La dramática caída del rublo se ralentizaba el miércoles, cuando el Gobierno vendía divisa extranjera para apoyar su moneda tras un descenso del 50 por ciento frente al dólar en lo que va del año.
Las pérdidas eran parcialmente contenidas por los exportadores, que vendían dólares para prepararse a pagar los impuestos mensuales, aunque la caída era menos aguda que en los últimos dos días, cuando la moneda perdió un 20 por ciento contra el dólar.
A las 7, hora argentina, el rublo caía un 1,6 por ciento frente al dólar, a 68,58 rublos por dólar, y retrocedía un 0,3 por ciento frente al euro, a 85,40.
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El rublo ha caído bajo una intensa presión vendedora esta semana, forzando al banco central a elevar sus tasas de interés clave en unos 650 puntos básicos, una decisión apresurada que tuvo poca eficiencia a la hora de apuntalar la moneda.
"Lo que estamos viendo es el resultado de elegir el momento equivocado para reflotar el rublo", dijeron analistas de Bank Zenit en Moscú en una nota tras la decisión tomada por el banco central el mes pasado.
Comparándolo con la crisis financiera mundial de 2008/09, escribieron: "En contraste con la situación de 2008/09, el mercado no está seguro de que el Banco Central saldrá a defender el rublo a un precio firme".
La situación supone un importante desafío para el presidente Vladimir Putin, cuya popularidad, basada en parte en proporcionar estabilidad y prosperidad, está en riesgo por la caída del rublo, que está dañando la credibilidad de Rusia entre los inversores.
Los inversores esperan una acción más contundente del Gobierno para estabilizar el mercado cambiario, que ha visto la mayor volatilidad intradía desde 1998 en los últimos días, llevando también a un aumento de la demanda de dólares entre los rusos.
Putin tiene previsto dar una habitual rueda de prensa de fin de año el jueves, cuando afrontaría diversos temas, entre ellos el declive del rublo.