Este 2020 tiene la particularidad de contar con 29 días en febrero, en lo que todos conocemos como año bisiesto. Sin embargo, este puede ser el último con estas características debido al diseño de un nuevo formato de año que cada vez gana más adeptos.
Los calendarios vigentes están ligeramente fuera de sincronización ya que el planeta Tierra completa su ciclo de 939 millones de kilómetros alrededor del sol en 365 días, 5 horas, 48 minutos y 46 segundos. Los años bisiestos están diseñados para compensar ese exceso de tiempo.
Dos académicos de la Universidad de Johns Hopkins, Baltimore, Maryland, Estados Unidos, buscan reemplazar el actual sistema con una nueva versión: el calendario de Hanke-Henry, por los apellidos de los creadores, que dura 364 días. Su principal característica es que el año siempre comenzaría un lunes. Por este motivo, las personas cumplirían años siempre el mismo día de la semana y Navidad sería siempre un día domingo.
Así es como febrero tendría siempre 30 días, al igual que enero, abril, mayo, julio, agosto, octubre y noviembre. Por su parte marzo, junio, septiembre y diciembre tendrían 31 días. No existirían más los años bisiestos. Sin embargo, “cada cinco o seis años tendríamos una semana extra al final del año para festejar”.
"El calendario gregoriano fue creado por astrónomos, personas que sabían lo que estaban haciendo, y es muy preciso. Ese es el problema. No necesitamos un calendario terriblemente preciso. Lo que necesitamos es un calendario que sea adecuado para que los seres humanos ordenen sus vidas”, sostuvo Henry, uno de los creadores del nuevo calendario.
Con la ayuda y los conocimientos específicos del economista Steve H. Hanke, ambos académicos analizaron las implicaciones financieras de contar con un calendario de 364 días. Según calcularon, los costos iniciales de emprender el cambio serían menores que el ajuste del año 2000, que fue de 100 mil millones de dólares.