Por Ezequiel Orlando
Redacción El Destape
@ZetaOrlando
Si bien ya venció la cláusula RUFO, el capítulo buitre sigue abierto. El Gobierno cuenta con el apoyo tácito de los acreedores, que por el momento no han pedido la aceleración de la deuda. Mientras, queda la incógnita de qué ocurrirá en los próximos meses.
Son distintas los análisis en torno al comportamiento del equipo económico. Por un lado, Eugenio Bruno, abogado especialista en negociación de deuda, plantea que un arreglo en el corto plazo seria la mejor situación. Sin embargo, para él la meta debería estar fijada en recuperar un perfil de deuda sustentable. De este modo, bajar el riesgo país tal que se pueda emitir deuda nueva al 5% anual, en vez del 9%, pero sólo para obras de infraestructura y energía. "Debería ser un plan integral que termine con todo el problema", sugiere a El Destape.
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En cambio, el ex secretario de Finanzas Guillermo Nielsen sugiere que el Ejecutivo carece de una mirada integral del tema. Si bien a fines del año pasado veía con un dejo de esperanza el plan del ministro de Economía, Axel Kicillof, para sentarse a dialogar con los especuladores de Elliot Management, el desarrollo de las situaciones llenó de pesimismo al economista que abiertament apoya a Sergio Massa.
Para Nielsen, en el Palacio de Hacienda "bajaron mucho sus objetivos". Afilado, quien participó en la primera reestructuración de la deuda acusa que el Gobierno no negociás porque no tiene objetivos de crecimiento, relanzamiento de la inversión ni visión de mediano plazo. "Acá el fin es durar hasta las PASO", dispara.
Respecto al pedido de aceleración (pago anticipado de la deuda), varios fondos se han declarado interesados en solicitarla, aunque ninguno ha logrado reunir la masa crítica necesaria para ello. Bruno advierte que esta potencial bomba de tiempo hace que corran riesgo los canjes de 2005 y 2010. Esto es porque "para poder retomar los pagos se necesitaria el consentimiento de los tenedores que eventualmente aceleren, quienes van a mostrarse reticentes".
Mientras tanto, quedan sobre la mesa las cartas del juez neoyorquino Thomas Griesa, que aún debe definir la situación de los fondos buitre que quieren sumarse al fallo que obtuvo NML y exigirle a la Argentina el cobro del 100% de los bonos defaulteados que poseen en sus carteras. Estos son los llamados "mee too" que, de resultar favorecidos, agrandarán la mesa con la que el equipo económico deberá negociar.
A su vez, resta que Griesa defina la situacion del pago de los bonos a través del Citibank y que el tribunal londinense resuelva la petición de los eurobondholders. En el campo local descansa el caso Araujo, que se trata del juicio de acreedores europeos en contra del accionar del Banco de Nueva York. Por ahora, varios flancos abiertos pero sin definiciones.