El Gobierno dio el paso más importante para salir del default técnico y arregló en menos de dos meses con los fondos que se mostraban más rígidos en las negociaciones de Nueva York.
Pero los tiempos que manejó Hacienda tuvieron más que ver con el frente interno. Es que después de varios días de perder reservas para mantener un dólar un 20% más caro que a la salida del cepo cambiario, en la Casa Rosada advirtieron que la escalada de precios del verano volvió a tener un nuevo rebrote y, en medio de las paritarias, le pidieron al ministro Alfonso Prat Gay que cierre cuanto antes el capítulo buitre.
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Así, Argentina finalmente les pagará en efectivo a los demandantes más duros casi u $s 5.000 millones y unos u$s 12.000 millones en total a todos los holdouts.
La apuesta es que ahora las empresas, las provincias y hasta las municipios puedan endeudarse para financiarse, aunque el mayor tomador de deuda será el Estado, que de entrada espera una emisión por el mismo monto que tendrá que pagarles a los litigantes.
Las incógnitas son dos: a qué precio se logrará la colocación, en un contexto de suba de tasas global, y los plazos. Este segundo punto es clave en relación a lo que podrá pasar con el tipo de cambio, porque si la entrada de divisas norteamericanas es lenta, al Gobierno le será más difícil mantener el dólar en los niveles actuales.