La aparición de murciélagos infectados con rabia en el barrio porteño de San Nicolás alertó a diversos vecinos y a partir de esto, personal del Instituto Pasteur inició una campaña puerta a puerta para explicarles a los vecinos qué deben hacer para prevenirse y cómo deben actuar en el supuesto caso de hallar uno de estos animales.
Una de las cosas más importantes que hay que saber es que si bien los casos de rabia están controlados en la Ciudad de Buenos Aires, la enfermedad no está erradicada. Esto es algo fundamental para entender la importancia, por ejemplo, de la vacunación de perros y gatos.
Las últimas estadísticas, durante el 2018 se detectaron más de 15 casos positivos en el Instituto Pasteur aunque se cree que hay muchos más. “El problema es que la gente no los reporta”, informó el personal especializado a Clarín. En 2017 los casos habían sido seis y aunque las cifras pueden variar, lo cierto es que el 5% de los ejemplares analizados tiene rabia.
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El director del Instituto Pasteur, Oscar Lencinas, si bien insiste en que no hay que demonizarlos porque son beneficiosos – comen insectos -, explica que son un riesgo si están enfermos.
La rabia los afecta en el momento en que atraviesan una situación de estrés, como una pelea con otro macho en época de reproducción o la eliminación de su hábitat -una demolición de una casa, por ejemplo-. También puede activarse por un parásito. Las defensas bajan, el virus aparece y compromete el sistema nervioso. Entonces, pierden la noción del tiempo, empiezan a volar de día y como la rabia los debilita los músculos de las alas caen vivos al piso. Es entonces, dice Lencinas, cuando hay que evitar el contagio.
Al murciélago caído no hay que tocarlo. Se lo debe cubrir con un balde o caja y evitar que gatos y perros se le acerquen. “El gato tiende a cazarlo y el perro a olerlo una vez que está en el piso. En el contacto, el murciélago los puede morder y les transmite por saliva el virus”, detalla Lencinas. Por eso, insiste con que se debe vacunar a perros y gatos contra la rabia una vez al año y durante toda su vida.
Si la persona no pudo evitar el contacto con el murciélago, y sin importar la gravedad de la herida, se recomienda lavar la lesión con agua y jabón, no usar alcohol e ir de inmediato al Hospital Durand. Y alertan que sin vacunación ni tratamiento posterior, es inevitable la muerte.