El médico como profesional lleva en su uniforme, en su andar, en su silencio vacilante, en su gesto práctico un halo de respetabilidad que ninguna terapia alternativa en auge ha logrado aún minar o imitar. El médico es una eminencia. Es el orgullo ¡y la salvación! de alguna genealogía que ahora será un poco más longeva o, al menos, algo más respetable.
La otra cara, sin embargo, la negativa, suele quedar en sombras. Pero es aquella proyección salida de la desconfianza o del temor la que nos brinda oportunidad de burla. La posibilidad cómica se perfecciona a su vez cuando aparece el falso médico como figura literaria, el impostor que diagnostica según la circunstancia, medica a diestra y siniestra y cobra honorarios como para salvarse la vida aunque se trate solo de un dolor de garganta.
Si alguien quisiera multiplicar los efectos de la burla, haría lo que cualquiera: colocar más falsos médicos en escena. Pero Molière es Molière y no solamente un autor de comedias porque si bien hizo lo anterior, también presentó al doble necesario del falso médico: el enfermo imaginario.
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El Grupo Teatral Mester a cargo del profesor José María Bindi nos aproxima a Molière no solo para acercarnos un clásico de la literatura universal sino sobre todo para contagiarnos la risa. La comicidad nos hace dejar a un lado nuestras individualidades, nuestros pretextos para sostener prejuicios malsanos, y nos iguala en su potencia generalizadora. Le devuelve a la risa su centro democrático. Y le devuelve a Molière con su sentido homenaje el afecto que con su obra nos dio.
Ficha técnica
Adaptación y dirección: José María Bindi
Actuaciones: José María Bindi (h), Leandro de Souza Rocha, Francisca Moreno, Gabriela Occhipinti, Mario Ortiz Tartalo, Rubén Pastoriza, Veronica Suarez, Ricardo Torres Nieva
Asistencia de dirección: Rubén Pastoriza
Producción: Constanza Borge, María José Piacenza, Denise Pressacco