El periodista Carlos Pagni escribió una columna donde realizó una insólita teoría sobre el caos en el final del acto de la CGT, donde un grupo de 100 personas repudiaron a la cúpula sindical y los echaron.
Pagni, en una de sus frases más extravagantes, afirmó: "Fue un Ezeiza farsesco, de geriátrico, en el que también los jóvenes de La Cámpora imitaron a sus abuelos montoneros copando una concentración ajena".
La teoría Pagni
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El conflicto con la CGT tiene otra lógica. Además de la debilidad de un triunvirato dirigido a control remoto, los grandes gremios sufren una fisura. La UOM encabeza, por el deterioro de su actividad, a los que alientan la protesta. Además, allí hay algunas víctimas electorales del oficialismo: "Barba" Gutiérrez fue desplazado en Quilmes por el cocinero Molina; y el anciano Hugo Curto perdió el poder en Tres de Febrero a manos del periodista Diego Valenzuela. Los metalúrgicos, asociados a gremios industriales más pequeños, piden la cabeza del ministro de Producción, Francisco Cabrera, y del secretario de Comercio, Miguel Braun, por las importaciones indiscriminadas. Curiosa coincidencia con los dirigentes de la UIA, que, hace tres semanas, reclamaron esas decapitaciones ante Rogelio Frigerio. Apelaron a la memoria de su abuelo. Conmovedor. Es curioso: Macri sufre protestas por cosas que aún no hizo. Su economía sigue tan cerrada que los consumidores van de compras a países limítrofes. Debería decir, al revés de Néstor: "No miren lo que digo. Miren lo que hago".
"Los Gordos" e independientes (Daer, Cavalieri, Martínez, "Centauro" Rodríguez, "Cloro" Lingieri, Acuña), en cambio, no quieren el conflicto. Por eso cometieron la torpeza de movilizar a descontentos para no anunciar un paro. Comprensible: 12 años de sometimiento les hicieron olvidar las destrezas del oficio. Escenificaron la falta de representatividad que les imputan el kirchnerismo y el trotskismo. Fue un Ezeiza farsesco, de geriátrico, en el que también los jóvenes de La Cámpora imitaron a sus abuelos montoneros copando una concentración ajena. El trío ahora busca que Macri lo rescate del papelón con un encuentro. Difícil. Hasta el Papa se niega a recibirlo. Prefiere hablar con Jorge Triaca.
La manifestación de la CGT encierra una clave electoral. Daer, Schmid y Acuña soñaron volver a ser la "columna vertebral del movimiento". Reorganizar al peronismo y ponerlo a los pies de un líder que enfrente a Macri desde una nueva racionalidad, poskirchnerista. El desastre confirmaría que esa operación es imposible. La polarización es fatal. Es la tesis central de Marcos Peña. Quien obstaculiza a Macri suma, aunque no lo quiera, a Cristina Kirchner. Una lección para Randazzo, que Massa ya aprendió. Desde la pirueta del impuesto a las ganancias perdió, según Aresco, 10 puntos de imagen positiva. Y ganó 10 de negativa. Por eso anteayer se quedó en Tigre a "resolver los problemas de la gente". El espacio de la modernización con rostro humano sigue vacante. Aquí radica la audacia de Vidal: juega a ocupar ese lugar. Un servicio, y un desafío, para Macri.