Es secretario adjunto de la Asociación Latinoamericana de Derecho Penal y Criminología y presidente del Comité de Jóvenes Penalistas de la Asociación Internacional de Derecho Penal. No militó en La Cámpora y nunca fue a una reunión de Justicia Legítima, pero lo sindicaron como parte de ambas organizaciones. A pesar que de concretarse su designación se convertiría en el ministro de la Corte Suprema de Justicia más joven de la historia argentina -puesto que pertenece hoy a Julio Oyhanarte, nombrado por primera vez en ese cargo a instancias del ex presidente Arturo Frondizi cuando tenía 37 años-, Roberto Manuel Carlés habla pausado y mantiene la calma. Al día siguiente de haber respondido las 78 preguntas de los senadores en la audiencia pública que tuvo lugar en la Comisión de Acuerdos de la Cámara alta y con un difícil, pero no imposible panorama en la votación que se llevará a cabo el 15 de abril, este jurista de 33 años atendió en exclusiva a El Destape y habló de sus propuestas en caso que su pliego fuese aprobado. Aseguró que "la polémica garantismo - mano dura es falsa", explicó por qué cree que los jueces tienen que pagar ganancias y su postura en contra del carácter vitalicio de los magistrados que integran el máximo tribunal. Además, ironizó sobre las declaraciones de Sergio Massa, que había prometido "dejar la vida" para que Carlés no sea designado: "En una época era la vida por Perón o por Mao. Ahora es la vida para que Carlés no sea juez de la Corte. Cada uno tiene la causa que puede sostener".
¿Qué evaluación hace de la audiencia en el senado?
Muy positiva. Nosotros hasta hace no muchos años no estábamos acostumbrados a este tipo de procedimientos, los jueces eran elegidos a dedo por el Presidente de la República y se decidía su suerte en una reunión de acuerdos que era secreta y no se sabía lo que se trataba. Fue una oportunidad para que se me hicieran todas las preguntas que me querían hacer y no sólo los senadores, porque se leyeron también todas las que presentaron las ONG por ejemplo.
¿Fue atípica?
Lo que tuvo de atípica fue la cantidad de preguntas que se hicieron y el tenor examinatorio que tuvo en algunos momentos. Y está muy bien que así sea. En algunos otros casos hubo se han centrado en cuestiones patrimoniales, que en mi caso no había patrimonio que poner en tela de juicio (ríe). Fue un examen de más de 70 preguntas de derecho.
Respecto a lo del patrimonio, un diario lo acusó hace poco de lo que usted denominó "empobrecimiento lícito", porque tenía una mora con un banco privado, ¿cómo recibió esa nota, ya que esa situación derivó de un tema personal?
Me disgustó, porque mi mamá murió hace tres meses y yo estoy pagando mes tras mes deudas que he contraído de forma absolutamente normal. Cualquier persona que tiene una necesidad, necesita recurrir a alguien y recurre a un banco. Y estoy pagando la deuda. De hecho en la misma nota se informa que no es una morosidad incobrable ni mucho menos. Me pareció algo innecesario.
¿Es cierto que Francisco lo acompañó en el proceso que siguió a la muerte de su madre?
Mucho. Llamándome a mí, a amigos en común para saber como estaba. Los que han pasado por estas cosas saben que son procesos en los que a veces hay pequeños cambios con los que uno va evolucionando junto al enfermo y en cada una de estas cosas estuvo presente.
¿Por qué cree que algunos quieren poner en duda su relación con el Papa?
Porque evidentemente hay mucha gente que cree que estar cerca del Papa es una ventaja usufructuable en términos políticos o de visibilidad pública. Es negar algo que creen que puede llegar a ser beneficioso para mí o mi postulación. Creo que debería ser irrelevante. Si hay algo que debería considerarse es si por ser amigo de una persona tan influyente uno puede estar influido. Y quienes conocen mis opiniones sobre los temas controversiales -matrimonio igualitario, adopción de parejas gay, despenalización del aborto- he dado mi postura.
Si bien el Frente Renovador no tiene senadores, en la audiencia estuvo la suegra de Sergio Massa, Marcela Durrieu, con algunos militantes más expresándose en contra de su candidatura a la Corte, ¿cómo lo tomó?
Como parte de la campaña política.
Hace unos días Massa dijo que iba a dar la vida para que usted no ocupe el lugar en la Corte Suprema.
Bueno, en una época era la vida por Perón o por Mao. Ahora es la vida para que Carlés no sea juez de la Corte. Cada uno tiene la causa que puede sostener. Yo con Sergio Massa no tengo ningún problema personal, creo que me ataca a mí porque ya no tiene a Zaffaroni. Yo no soy Zaffaroni, tengo un pensamiento autónomo. Si quiere hablar de derecho penal estoy dispuesto a sentarme con él cuando guste.
