Las lujosas mansiones de los banqueros del PRO

05 de febrero, 2019 | 18.43

Dejaron sus lujosas mansiones cercanas a Wall Street y sus sueldos multimillonarios por magros sueldos de funcionarios cuando Mauricio Macri asumió la Presidencia. Para compensar la abrupta diferencia de ingresos, se involucraron en negociados que los beneficiaron personalmente desde sus cargos donde manejaron la economía argentina.

El grueso de este grupo vivió en Greenwich, una selecta localidad de Connecticut ubicada a una hora del centro neoyorquino, donde se codearon con magnates y dueños de los más poderosos fondos buitre.

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Con un perfil bajo, Marcelo Blanco pasó a la posteridad por fracasar en una operación abierta para favorecer a su ex empleador con millones del Estado. Sucedió luego de presidir Nación Fideicomisos, cuando ocupó la Subsecretaría de Coordinación Administrativa en el Ministerio de Energía de Juan José Aranguren.

Blanco
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Intentó consumar en agosto de 2017 la venta de las acciones del Estado en Transener, cuyo posible comprador era Pampa Energía, donde se había desempeñado en cargos directivos. La maniobra fue tan obscena que incluso fue denunciada por el titular de la UCR, Alfredo Cornejo. En mayo de 2018 renunció al Ministerio de Energía “para dedicarle más tiempo a mi familia y a proyectos personales”, pero en agosto volvió a un cargo público como subsecretario de Finanzas de María Eugenia Vidal.

Blanco vivió en la selecta localidad de Greenwich en la calle Knoll Street 18, en una mansión que en 2004 vendió por U$S 2.760.000, de acuerdo a registros verificados por El Destape. Ese mismo año compró otra en Desiree Drive 19 por U$S 4,9 millones. Sin embargo, declaró ante la Oficina Anticorrupción tener $ 34 millones al entrar al Estado, la mitad del precio de la última propiedad, que tampoco figura en su declaración jurada.

Más responsabilidades le otorgó Macri a Pablo Quirno, a quien ubicó en el Ministerio de Finanzas como jefe de gabinete y en el directorio del Banco Central. Fue uno de los culpables de la disparada del dólar y de la inflación descontrolada y se retiró del Estado en septiembre de 2018 junto a su amigo “Toto”.

Quirno
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Antes se había desempeñado como director de fusiones para Latinoamérica de JP Morgan en Nueva York. Entre 2001 y 2005 vivió en el 16 Indian Head Road de Greenwich, propiedad que enajenó por US$ 3.945.000 millones.

Creó y vendió en octubre de 2015 un fondo de inversión, Samson Capital Advisors LLC, que según documentos le engrosó su cartera por U$S 33,5 millones. Pese a esta operación multimillonaria, declaró ante la Oficina Anticorrupción tener sólo $ 2,5 millones de patrimonio.

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En 1998, la sucursal de Nueva York del JP Morgan conoció a Carlos Andrés Rodríguez Lubary. Regresó a Buenos Aires en 2007 como gerente general de la filial hasta que en julio de 2013 el banco lo retiró de vuelta a Estados Unidos tras el escándalo por la detención del ex gerente para América Latina Hernán Arbizu, ya que estuvo imputado en la causa Autopistas del Sol por lavado y fuga.

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Ganaba más de un millón de dólares anuales pero igual asumió en enero de 2017 como gerente de inversiones del Fondo de Garantía de Sustentabilidad, puesto al que renunció en julio de 2018, después de hacerle perder decenas de millones de dólares al FGS. Su jefe, Juan Martín Monge Varela, se retiró el mismo día y desde entonces ANSES no consigue un reemplazo para ponerle la firma al vaciamiento del fondo de los jubilados.

En 2013 había adquirido por U$S 910.000 la unidad 602, que cuenta con 250 metros cuadrados, del complejo en la calle North Ocean Boulevard al 2000, en el vacacional Boca Ratón, Florida. Se desprendió de ella al año siguiente, cuando se la entregó por sólo U$S 10 dólares a la offshore “2000 N Ocean BLVD 602”.

El directorio de esa compañía está compuesto paradójicamente por el propio Rodríguez Lubary, quien figura como Charles Andrew, y su esposa María Fernanda Valdés. Las acciones de esta empresa están blanqueadas en su declaración jurada pero sólo U$S 16, una tasación muy lejana al casi U$S 1 millón que cuesta realmente la propiedad.

El actual secretario de Finanzas, Santiago Bausili, compró junto a María Bausili por U$S 1.895.000 millones una casa con pileta en 25 Linwood Avenue, Greenwich, en 2007, de acuerdo a documentos a los que pudo acceder este medio. No figura en su declaración jurada ante el organismo que ocupa Laura Alonso.

Bausili trabajó en JP Morgan Nueva York, donde llegó a ser vicepresidente, y luego se desempeñó como director de Deutsche Bank en Argentina hasta ingresar en el gobierno. En ese momento dijo tener $ 14,2 millones, que para diciembre de 2017 se multiplicaron a $ 43,4 millones. Generó ese 200% de incremento pese a que entre 2016 y 2017 un departamento de 58 metros cuadrados en Capital Federal pasó de estar valuado en $ 905.000 a $ 0; y un Audi A4 de $ 426.000 a $ 0.

Es el principal responsable del mega endeudamiento del país. Además, el Deutsche Bank, uno de los más importantes colocadores de deuda en la era Cambiemos, le pagó bonos extrasalariales en marzo, mayo y septiembre de 2016 y en mayo de 2017.

Otro de los “golden boys” que tuvo que huir por los visibles fracasos que generó para el Estado fue Vladimiro Werning, ex jefe de asesores del Ministerio de Hacienda y también asesor en la Jefatura de Gabinete.

Tiene una propiedad en Estados Unidos en el 22 Benjamin Street de Greenwich, de 2.023 metros cuadrados, que compró en julio de 2013 por US$ 1, aunque un anterior pase de manos de la propiedad, dos años antes, había sido por U$S 802.400. Werning la declara por $ 15 millones, U$S 1 millón al cambio de diciembre de 2017.

En la misma localidad se hizo acreedor de otra casa, en 5 Sunshine Avenue, con 1.052 metros cuadrados. A esta la compró en 2006 por U$S 1.492.500, que tasó ante la OA por $ 18,7 millones en 2016 pero que desapareció de su formulario al año siguiente.

Werning supo ser director ejecutivo y jefe para América Latina del JP Morgan Nueva York desde 2003 hasta que asumió en el gobierno de Macri, cuando dijo tener $ 50 millones, de los cuales $ 47,8 millones había dejado en el exterior. Renunció el 22 de mayo tras la disparada del dólar.

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El último de los timberos del PRO con mansión estadounidense es el actual jefe de gabinete del Ministerio de Hacienda, Ariel Sigal. Vivió entre 2002 y 2006 en Foster Road al 34, en la localidad de Quogue, Nueva York, un inmueble que vendió por unos sustanciosos U$S 1.925.000 millones.

Fue vicepresidente de JP Morgan Argentina entre 1991 y 1996 y de la filial en Nueva York hasta 1998. En ese momento pasó al Deutsche Bank, donde llegó a ser presidente para Latinoamérica.

Declara dos offshores por más de $ 50 millones cada una y otras dos que valúa en $ 0. Además, tiene dos propiedades en Uruguay: una en Punta del Este y otra en Montevideo. Según su declaración jurada, tiene $ 191 millones, de los cuales $ 127 están en el exterior. Es uno de los mayores responsables de los recortes presupuestarios, el mega endeudamiento y el acuerdo con el FMI.

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