Por Lorena Hak
Redacción El Destape
lhak@eldetapeweb.com
El mercado colaborativo global de bienes y servicios movilizó u$s3500 millones en 2013. Un dato que resulta estimulante si se toma en cuenta que este modelo se presenta como sustentable desde el punto de vista económico y social. "Los coworking son multiplicadores de emprendimientos, que permiten que confluya el talento, los insumos y los costos, y asimismo que se compartan las ganancias. Tiene sentido desde varios matices", dijo a El Destape la socia fundadora de NETI Makerspace, Mara Provenzano.
El primer coworking se creó en San Francisco (Estados Unidos) en 2006. En ese año había 30 en el mundo. Ahora son 5.000 los repartidos entre todos los países. "La economía colaborativa es lo más difundido a nivel mundial, sin embargo es nuevo y tiene mucho para crecer", aseveró a El Destape el socio gerente de Areatres, Martin Frankel.
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Una de las áreas importantes de este modelo es el coworking (cotrabajo o trabajo en cooperación), una alternativa que permite a profesionales independientes, emprendedores y pymes de diferentes sectores compartir un mismo espacio, tanto físico como virtual, para desarrollar sus proyectos profesionales de manera independiente, a la vez que fomentan proyectos conjuntos. Los espacios de coworking permiten acceder a tecnologías, servicios e información sin invertir grandes sumas de dinero.
Lo cierto es que este modelo necesita una nueva mentalidad empresarial, que considere que compartir y colaborar es preferible a la propiedad individual y la competición, y que priorice la eficiencia de recursos. Pese a que en Argentina implica un gran potencial, sigue siendo una práctica minoritaria. Lo importante es saber que estas empresas existen y que pueden brindar una solución para el consumidor.
La explosión del consumo colaborativo en el mundo se traduce en que se comparten autos, alojamiento, habilidades a través de la web, lo cual necesita la confianza y el "capital de reputación" para poder funcionar, tal como lo señaló Rachel Botsman, especialista en consumo colaborativo, en una charla TED.
Por ejemplo, Airbnb (una plataforma de mercado comunitario de alojamiento) tiene un valor de 13.000 millones de dólares. "Está matando al negocio hotelero", advirtió Frankel. La cadena de hoteles Hilton, por caso, está valuada en 2.000 millones de dólares, casi seis veces menos, pero con una incomparable inversión alrededor del mundo. "Lo mismo sucede con Uber, que está destruyendo a la industria de los taxis", graficó el director de Areatres, uno de los coworking más grandes del país.
Ese modelo está destinado a trabajadores digitales, cuya herramienta central es la computadora, y sobre todo internet. "El negocio y tu mercado es el mundo. No hay fronteras", dijo Frankel. Por eso, el feedback es fundamental para el funcionamiento de este sistema.
Pero el intercambio no se basa sólo en el cliente. "El coworking se trata de espacios físicos que comparten emprendedores, donde se da una conexión, un accidente productivo. Ahí hay valor agregado, pero la gran diferencia para que funcione es la confianza en los miembros. No tienen inversión, pero sí herramientas que comparten para poder crecer", señaló Frankel.
Aunque en Argentina aún no está plenamente evolucionado, el país"tiene un ecosistema muy grande de emprendedores, y nosotros somos el ejemplo de que se puede crecer mucho más", agregó Frankel.
Hay cuatro espacios de coworking que se abrieron por día en el mundo al año pasado, según la revista Forbes. La ventaja más valorizada es con la gente que se van a encontrar, y a partir de ahí, "qué nuevo negocio van a hacer. Hay mucho talento en esos espacios", siguió Frankel.
"Argentina exporta más software que carne en este momento. Pero también el hardware libre permite desarrollar productos de wearable technology (tecnología usable), que podríamos diseñarlos en argentina y que las patentes queden acá", se entusiasmó Provenzano.
Para eso, la emprendedora desarrolla en el país un "coworking maker", destinado a trabajadores centrados "en el hacer", cuyas herramientas centrales son las impresoras 3D, las cortadoras laser, los router, y todo tipo de máquinas y herramientas. "Lo que se produce puede alcanzar para todos. No se necesita comprar la máquina, sino compartirla con otras personas. Ese es el sentido, a los maker space les va muy bien económicamente, y tienen un perfil ecológico y sustentable", aseguró Provenzano.
Como multiplicadores de emprendimientos, los maker spaces resultan costosos aún, "pero es una oportunidad de mercado, porque funcionan. En estados Unidos ya hay 500", dijo la socia fundadora de NETI (No Está Todo Inventado).
Las ventajas para el crecimiento económico sustentable son innegables. El nuevo modelo permite acceder a tecnología, bienes y servicios de manera sostenible, ya que las mismas dificultades y las mismas expectativas confluyen de manera combinada. Por supuesto que el financiamiento colectivo es parte de esta alternativa como una herramienta que antes no existía, aunque en Argentina no está extendido. No obstante, en Estados Unidos las grandes corporaciones toman ventaja de estas cuestiones, como por ejemplo la revista Time, Volkswagen, o Intel que sponsoreó a Techshop, según la revista Forbes.