¿Cuál es su relación con Zaffaroni?
Es un referente, ha sido mi director de tesis en dos oportunidades, influyó en mi formación sobre todo porque tiene una visión humanista del derecho. Después acuerdo en muchas cosas y en otras no, porque tengo pensamiento propio. Cuando dos personas piensan lo mismo es porque una de las dos no están pensando.
A ustedes los han acusado de abolicionistas.
El abolicionismo propone la supresión del sistema penal. Dentro del garantismo hay muchas corrientes: hay quienes interpretan las garantías que están en la Constitución de un modo más restrictivo, de uno más amplio, de un modo maximalista. Me considero un defensor del Derecho dentro de los márgenes de la Constitución. Para todo: penal, laboral, privado, el que sea. La polémica garantismo - mano dura es falsa, porque pretende mostrar que detrás del debate acerca de la mayor dureza o flexibilidad de la ley penal se pueden tener mayores o menores niveles de seguridad. Y no pasa por ahí. Podemos discutir en todo caso qué nivel de represión del delito queremos tener. Ese es un debate absolutamente legítimo, pero hay que desvincularlo del de la seguridad.
¿Qué puede hacer la Corte con un tema indisimulable, pero que prácticamente no está en agenda como las torturas en las cárceles a los privados de su libertad?
Ha hecho por ejemplo en la detención de presos en comisarías con el caso Verbitsky, incluso fomentando instancias de monitoreo. Cuando se dan ese tipo de órdenes a otros poderes públicos hay que asegurar que se puedan ejecutar. En los últimos años se ha avanzado bastante en materia de prevención. Tenemos una Procuración Penitenciaria que hace muy bien su tarea, comisiones de prevención de la tortura en distintas provincias, observatorios varios. El problema que veo es que los agentes de estos organismos muchas veces no tienen la potestad para ir y entrar a una unidad sin tener que encontrarse con obstáculos ni problemas.
Usted tiene dos inquietudes que no deben ser bien recibidas en el Poder Judicial. Una, que los jueces deben pagar Ganancias. ¿Por qué?
En el caso del impuesto a las ganancias se trata de cumplir la ley. La ley en algún momento eximió a los jueces, luego esa exención se eliminó y la Corte la restableció mediante una acordada en el año '96 que luego fue ratificada. Y es un privilegio inadmisible violatorio del principio de igualdad que parte de una interpretación perversa del principio mal llamado de intangibilidad del salario de los jueces que en realidad es de irreductibilidad que significa que no pueden sufrir merma. Ahora, si hay una disminución producto de un impuesto que se impone en forma general a todos los ciudadanos y eximimos a los jueces con el mismo argumento podemos eximirlos de pagar ABL, la patente del auto o cualquier cosa que implique una disminución salarial.
-El otro punto es que usted se ha manifestado en contra del carácter vitalicio de los jueces en la Corte, ¿a qué se debe?
-Nuestra organización institucional parte de un sistema republicano. En una República los cargos vitalicios son difíciles de admitir. Un miembro de la Corte es, además de integrante del máximo tribunal que tiene la última palabra sobre la Constitución, el titular o cotitular de la cabeza de uno de los tres poderes del Estado y eso no puede ser vitalicio, necesariamente tiene que tener un límite.
¿Cómo interpreta el enfrentamiento entre el Gobierno y un sector del Poder Judicial?
Creo que en los últimos años y sobre todo en los últimos meses, a partir de las reformas que ha intentado el Gobierno o de debates que se han dado con casos concretos en los que ha habido críticas recíprocas entre exponentes de los dos poderes se ha explicitado una tensión que viene de mucho tiempo atrás y que en algunos casos obedece a cuestiones coyunturales políticas y en otros expresa viejas tensiones de viejos debates que se daban en el seno del Poder Judicial y que hoy se han visibilizado, cristalizado en un mayor activismo de parte de los funcionarios involucrándose y eso me parece sumamente positivo.
¿Existe un Partido Judicial?
No, hablar de Partido Judicial es homogeneizar demasiado un universo muy complejo como es el del Poder Judicial, con tantos fueros y personas con visiones tan distintas.
El titular de la CSJN, Ricardo Lorenzetti, ha recibido muchas críticas sobre el manejo del tribunal, ¿cuál es su opinión?
Conozco las críticas, no me consta que el manejo sea como se dice. Creo que Lorenzetti ha tenido el honor en estos años de presidir la mejor Corte Suprema que ha tenido la historia argentina.