BCRA, al punto a que ahora sólo representan el 12% del PBI, por debajo de los principañes países de la región. Además de esto, el ex presidente aumentó en velocidad récord tanto la deuda sobre PBI y como los intereses que se deben pagar año a año.
Ante los bonistas, Guzmán enfatizó que si no se realizara una reestructuración, la trayectoria de la deuda será explosiva. "El país no puede continuar en este camino. El pasivo sobre PBI no se estabilizaría nunca, sino que crecería indefinidamente", explicó.
Guzmán les contestó a quienes insisten con el manual neoliberal de aplicar un recorte fiscal: "Ningún resultado fiscal primario positivo puede entregarle al Gobierno la posibilidad de pagar la deuda. Se debería realizar un ajuste que, tanto social como políticamente, sería imposible realizar".
El titular de la cartera económica detalló que la deuda pública total ascendió a los U$S 323.000 millones para finales del año pasado. De estos, el 40% se encuentra en manos del Estado, el 23% la poseen instituciones financieras internacinales (FMI, BID y otros), el 8% está en pesos en carteras de privados, 3% en dólares con bonistas individuales, pero que no entrará en la reestructuración, y el 26% restante es la nominada en dólares, euros y yenes que intenta renegociar con los acreedores privados (equivalente a U$S 83.000 millones).
Del pasivo estatal, que representaban U$S 130.000 millones, el 38% son pagarés al Banco Central por dólares; el 14% bonos al BCRA en pesos y dólares; el 11% al BCRA pero en moneda local; el 27% a la ANSES (principalmente al Fondo de Garantía de Sustentabilidad); y el 10% final lo posee el Banco Nación y otros organismos.
Si bien se evaluaba que responda en vivo las preguntas escritas por los participantes, aclaró sobre el final que publicará las respuestas en un documento la semana próxima. Además, invitó a los bonistas a "un intercambio la próxima semana", luego de lo que se espera que el ministro presente su propuesta de reestructuración.